Bombas de mecha corta en las fronteras
Hace un mes, para efectos de la crisis de seguridad pública, el secretario del ramo declaró en Michoacán que México vive un estado de emergencia nacional.
Ayer, la secretaría responsable de la política interior, Gobernación, reconoció que México vive una emergencia migratoria.
Ambos pronunciamientos tienen relación directa con la Seguridad Nacional.
Para poner en orden la casa, el gobierno federal ha aceptado movilizar hacia la frontera sur seis mil activos de la Guardia Nacional (GN).
Se afirma por voceros gubernamentales que, para darle acción inmediata a la nueva corporación y en tanto se recluta personal para capacitar -más de 50 mil elementos-, se echará mano “al pie veterano” formado por militares, marinos y agentes de otras fuerzas federales.
Si aquellos son ex miembros del Ejército y de la Marina Armada de México, nos enfrentamos a la hipótesis de la militarización de la frontera sur, tal y como el gobierno de los Estados Unidos lo ha hecho con su frontera con México.
Otra responsabilidad más al canciller Marcelo Ebrard
Lo que no cuadra en esa compulsiva estrategia es que, si se pretende que la GN tenga mando civil, no se contrate a profesionales especializados en Inteligencia y operaciones punitivas contra el crimen, organizado o común.
Al conocerse las respuestas del gobierno mexicano a las exigencias de la Casa Blanca en esa espinosa y espeluznante materia, el pasado martes se anunció que el canciller Marcelo Ebrard ha sido responsabilizado de coordinar un equipo especial con la consigna de frenar los flujos migratorios provenientes de Centroamérica.
De ese equipo especial se excluyen a la Secretaría de Gobernación y al Instituto Nacional de Migración. El mando efectivo quedaría en manos del comandante de la 36 Zona Militar de Tapachula, Chiapas, estado fronterizo con Guatemala.
Si Ebrard no posee el don de la ubicuidad y tiene una grave misión que cumplir en el sur de la República, ¿quién se hará cargo de la agenda pendiente con el gobierno de Donald Trump, quien espera resultados tangibles a sus reclamos en un primer plazo de 45 días, para lo cual se requiere la presencia del canciller en Washington?
Gobiernos norteños, impotentes ante la crisis
La vista está puesta directamente en la frontera sur. Pero los gobiernos de los estados del norte mexicano se declaran agobiados, logística y presupuestalmente, para satisfacer las necesidades de miles de migrantes que han sido expulsados de los Estados Unidos para que esperen en la línea fronteriza del lado mexicano la resolución a sus solicitudes de asilo en el vecino país.
No se ve que México esté siendo necesariamente encerrado en el círculo vicioso migración-deportación, sino en un territorio minado cuyas bombas son, literalmente, de mecha corta. No se puede esperar hasta enero de 2021 para replantear una diplomacia de otro estilo frente al acelerado gobierno estadunidense. Esta es la gran cuestión.
Mouris Salloum George
Mouris Salloum George: Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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