Brasil: La diplomacia de Jair Bolsonaro

En su cada vez más acelerada avalancha de mentiras delirantes, el ultraderechista presidente Jais Bolsonaro (foto) reitera que la imagen de Brasil en el exterior está “intacta” y que su persona tiene tránsito libre entre mandatarios de los más distintos matices.

Pues ahora mismo, en otra de sus demostraciones de grosería ilimitada y de su concepto tan particular de lo que es diplomacia, Bolsonaro canceló una invitación para reunirse este lunes con el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa, creando otro incidente diplomático.

Insólito y grave

Que un mandatario anule una invitación oficial a otro mandatario ya sería algo insólito y grave. En este caso específico, la razón no hace más que enturbiar de manera contundente el escenario.

En 2022 se conmemoran los doscientos años de la independencia de Brasil del reino de Portugal. Una serie de actos fueron programados para celebrar la fecha, y uno de ellos es precisamente la visita del presidente portugués a Brasil, que culminaría con la reunión suspendida.

La razón de la irritación de Bolsonaro: el presidente portugués tendrá este domingo una reunión con el ex presidente Lula da Silva.

A tiempo: también habrá un encuentro con el expresidente Michel Temer, y el equipo del mandatario lusitano informó que intentaba otro encuentro con el también expresidente Fernando Henrique Cardoso.

Imposible de entender

Pero para Bolsonaro, reunirse con Lula, que lo supera ampliamente en los sondeos relacionados a las elecciones presidenciales de octubre, sonó a algo irremediablemente inaceptable. Es imposible, para él, entender que el encuentro se daría con un expresidente y no con el candidato que debería, acorde a las encuestas, derrotarlo en las urnas.

No es el primer incidente provocado por Bolsonaro con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, quien es jefe de de Estado en su país (el jefe de gobierno es el primer-ministro socialista Antonio Costa; precisamente por ser socialista, nunca hubo un encuentro suyo con el ultraderechista brasileño).

En julio del año pasado Rebelo de Sousa y su equipo tuvieron una reunión con Bolsonaro en Brasilia.

La pandemia estaba en el auge. Mientras los portugueses usaban mascarillas, Bolsonaro – crítico de medidas de protección contra lo que en un primer momento calificó de “gripecita” – y sus asesores aparecieron de cara descubierta.

Luego de la reunión, los visitantes no ocultaron a los medios de comunicación su malestar por la secuencia de chistes especialmente groseros proferidos por Bolsonaro.

Fue la primera demostración que tuvieron de la delicada concepción que el desequilibrado mandatario brasileño tiene de “diplomacia”.

Eric Nepomuceno

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