Capitalismo global, «Gobierno mundial» y la crisis del coronavirus
Cuando la mentira se convierte en verdad, no hay vuelta atrás
“En los Consejos de gobierno, debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, tanto solicitada como no solicitada, del complejo militar industrial.
El potencial para el aumento desastroso del poder fuera de lugar existe y persistirá” (presidente Dwight D. Eisenhower, 17 de enero de 1961).
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El mundo está siendo engañado sobre las causas y consecuencias de la crisis de COVID-19.
La crisis está marcada por una «emergencia» de salud pública bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se utiliza como pretexto y justificación para desencadenar un proceso mundial de reestructuración económica, social y política.
Es ingeniería social. Los gobiernos son presionados para extender el confinamiento, a pesar de sus devastadoras consecuencias económicas y sociales.
Lo que está ocurriendo no tiene precedentes en la historia mundial.
Científicos de prestigio apoyan el confinamiento sin chistar, lo presentan como «solución» ante una emergencia de salud global.
Existe bastante documentación que demuestra que las estimaciones sobre la enfermedad COVID-19, incluida la mortalidad, son muy manipuladas.
La gente está obedeciendo a sus gobiernos. ¿Por qué razón? ¿Por miedo?
¿Causas versus soluciones?
De forma inevitable, el cierre de las economías nacionales llevado a cabo en todo el mundo provocará pobreza, desempleo masivo y mortalidad. Se trata de un acto de guerra económica.
Fase uno: Guerra comercial contra China
El 30 de enero de 2020, el director general de la OMS determinó que el brote de coronavirus representaba una “Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional” (PHEIC, por sus siglas en inglés). La decisión se tomó con base en 150 casos confirmados fuera de China, los primeros casos de transmisión de persona a persona: 6 casos en Estados Unidos, 3 casos en Canadá, 2 en el Reino Unido.
El director general de la OMS contó con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates, Big Pharma y el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). La decisión de la OMS de declarar una emergencia mundial se tomó al margen del Foro Económico Mundial realizado en Davos, Suiza (21-24 de enero).
Un día después (31 de enero) del lanzamiento de la “emergencia global” de la OMS, la administración Trump anunció que impediría el ingreso de ciudadanos extranjeros «que hayan viajado a China durante los últimos 14 días». De forma súbita, se provocó una crisis en el transporte aéreo, el comercio entre China y Estados Unidos, así como en la industria turística. Italia hizo lo mismo, el 31 de enero canceló todos los vuelos a China.
La primera fase estuvo acompañada por la interrupción de las relaciones comerciales con China, y el cierre parcial del sector manufacturero orientado a la exportación.
Inmediatamente se lanzó una campaña contra China y los grupos étnicos chinos. The Economist informó que:
«El coronavirus propaga el racismo contra y entre los grupos étnicos chinos»
«La comunidad china de Gran Bretaña enfrenta racismo por el brote de coronavirus»
Según SCMP (South China Morning Post):
“Las comunidades chinas en el extranjero se enfrentan cada vez más al abuso y la discriminación racistas en medio del brote de coronavirus. Algunas personas de grupos étnicos chinos que viven en el Reino Unido dicen que enfrentaron hostilidad creciente debido al virus mortal que se originó en China».
Y este mismo fenómeno está sucediendo a lo largo y ancho de Estados Unidos.
Fase dos: Colapso financiero, el miedo y la manipulación de la bolsa de valores como punta de lanza
A lo largo de febrero, se desarrolló una crisis financiera global que terminó con el colapso dramático de los títulos de la bolsa de valores, y una importante disminución de los precios internacionales del petróleo crudo.
Este colapso fue manipulado. Gracias a información privilegiada y conocimiento previo. La campaña de miedo desempeñó un papel clave en el derrumbe del mercado de valores. En febrero, aproximadamente 6 billones de dólares se esfumaron de los mercados bursátiles en todo el mundo. Se han producido pérdidas masivas de los ahorros personales (por ejemplo, de los estadounidenses de a pie) sin mencionar desplomes y quiebras de empresas. Fue una bonanza que aprovecharon los especuladores institucionales, incluidos los fondos de cobertura corporativos. Así, la crisis financiera propició la transferencia de riqueza monetaria a los bolsillos de un puñado de instituciones financieras.
Fase tres: Encierro, confinamiento, cierre de la economía global
El colapso financiero de febrero fue seguido de un encierro, a principios de marzo. El encierro y el confinamiento apoyados por la ingeniería social han sido fundamentales en la reestructuración de la economía global. Aplicado en un gran número de países casi de forma simultánea, el encierro ha llevado al cierre de la economía nacional, junto con la desestabilización de las actividades comerciales, de transporte y de inversión.
La pandemia constituye un acto de guerra económica contra la Humanidad que ha derivado en más pobreza y desempleo en escala global.
Los políticos mienten. Ni el confinamiento ni el cierre de las economías nacionales son soluciones a la crisis de salud pública.
¿Quién controla a los políticos?
¿Por qué mienten los políticos?
Son instrumentos políticos del “establishment” financiero, incluidos los «filántropos multimillonarios». Su tarea no es otra que llevar adelante el proyecto de reestructuración que consiste en congelar la actividad económica en todo el mundo.
Por ejemplo, en el caso de los demócratas en Estados Unidos, están muy preocupados por la reapertura de la economía de cara a la campaña electoral de 2020. Esta oposición a la reapertura de las economías nacionales y mundial está apoyada por el “gran dinero” (‘Big Money’).
¿Es oportunismo o estupidez? En las principales regiones del mundo, los políticos han recibido instrucciones de poderosos intereses financieros para mantener el confinamiento y evitar la reapertura de la economía.
Se mantiene la campaña de miedo. Se exige cumplir el distanciamiento social. La economía está cerrada. Se imponen medidas totalitarias. De acuerdo con el Dr. Pascal Sacré:
… En algunos países, los pacientes pueden abandonar el hospital al aceptar usar un brazalete electrónico. Esta es solo una muestra de todas las medidas totalitarias planificadas o incluso ya decididas por nuestros gobiernos por la crisis del coronavirus. Va mucho más allá, es ilimitado y afecta a una buena parte del mundo, si no es que al mundo entero.
Los «instintos de pastoreo» de los políticos
¿Acaso los gobiernos corruptos se están comportando como verdaderos «perros policía» con «instintos de pastoreo» que van tras sus ovejas?
¿»La manada» está tan asustada que no tiene otra alternativa que ir tras su «gobierno»?
La analogía puede parecer simplista, pero los psicólogos la consideran relevante.
“Algunas razas de perros [políticos corruptos] tienen instintos de pastoreo que se pueden desarrollar con capacitación y estímulo [sobornos] adecuados… enseñe a su perro [poder político] la obediencia básica y vea si [él, ella] muestra habilidades de pastoreo…Siempre busque un entrenador que utilice métodos de entrenamiento basados en recompensas [sobornos, ganancias personales, apoyo político, acceso a altos cargos]” (Cómo enseñar a su perro a reunir en manada)
Pero hay otro aspecto. Los políticos en altos cargos responsables de «convencer a su rebaño» en realidad creen en las mentiras que les imponen autoridades superiores.
La mentira se convierte en verdad. Los políticos respaldan el consenso, llevan adelante la «ingeniería social», creen en sus propias mentiras.
No es una epidemia, es una operación
El Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, (lapsus) admite abiertamente en una declaración un tanto contradictoria que el COVID-19 es un «ejercicio en vivo», una «operación»:
«No se trata de represalias…Este caso está avanzando: estamos en un ejercicio en vivo para hacer esto bien”
A lo que el presidente Trump respondió: «Nos lo deberías haber dicho».
Estas palabras pasarán a la historia.
Geopolítica
No nos hagamos ilusiones, estamos ante una operación planificada cuidadosamente. No hay nada de espontáneo o accidental. La recesión económica ha sido orquestada en los planos nacional y mundial. Al mismo tiempo, esta crisis forma parte de la planificación militar y de inteligencia de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tiene la intención no solamente de debilitar a China, Rusia e Irán, también busca desestabilizar el tejido económico de la Unión Europea.
«Gobernanza mundial»
Nos encontramos en una nueva etapa en la evolución del capitalismo global. Un sistema de «gobernanza mundial» controlado por poderosos intereses financieros, incluidas las fundaciones corporativas y los centros de pensamiento (‘think tanks’) de Washington, que supervisan la toma de decisiones en los planos nacional y global. Los gobiernos nacionales están subordinados a esta «gobernanza global». El concepto de “Gobierno mundial” fue planteado por el fallecido David Rockefeller en la reunión del Club Bilderberg, en Baden, Alemania, en junio de 1991:
“Agradecemos a The Washington Post, The New York Times, la revista Time y otras excelentes publicaciones cuyos directores han asistido a nuestras reuniones y respetado sus promesas de discreción durante casi 40 años… Hubiera sido imposible para nosotros desarrollar nuestro plan para el mundo si hubiéramos estado expuestos a los reflectores mediáticos durante estos años. Pero el mundo ahora es más sofisticado y está preparado para ir hacia un gobierno mundial. La soberanía supranacional encabezada por una élite intelectual y banqueros mundiales seguramente es preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados«. (Citado por Aspen Times, 15 de agosto de 2011, énfasis añadido).
En sus memorias, David Rockefeller afirma:
“Hay quienes incluso creen que somos parte de una camarilla secreta que trabaja en contra de los mejores intereses de Estados Unidos, caracterizándome a mi familia y a mí como ‘internacionalistas’ y de conspirar con otros alrededor del mundo para construir una estructura política y económica global más integrada, un solo mundo. Si ese es el cargo, me declaro culpable y estoy orgulloso de ello”. (Ibidem).
El escenario de gobernanza global impone una agenda totalitaria de ingeniería social y sometimiento económico. Constituye una extensión del marco político neoliberal impuesto tanto a los países en desarrollo como a los desarrollados. Consiste en eliminar la «autodeterminación nacional» y construir una red mundial de regímenes pro-estadounidenses controlados por una «soberanía supranacional» (un Gobierno mundial) compuesta por instituciones financieras, multimillonarios y sus fundaciones filantrópicas.
Los “Escenarios para el futuro de la tecnología y el área de desarrollo internacional” de la Fundación Rockefeller (2010), producidos junto con la Red Global de Monitoreo de Negocios, ya habían esbozado las características de este tipo de gobernanza y las acciones a seguir en relación con una pandemia global. La Fundación Rockefeller propone la planificación de escenarios como un medio para llevar adelante la «gobernanza mundial».
El informe prevé (p. 18) la simulación de un escenario de ‘Lock Step’ que incluye una cepa de un virus de influenza global:
“‘LOCK STEP’: Un mundo de control gubernamental de arriba para abajo, más estricto y con un liderazgo más autoritario, con innovación limitada y un creciente rechazo de los ciudadanos. En 2012, la pandemia que el mundo había anticipado durante años finalmente llegó. A diferencia del H1N1 de 2009, esta nueva cepa de influenza, originada en gansos salvajes, era extremadamente virulenta y mortal. Incluso las naciones mejor preparadas frente a una pandemia se vieron abrumadas rápidamente cuando el virus se extendió por todo el mundo, infectando a casi un 20% de la población mundial y matando a 8 millones en apenas siete meses”.
Cabe destacar que este ejercicio simulación se preparó un año después de la pandemia de gripe porcina H1N1 de 2009, revelada como una contingencia completamente corrupta bajo los auspicios de la OMS, en colaboración con Big Pharma, que desarrolló un programa multimillonario de vacunación.
«Gobierno mundial»
Las instrucciones a seguir se transmiten a los gobiernos nacionales de todo el mundo. La campaña del miedo juega un papel crucial en la construcción de esta aceptación y sumisión social ante una «soberanía supranacional encabezada por una élite intelectual y de banqueros».
La gobernanza mundial establece un consenso que luego se impone a los gobiernos nacionales «soberanos» en todo el mundo, descrito por David Rockefeller como «autodeterminación nacional practicada en siglos anteriores». En esencia, es un «cambio de régimen» bajo otras formas…
Miles de políticos y funcionarios deben ser convencidos y / o sobornados para que esta operación tenga éxito. Es una forma sutil de «torcerles el brazo» (respetando el «distanciamiento social»).
La idea de cerrar la economía mundial con el objetivo de «salvar vidas» no solamente se ha aceptado como un medio para combatir el virus, sino que se ha apoyado en la desinformación y la campaña de miedo a cargo de los medios de comunicación.
La gente no cuestiona este consenso, un consenso que raya en lo absurdo.
Capitalismo global y «panorama económico»
La crisis redefine la estructura del panorama económico mundial. Desestabiliza a las pequeñas y medianas empresas en todo el mundo, precipita a sectores completos de la economía mundial, incluidos el transporte aéreo, el turismo, el comercio minorista, la fabricación, etc., a la bancarrota. El confinamiento genera hambruna en los países en desarrollo. Y tiene implicaciones geopolíticas.
El Pentágono y la inteligencia estadounidense están involucrados. La crisis del coronavirus afecta la conducción de las guerras lideradas por Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el Medio Oriente, incluyendo Siria, Irak, Afganistán y Yemen. También se llevan adelante para apuntar contra países específicos, incluidos Irán y Venezuela.
Esta crisis no tiene precedentes en la historia mundial. Se trata de un acto de guerra.
El confinamiento desencadena un proceso de desconexión de los recursos humanos y materiales de los procesos de producción. La economía real se paraliza. Así, la caída de la actividad económica socava la «reproducción de la vida real». Esto no solamente se refiere a la producción real de las «necesidades de la vida» (alimentación, salud, educación, vivienda) sino también a la «reproducción» de las relaciones sociales, las instituciones políticas, la cultura y la identidad nacional.
Al momento de escribir este artículo, el confinamiento no solamente está provocando una crisis económica, sino que está minando y destruyendo el tejido mismo de la sociedad, sin mencionar la propia naturaleza del gobierno y las instituciones del Estado (paralizado por el aumento de las deudas), que eventualmente serán privatizadas bajo la supervisión de los acreedores del “gran dinero” (‘Big Money’).
Hay conflictos del sistema capitalista que rara vez son abordados por los principales medios de comunicación. Multimillonarios, poderosas instituciones bancarias y financieras (que son acreedores de gobiernos y corporaciones) están librando una guerra no declarada en contra de la economía real. Mientras que el “establishment” financiero y bancario del “gran dinero” (‘Big Money’) son «acreedores», las empresas de la economía real que están siendo desestabilizadas y llevadas a la bancarrota en estos momentos son «deudoras».
Bancarrotas
Este proceso diabólico no se limita a la eliminación de pequeñas y medianas empresas. El “gran dinero” (‘Big Money’) también es acreedor de grandes corporaciones (incluidas aerolíneas, cadenas de hoteles, laboratorios de alta tecnología, empresas minoristas, empresas de importación y exportación, etc.) que se encuentran al borde de la bancarrota.
El “establishment” financiero global no es homogéneo. Existen divisiones y rivalidades. La facción dominante del “gran dinero” (‘Big Money’) busca desestabilizar a sus competidores desde dentro. Las consecuencias serán una serie de quiebras de instituciones bancarias regionales y nacionales, así como un proceso de consolidación financiera global.
En Estados Unidos, en febrero, numerosos minoristas, aerolíneas, cadenas de restaurantes y hoteles se declararon en bancarrota de acuerdo con el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras. Y es apenas el principio. El mayor número de bancarrotas será a raíz del confinamiento («la nueva normalidad»). Al momento de escribir estas líneas, el “establishment” financiero está presionando implacablemente a los gobiernos nacionales (corruptos) para posponer el levantamiento del confinamiento. Y los gobiernos nos dicen que es para «proteger a las personas del virus».
La provincia canadiense de Alberta, que depende en gran medida de los ingresos del petróleo, se encuentra en bancarrota.
“Los países que representan más de un 50% del PIB mundial tienen cerrados sus negocios. Los economistas que buscan comparaciones históricas mencionan la caída de las acciones de 1929, la crisis económica de 1974 o la recesión de 2008. Pero reconocen que nada se compara con los estragos que podría provocar esta pandemia» (Wired News UK, 29 de abril de 2020).
En Gran Bretaña, informes recientes señalan: “no sabemos cuántos se han declarado en bancarrota».
Es posible que una parte de las empresas de Gran Bretaña se haya esfumado de forma permanente, en marzo colapsaron 21,000 negocios más en comparación con el mismo mes del año pasados, según datos recopilados por el Enterprise Research Centre, un grupo de investigadores universitarios.
Pero lo que estos informes no mencionan son las causas: una campaña de miedo en nombre de los acreedores, instrucciones seguidas por gobiernos corruptos para cerrar la economía, supuestamente para «salvar vidas», una gran mentira. No se están salvando vidas, y ellos lo saben.
La crisis del coronavirus «ha paralizado los negocios en Estados Unidos». Las economías nacionales han sido desestabilizadas. El objetivo del gran dinero (‘Big Money’) es debilitar a sus competidores, «recoger las sobras» y, eventualmente, comprar o eliminar a corporaciones en bancarrota. Y hay muchas de dónde escoger.
Capitalismo financiero global
Los intereses del gran dinero (‘Big Money’) (intereses financieros globales) se superponen con los de Big Pharma, Big Oil, los contratistas del Departamento de Defensa, etc. Las principales instituciones bancarias de Estados Unidos, incluidos JP Morgan Chase, Bank of America, Citigroup, Wells Fargo, State Street Co. y Goldman Sachs, están invirtiendo en la economía de guerra, incluido el desarrollo de armas nucleares bajo el programa de armas nucleares de Trump de 1.2 billones de dólares (establecido por primera vez bajo el gobierno de Obama).
El objetivo último del “gran dinero” (‘Big Money’) es transformar a los estados nacionales (con sus propias instituciones y economía nacional) en «territorios económicos abiertos». Este fue el destino de Irak y Afganistán. Solo que ahora pueden hacerlo sin enviar tropas, basta con dar la orden a gobiernos serviles conformados por políticos corruptos que cierren su economía por “razones humanitarias”, la llamada «Responsabilidad de proteger» (R2P, por sus siglas en inglés) sin necesidad de intervención militar.
Imposible hacer estimaciones o evaluaciones. Más de la mitad de la economía mundial se encuentra paralizada o estancada.
Seamos claros. Es una agenda imperial. ¿Qué quieren las élites financieras mundiales? ¿Privatizar el Estado para adueñarse y privatizar a todo el planeta?
La tendencia es hacia la centralización y concentración del poder económico. Los gobiernos nacionales con altos niveles de endeudamiento son instrumentos del “gran dinero” (‘Big Money’). Son meros representantes. Los nombramientos políticos clave están controlados por grupos de presión que representan a Wall Street, el complejo militar-industrial, Big Pharma, Big Oil, los medios de comunicación corporativos y los gigantes de las comunicaciones digitales, etc.
En Europa y América, grandes sumas de dinero (a través de los grupos de cabildeo de Washington) buscan controlar a los gobiernos nacionales.
¿En qué dirección vamos? ¿Cuál es el futuro de la Humanidad? La crisis actual del coronavirus es un sofisticado proyecto del Imperio, que consiste en la dominación mundial por un puñado de conglomerados multimillonarios. ¿Es la Tercera Guerra Mundial? El capitalismo global está destruyendo al capitalismo nacional.
La intención impronunciable del capitalismo global es la destrucción del Estado-nación y sus instituciones, lo que provocará una pobreza global de una escala sin precedentes.
La siguiente cita de Lenin, fechada en diciembre de 1915, en pleno apogeo de la Primera Guerra Mundial, advierte sobre algunas de las contradicciones que enfrentamos actualmente. Por otro lado, debemos entender que no existen soluciones fáciles y que esta crisis está destinada a reforzar el imperialismo y profundizar el capitalismo en escala mundial:
“No hay duda de que el desarrollo apunta en la dirección de (formar) un único trust mundial que se tragará a todas las empresas y a todos los Estados sin excepción. Pero el desarrollo en esta dirección está avanzando bajo tal estrés, con tal ritmo, con tales contradicciones, conflictos y convulsiones no solo económicas, sino también políticas nacionales, etc., etc., que antes de que se forme un único trust mundial, antes de las finanzas, las capitales nacionales habrán formado una «Unión Mundial» ultra imperialista, el imperialismo explotará y el capitalismo se convertirá en su opuesto”.
(V. I. Lenin, Introducción al imperialismo y la economía mundial por N. Bujarin, Martin Lawrence, Londres, impreso en los Estados Unidos, edición rusa, noviembre de 1917)
Cómo revertir esta ola de destrucción. Lo primero es rechazar la mentira.
En este sentido, es desafortunado que muchas personas que se dicen «progresistas» (incluidos prominentes intelectuales de izquierda) apoyen –a pesar de las mentiras– el confinamiento y el cierre de la economía como una solución a la emergencia de salud pública. Es la postura del Partido Demócrata en Estados Unidos, que va en contra del sentido común.
La verdad es un arma poderosa capaz de repeler las mentiras de los medios de comunicación corporativos y los gobiernos.
Cuando la mentira se convierte en verdad, no hay vuelta atrás
Sin la campaña de miedo y la propaganda de los medios de comunicación, las acciones tomadas por nuestros gobiernos serían insostenibles.
El «distanciamiento social» no impide que las élites financieras dicten instrucciones a políticos corruptos.
Por otro lado, el «distanciamiento social» combinado con el confinamiento está siendo utilizado como instrumento de subordinación social. Impide que las personas se reúnan y protesten contra el llamado Nuevo Orden Mundial.
La organización, la verdad y la solidaridad son esenciales para revertir esta ola de destrucción. El primer paso debe ser la formación de un movimiento mundial que se encargue de combatir la propaganda.
Michel Chossudovsky
Michel Chossudovsky: Profesor emérito de Economía de la Universidad de Ottawa, es fundador y director del Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research). Sus escritos se han publicado en más de 20 idiomas, es un activista antiglobalización y antibélico. Ha actuado como profesor visitante en organizaciones académicas en Europa occidental, América Latina y el Sudeste asiático, además de asesor de gobiernos en países en desarrollo y consultor de organizaciones internacionales como el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ha sido galardonado con la Medalla de Oro de la República de Serbia por sus escritos sobre la guerra de agresión de la OTAN contra Yugoslavia (2014).
Artículo original en inglés:
Global Capitalism, “World Government” and the Corona Crisis, publicado el 16 de mayo de 2020.
Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).
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