Caso Huawei, la guerra fría a pulso en versión tecnológica

Huawei sigue de boca en boca gracias a que Estados Unidos persiste en levantarle zancadillas para cerrarle el paso, aunque ello represente sacrificar -igual que peones de ajedrez- los negocios de sus propias empresas.

Los argumentos de supuesto riesgo a la seguridad nacional y robo de secretos son los estandartes de una contienda agresiva que en los últimos meses cobró tanta fuerza a nivel internacional que China la califica de acoso tecnológico.

Como Huawei es el mayor proveedor de módulos de telecomunicaciones del mundo, se cree que puede, teóricamente, vigilar o interferir datos de todo tipo, algo todavía nunca demostrado.

Se esgrimen como añadido los antecedentes profesionales del presidente y fundador de Huawei, Ren Zhengfei, quien al ser un exoficial del Ejército de Liberación del Pueblo de China dan por sentado que la compañía colabora directamente con el Gobierno de Beijing, un argumento desmentido en reiteradas ocasiones. Lo último en esa saga es que el Departamento norteamericano de Comercio insertó la semana pasada a la empresa y a sus filiales en una lista que las obliga a solicitar la autorización gubernamental cuando quieran comprar tecnología doméstica.

Tal paso siguió a la declaratoria de una emergencia nacional del presidente Donald Trump con el fin de prohibir a las firmas de su país usar equipos de telecomunicaciones fabricados en el extranjero, pues supuestamente ponen en riesgo la seguridad.

Dichas presiones pusieron a varias firmas estadounidenses contra las cuerdas y como consecuencia Google, Qualcomm, Intel y Xilinx anunciaron este 20 de mayo el cese inmediato de negocios con la tecnológica china.

En un intento por calmar a millones de usuarios dentro y fuera de suelo norteamericano, la primera de ellas afirmó a quienes poseen celulares Huawei con sistema Android que pueden seguir utilizando su tienda de aplicaciones y servicios como Google Play y Google Play Protect.

Al parecer la alarma sobre los perjuicios de esas restricciones llegó hasta Washington y hace unas horas el Departamento de Comercio decidió postergar hasta el 19 de agosto su entrada en vigor.

Ello implica que Huawei hará las transacciones necesarias para mantener y respaldar las redes y equipos en pleno funcionamiento, incluido las actualizaciones y parches de software, sujetas a contratos y acuerdos legalmente vinculantes firmados antes del 16 de mayo.

No obstante, los medios chinos advierten que la cancelación de negocios con el gigante tecnológico destruyó la reputación de las firmas de Estados Unidos y sentirán las secuelas mientras enfrenten una continua contracción como consecuencia de perderle ese cliente.

El influyente diario Global Times indicó en un editorial que dejar de proveer productos y servicios a Huawei solo le infligirá daño temporal, mientras para las norteamericanas será irreversible.

Sustentó tales afirmaciones en el apoyo que la sociedad china concede a Huawei, su previsión de activar alternativas frente a un escenario adverso como el actual y la idea de seguir invirtiendo en innovación para salir más fortalecido de este período de dificultades.

También citó los planes de reestructuramiento y diversificación de la cadena de suministro, con lo cual le ayudará a adquirir lo necesario para continuar su despegue en el mundo tecnológico y la expansión exitosa de la 5G.

Global Times indicó que Estados Unidos está a las puertas de un declive y le espera un largo tiempo de agonía, porque contrario lo que expresa Trump, la guerra comercial contra China y las restricciones dejan pérdidas para ambos lados.

La Casa Blanca alimenta la campaña antiHuawei, y resulta evidente que es una maniobra más bien política enfocada en frenarla, mientras Huawei se pone al frente de sistemas revolucionarios como la red 5G, la de mayor velocidad de conexión, y también en presionar a China en el diferendo comercial.

Ejemplo de ello fue el ofrecimiento de Trump a interceder para terminar el arresto de Meng Wanzhou -la directora financiera de la marca arrestada en Canadá a petición de Estados Unidos- si ello le valiera para cerrar el necesario pacto Beijing-Washington.

Expertos y medios internacionales de prensa incluso consideran las acciones norteamericanas un método disuasivo contra el plan Hecho en China 2025, la apuesta gubernamental por mantener un crecimiento sostenido basado en la innovación, inteligencia artificial, realidad virtual y el Big Data.

Todos coinciden en que se trata de una guerra de normas donde la ventaja comercial de definir estándares favorece a proveedores tecnológicos locales, y en el caso de la 5G, estimaciones mundiales auguran que hacia 2035 generará 3,5 mil millones de dólares de rendimiento y 22 millones de empleos en todo el planeta.

Yolaidy Martínez Ruíz

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