China y la Unión Europea: La alianza que puede cambiar el mundo
Las relaciones entre China y la Unión Europea serán claves en el diseño de un nuevo orden mundial no centrado en EEUU.
Para China una alianza estratégica con Europa, con un papel destacado de Rusia, le permitirá darle todo su sentido a la Ruta de la Seda. Para una Europa a la deriva, puede ayudarla a reposicionarse como el centro político-económico global que supo ser.Aunque la cumbre virtual realizada el pasado 14 de septiembre, en la que participaron el presidente Xi Jinping, la canciller Ángela Merkel, el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, decidió «acelerar las negociaciones sobre el acuerdo de inversiones entre China y la UE y cerrar el acuerdo durante este año», el camino está plagado de espinas.
La importancia que ambas partes concedieron a la cumbre se reflejó en la participación directa del presidente chino y de la canciller alemana, ésta porque su país ejerce la presidencia rotativa de la UE.
Ambas partes llegaron a la cumbre en medio de tensiones y dificultades. Para China la guerra comercial con EEUU, la crisis en la frontera con India, las tensiones con Taiwán y Australia, dibujan un panorama complejo, a lo que deben sumarse las diferencias que mantiene con Bruselas en asuntos económicos, políticos y diplomáticos.
La UE, por su parte, ha sido definida por un think tank europeo como «un barco a la deriva sin utensilios de navegación», por su «incapacidad total de previsión» y por la inexistencia de «los instrumentos operacionales» para resolver sus problemas a nivel interno e internacional. En efecto, la Comisión Europea tiene enormes dificultades para definir una política común ante la mayoría de los desafíos actuales.
Por el lado de China, la nota reinante es el optimismo, por lo menos en las declaraciones públicas. Global Times editorializó luego de la cumbre, que a pesar de las «diferencias ideológicas» existentes, «las dos partes continúan ampliando su cooperación e interacciones». El tono de la prensa china es que las relaciones económicas marchan muy bien, y que las diferencias se concentran en derechos humanos y «los asuntos relacionados con Xinjiang y el Tíbet, y la ley de seguridad nacional de Hong Kong«.
Es evidente que Pekín busca orillar las importantes diferencias en el terreno económico, que la presidenta de la Comisión Europea, von den Leyen, destacó como un aspecto en el que «queda mucho, mucho por hacer».
Xi solicitó a la UE adherirse a la coexistencia pacífica, el multilateralismo, el diálogo y la apertura, comparando las diferencias en las relaciones entre Pekín y Bruselas con el antagonismo existente con EEUU. No obstante, la parte europea se empeñó en exigir la eliminación de las barreras a las inversiones europeas, un mayor acceso al mercado del dragón, sobre todo en áreas reservadas para las empresas chinas.
Respecto al acceso a los mercados chinos para las empresas europeas, la comisaria destacó que «no se trata de quedar a medias, se trata de reequilibrar la asimetría y de la apertura de nuestros respectivos mercados», por lo que «China tiene que convencernos de que vale la pena tener un acuerdo de inversión».
Raúl Zibechi
Raúl Zibechi: Periodista e investigador uruguayo, especialista en movimientos sociales, escribe para Brecha de Uruguay, Gara del País Vasco y La Jornada de México.
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