China ya construye su séptimo portaviones

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China comenzó a construir su séptimo portaviones. Tiene uno operativo (el Liaoning, ex Varyag de la era soviética), dos en pruebas y tres más en los astilleros. El séptimo está en la fase preliminar de construcción.

Dos años atrás, la Marina china estimaba que en 30 años tendría seis grupos de portaviones operativos. Parece evidente que los tiempos se acortan.

Aunque ya se había mencionado en la prensa especializada china la construcción de un séptimo portaviones, ahora se confirma que su construcción ha comenzado y que el objetivo consiste en tener una flota de siete nada menos que en 2025.

Se especulaba que el séptimo sería de propulsión nuclear, pero la opción ha sido la de seguir con la propulsión convencional, ya que presenta costos de producción y de mantenimiento más bajos. Según la publicación Military Watch Review, en la medida en que el objetivo estratégico de China consiste en la protección de sus costas y las aguas marítimas disputadas por sus vecinos, los portaviones tipo Clase 002 (convencionales), «son más que suficientes y no parece haber ninguna necesidad de los buques de propulsión nuclear».

El tipo 002 de la Armada china desplaza unas 85.000 toneladas, más del doble que el primer portaviones (el Liaoning del tipo 001) y cuenta con sistema de catapulta electromagnética que es comparable con los más avanzados de los EEUU, ya que permite la operación de cazas más pesados y con mayor cantidad de combustible.

El aspecto que más llama la atención es la velocidad con que China construye su flota de guerra. Es evidente que sus astilleros muestran tanto eficacia y puntualidad como una capacidad de construcción masiva. No hay precedentes en tiempos de paz de esa velocidad en la construcción de portaviones. En 2012 botó al mar el primero. En 2018 el segundo. Para 2025 habrá siete.

En paralelo, los astilleros chinos comenzaron la construcción de tres buques de asalto anfibio de 40.000 toneladas, del mismo tamaño del francés Charles de Gaulle. De forma simultánea, se desarrolla una nueva clase de destructor letal, el Tipo 055, capaz de «conquistar el predominio en el Mar del sur de China, donde existe una fuerte disputa con EEUU», en una región vital para el crecimiento del dragón.

Los destructores tipo 055 poseen misiles guiados y por su avanzada tecnología son comparados por algunos expertos con los más nuevos destructores Zumwalt de EEUU, que además poseen tecnología stealth de baja detectabilidad. La embarcación está equipada con los últimos avances en sistemas de defensa contra aviones, misiles, barcos y submarinos.

El primer destructor de este tipo fue lanzado en junio de 2017 en Shanghai. En 2018 China anunció que ya había comenzado la construcción del sexto destructor, considerado líder mundial y se espera que en pocos años sean ocho que acompañarán a los portaviones.

El ritmo frenético de la industria naval china contrasta con la mediocridad de la estadounidense. El Pentágono tiene diez portaviones de la clase Nimitz, que se comenzaron a construir en 1975, y uno de la más moderna clase Gerald Ford, todos de propulsión nuclear y catapultas electromagnéticas. Sin embargo, ambas clases de buques han tenido problemas ya sea de mantenimiento, por ser viejos o dificultades de funcionamiento como sucede con el más moderno.

«De once portaviones, seis están actualmente en proceso de reparaciones o mantenimiento y no están disponibles para las operaciones de combate».

Lo más grave son los retrasos de los astilleros, lo que sumado al elevado costo de mantenimiento (no menos de un millón de dólares diarios cada portaviones, más el costo de todos los buques que lo acompañan y constituyen un “grupo de ataque”) ha hecho que la flota de portaviones entrara en una situación crítica.

Un reciente debate en una comisión del Senado de EEUU reveló un informe oficial que asegura que en los últimos cinco años los navíos de la Marina pasaron 33.700 días adicionales en reparaciones, o sea días no planificados, lo que equivale a 90 años varados en astilleros. El citado informe constata que en los años 2014 a 2019 la Marina no consiguió finalizar las tareas del mantenimiento programado según los plazos en el 75% de los casos .

De una flota de 290 naves, hay 19 que no están disponibles. «Una de las razones de los retrasos es el envejecimiento y desactualización de la infraestructura de los astilleros navales en todo el país», se dijo en la comisión del Senado. Para ponerse al día, sería necesaria una inversión superior a los 21.000 millones de dólares, cifra que la economía de los EEUU parece no estar en condiciones de aportar.

Entre los senadores surgió la duda y la preocupación acerca de si la Marina estaría en condiciones de mantener una flota de 355 naves (objetivo que se propone alcanzar en 2034), cuando ahora no es capaz de atender una cantidad mucho menor de buques.

Por último, China ha tomado decisiones pragmáticas e inteligentes para defender sus costas y mares, por donde llegaron desde el siglo XIX las más devastadoras invasiones. La primera es, como se comentó arriba, optar por más portaviones aunque menos sofisticados, lo que le permitirá tener siete «grupos de ataque» en la década de 2020. Los portaviones nucleares sólo son necesarios si se pretende operar en lugares lejanos a las bases de las marinas.

La segunda, es tener «grupos de ataque con portaviones mediocres pero excelente acompañamiento» (en referencia a buques como los destructores tipo 055). De ese modo, «tiene mayor oportunidad de prevalecer que un grupo de ataque con un excelente portaviones pero destructores mediocres», ya que las naves de compañía tienen suficientes ventajas para neutralizar tanto a la fuerza aérea enemiga como a otros buques y submarinos.

En todo caso, puede observarse que no son las armas las que vencen en el campo de batalla, sino las industrias pujantes y cada vez más sofisticadas, conducidas por pueblos dispuestos a darlo todo para defenderse de enemigos poderosos. Así fueron siempre las guerras y no parece que las tecnologías más avanzadas puedan modificarlas.

Raúl Zibechi

Raúl Zibechi: Periodista e investigador uruguayo, especialista en movimientos sociales, escribe para Brecha de Uruguay, Gara del País Vasco y La Jornada de México.

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