Con nuevo gobierno, Italia refuerza orientación europeísta

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Con diferencias estructurales respecto a su antecesor y una marcada orientación europeísta, debuta en Italia el gobierno formado por el Movimiento 5 Estrellas (M5E), el Partido Democrático (PD) y Libres e Iguales (Leu).

Continuidad y cambio caracterizan al nuevo ejecutivo surgido como resultado de una maniobra política tejida por el M5E con sus nuevos aliados, tras la ruptura del fallido experimento de gobierno con la derechista Liga, liderada por el extitular del Interior, Matteo Salvini.

El principal objetivo de la alianza entre partidos aparentemente irreconciliables hasta hace poco fue detener el avance de la corriente soberanista impulsada por Salvini, quien incurrió en un error de cálculo al provocar a destiempo una crisis de gobierno con la intención de forzar la convocatoria a comicios anticipados.

Inspirado en el creciente respaldo obtenido por su partido en las elecciones regionales y del parlamento europeo, además de las encuestas que lo ubicaban como primera fuerza política con más del 35 por ciento de la intención de voto, Salvini apostó a un llamado anticipado a las urnas para formar un gobierno monocolor.

La estrategia del líder de la Liga se basó además en la pérdida sostenida de apoyo del M5E, el cual registró pobres actuaciones en los comicios regionales y europeos hasta descender del 32,7 por ciento de la votación en las elecciones legislativas de marzo de 2018, a menos del 20 según todos los sondeos.

Maltrecho también estaba el PD, en proceso de recuperación tras el descalabro sufrido en la consulta para la actual legislatura y una intención de voto ligeramente superior al 20 por ciento.

En esas circunstancias, el M5E y el PD optaron por la formación de un gobierno de 21 ministros, ocho de ellos sin cartera, con 10 representantes del M5E, nueve del PD, uno de Leu y una funcionaria de perfil técnico como titular del Interior.

Al frente del gabinete ministerial permanece Giuseppe Conte, sin experiencia política previa hasta su designación al frente del ejecutivo anterior a instancias del M5E, cargo en el cual construyó su actual reputación de conductor sereno y de buenos modales, tanto dentro como fuera del país.

El nacimiento del nuevo ejecutivo fue saludado por importantes directivos de la Unión Europea (UE) y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien se refirió en buenos términos a Conte además de hablar por teléfono con él.

Buena fue también la acogida brindada al flamante gabinete ministerial por los mercados financieros con un repunte de la bolsa y un descenso hasta 168 puntos del diferencial entre los bonos italianos del tesoro plurienales (Btp) y el Bund alemán.

A diferencia del papel mediador desempeñado entre las dos fuerzas políticas integrantes del gobierno precedente, para cuyos líderes Matteo Salvini y Luigi Di Maio, fueron creados los cargos de vicepresidentes del Consejo de Ministros, Conte retorna con una mayor autonomía relativa en el desarrollo de su gestión.

El proceso de instalación del gobierno concluirá la próxima semana cuando el primer ministro solicite y obtenga la confianza del parlamento, momento a partir del cual será posible constatar en la práctica el alcance real de los cambios anunciados en su programa.

Entre ellos, una política presupuestaria expansiva sin afectar el equilibrio financiero la realización de una reforma fiscal sin la aplicación del impuesto plano y la modificación de otras medidas impulsadas por Salvini como los decretos sobre seguridad e inmigración y la jubilación anticipada.

En el plano externo, como expresó el canciller y líder político del M5E, Luigi Di Maio, Italia afrontará las transformaciones actuales a nivel global a través de un diálogo franco y abierto con sus socios, ‘sin obviamente renunciar a los valores comunes europeos y atlánticos que caracterizan la historia de nuestro país’.

En lo que respecta a la UE, el nuevo gobierno aboga a favor de un papel protagónico de Italia ‘en una fase de relanzamiento y renovación’, entendido el organismo integracionista como instrumento ‘para reducir las desigualdades y vencer el reto de la sostenibilidad ambiental’.

En tal sentido afirma que promoverá las modificaciones necesarias de las normas regionales para superar ‘la excesiva rigidez’ motivada por la búsqueda de la estabilidad económica mas que al crecimiento, para lo cual considera necesaria ‘una Europa más solidaria, inclusiva (y), sobre todo, más cercana a los ciudadanos’.

Frank González

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