COVID-19 – Remdesivir: Licencia para matar. Hidroxicloroquina: Curar está prohibido

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La lucha de Remdesivir contra la Hidroxicloroquina es un símbolo de la lucha de la medicina de revistas, instituciones corruptas contra la medicina de a pie, la de los médicos generales, las de los que están del lado lado de los pacientes.

Remdesivir es una costosa molécula propiedad de una compañía farmacéutica, Gilead. En la carrera por lanzar un “tratamiento milagroso” de la COVID-19, Gilead está tratando alzarse con un triunfo que le aportará muchos beneficios económicos [1].

La hidroxicloroquina es una molécula libre de derechos [de propiedad], de dominio público y es muy económica. En otras palabras, aunque inicialmente fue fabricada por una compañía farmacéutica, Sanofi, no aportará [ningún beneficio] a la industria y, por lo tanto, a ninguna de las personas corrompidas por ella.

La lucha de Remdesivir contra la hidroxicloroquina, representa la lucha de la medicina falsa (‘fake’), la medicina del gran dinero, contra la medicina con evidencia científica, una medicina que puede aportar al paciente (salud), sin costar nada o prácticamente nada a la sociedad.

Se dice que la hidroxicloroquina (tratamiento que defiende el profesor Raoult de Marsella, Francia, entre otros) es ineficaz contra la COVID-19, incluso peligroso [2].

Es mentira.

Existe bastante evidencia para afirmar que la hidroxicloroquina, ya sea combinada o no con aztromicina y zinc, es efectiva para inhibir la reproducción del virus SARS-CoV-2, bajo un perfil de seguridad completamente satisfactorio, en particular para médicos acostumbrados y autorizados para recetarlo. Estas moléculas, la cloroquina y la hidroxicloroquina, se conocen desde hace décadas [3]. Esta es la verdad.

En sentido contrario, se dice que Remdesivir es efectivo y que no es peligroso.

También es mentira.

Remdesivir puede provocar insuficiencia renal grave (que requiere diálisis, trasplante de riñón), insuficiencia hepática (hígado), mutación genética, problemas cardíacos y hasta paro cardíaco, entre otros [4]. Esta es la verdad.

Por un lado, The Lancet está tratando de sabotear a la hidroxicloroquina [5], por otro el otro lado, The New England Journal of Medicine se desvive en elogios hacia Remdesivir [6][7].

En un artículo anterior, escribí lo que los editores anteriores de estas revistas nos hicieron pensar al respecto: Corrupción y mentiras a todos los niveles [8].

Para todos los médicos de integridad, los verdaderos científicos, la opinión pública, esto podría incluso convertirse en un criterio para comprender: Cuando una “gran” revista médica alaba un medicamento, ¡Cuidado! Cuando destruye una cura, es mejor que prestes atención.

La batalla entre Remdesivir y la Hidroxicloroquina es al final de cuentas una historia del “gran dinero”.

La medicina se ha reducido a eso.

Remdesivir aportaría a Gilead 4,500 dólares por tratamiento [9].

En contraste, la hidroxicloroquina, incluso asociada con azitromicina, cuesta solamente 10 euros por tratamiento y no aporta ningún beneficio económico la industria.

En lugar de hacer que todos se sientan culpables y asustados con cifras de muerte exageradas y segundas olas del virus que aún no llegan, en lugar de imponer medidas ineficaces y tóxicas como usar cubrebocas en todas partes, en lugar de hacer creer a la gente que las medicinas efectivas y baratas son peligrosas y que las medicinas costosas y peligrosas son la solución, en lugar de apostar la vacunación, como el Santo grial en la lucha contra la COVID-19, esto es lo que nuestras máximas autoridades de salud deben hacer:

1.- Seguir los consejos de los científicos que piden calma y realismo, como el modelo del profesor John Ioannidis de Stanford.

2.- Observar y medir eventos reales, no modelos matemáticos estadísticos.

3.- No confundir la prueba de RT-PCR positiva con padecer la enfermedad de la COVID-19.

4.- Adoptar medidas de protección drásticas solo entre personas frágiles y de alto riesgo.

5.- Permitir que personas sanas y saludables y especialmente jóvenes y niños circulen libremente, sin cubrebocas.

6.- Ofrecer a toda la población atención psicológica adecuada para controlar los estados de estrés postraumático generados por los medios de comunicación.

7.- Permitir que todos los médicos de atención primaria prescriban a pacientes reales de COVID-19, a los primeros síntomas, la combinación de hidroxicloroquina-azitromicina-zinc, de acuerdo con los procedimientos de seguridad bien establecidos durante todos estos años, cuando estos medicamentos se han recetado según diversas indicaciones

Esto solo es posible siempre y cuando estas autoridades sanitarias no estén corrompidas por el dinero de las compañías farmacéuticas tipo Gilead.

Para el último punto, el número 7, el médico general de Bruselas Éric Beeth y yo enviamos a todos los funcionarios interesados, incluidos el Ministro de Salud, así como los miembros del consejo COVID-19 dentro de SCIENSANO*, que supervisa al gobierno en la gestión de crisis, una carta solicitando el permiso para que todos los médicos belgas puedan recetar hidroxicloroquina en casos de COVID-19 y, sobre todo, pidiendo que en las farmacias del país se cuente con suficientes dosis de este medicamento.

Todavía estamos esperando una respuesta.

Notas del traductor:

*SCIENSANO es un centro de investigación perteneciente al Instituto nacional de salud pública de Bélgica.

Dr. Pascal Sacré

Artículo original en francés:

COVID-19 – Remdesivir: permis de tuer. Hydroxychloroquine: interdiction de guérir, publicado el 12 de julio de 2020.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research).

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