Crece gasoducto enorme en Asia

Se anunció que a principios del mes en curso un enorme gasoducto fue inaugurado por Xi Jinping y Vladimir Putin, mandatarios de China y Rusia, respectivamente. El gasoducto que lleva el nombre de Fuerza de Siberia y que nació en el norte de Rusia y parte de China crecerá a lo largo de, al menos 30 años, y será puntal para el desarrollo de ambos países.

La línea oriental del gasoducto es un proyecto histórico de la cooperación en energía entre China y Rusia y un paradigma de profunda convergencia de los intereses de ambos países y de la cooperación de ganar-ganar, dijo Xi Jinping a Vladimir Putin, en una videollamada desde Pekín, a través de la cual los dos jefes de Estado presenciaron la ceremonia inaugural del canal.

El gasoducto proveerá anualmente a China de alrededor de 38 mil millones de metros cúbicos de gas natural ruso. Como se sabe, China es el mayor consumidor en el mundo de este hidrocarburo. Los trabajos para esta construcción empezaron en 2016. Cuando hablamos de 30 años para terminar la construcción, es algo muy en serio, nos puede parecer un largo periodo, pero no lo es si se toma en cuenta su magnitud. La intención es llegar a todas las zonas donde haga falta el insumo.

El gas es la alternativa para sustituir al carbón. Rusia genera gas natural licuado, pues propicia el consumo de energía más limpia. Actualmente, en la ciudad de Vladivostok está en proceso la producción del combustible. Hay en proceso posibles ductos en Chayanda y Kovikta, con probables yacimientos de gas.

Al mismo tiempo, en las zonas de Pvobodni y Amur están en curso dos plantas petroquímicas que serán muy útiles. Se produciría helio, etano, propano, butano, pentano y hexano.

Asimismo, se cuenta con Yakutia, una de las zonas más frías de la región, donde se consigue extracción de gas natural, pese a que la temperatura puede llegar a 62 grados Celsius bajo cero.

La búsqueda para satisfacer la necesidad de energéticos es constante. Hasta la fecha se han realizado cuatro cumbres presidenciales en diferentes países productores de gas natural: Qatar, en 2014; Moscú, Rusia, en 2015; Teherán, Irán, en 2013, y Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en 2017.

Es claro que cuando las naciones cubren sus demandas de energía, el desarrollo y el crecimiento no se detienen. Ejemplo de ello son los ferrocarriles que se desplazan a 600 kilómetros por hora, como ha sucedido con China o cuando vemos el avance tecnológico para la extracción de recursos naturales de Rusia y otros países de la región, la cooperación entre las naciones es una política económica productiva.

Recordemos que Rusia ha aumentado su producción de petróleo de manera importante, hoy de poco más de 11 millones de barriles diarios, y con ello superó a Arabia Saudita hace tiempo. De hecho, Rusia ya está presente en todas las reuniones de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo), sin ser miembro oficial de ésta.

El gasoducto proporcionará a China gas natural ruso, que ascenderá a 5 mil millones de metros cúbicos en 2020 y se incrementará a 38 mil millones de metros cúbicos anualmente a partir de 2024, con base en un contrato a 30 años, firmado en mayo de 2014 entre la Corporación Nacional de Petróleo de China y el gigante ruso Gazprom.

El gasoducto transfronterizo tiene una sección de 3 mil kilómetros en Rusia y otra de 5 mil 111 kilómetros en China.

Las obras de la parte china de la línea oriental del gasoducto iniciaron en junio de 2015. Éste entra en China a través de la ciudad fronteriza de Heihe y atraviesa nueve provincias y una región autónoma, y se conecta con las redes de gas natural existentes en China para permitir que el suministro de gas ruso llegue al noreste de China, a las regiones de Pekín-Tianjin-Hebei y el Delta del río Yangtsé.

China busca elevar su uso de gas natural a 10 por ciento de la mezcla energética para 2020 y a 15 por ciento para 2030, según la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. Con ello, la nación cumple su compromiso para el uso de energía limpia a corto plazo, considerando, además, la celebración de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno en 2022.

Antonio Gershenson

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