“Cuba es el único país que intervino en África para defender el derecho de los pueblos a la autodeterminación, a la dignidad y a la libertad”

Entrevista a Salim Lamrani

Voice of America, que empezó sus programas en 1942, es un servicio multimedia financiado por el Gobierno de Estados Unidos a través del Broadcasting Board of Governors. VOA difunde alrededor de 1.500 horas de noticias, informaciones, programas culturales y educativos cada semana, para más de 125 millones de auditores, telespectadores y lectores. En esta entrevista con el académico francés Salim Lamrani, VOA evoca el papel de Cuba en África, el poder de Fidel Castro, la relación con Estados Unidos y la cuestión de los derechos humanos.

Voice of America: Salim Lamrani, ¿por qué semejante implicación de Cuba en África? ¿Acaso los cubanos buscaban explotar los recursos naturales del continente?

Salim Lamrani: Creo que conviene recordar las tres facetas que caracterizan al personaje de Fidel Castro. Primero es el arquitecto de la soberanía nacional que logró hacer de Cuba una nación independiente. Luego es el reformador social que ubicó en el centro de su proyecto de sociedad al ser humano universalizando el acceso a la salud, a la educación, a la cultura, al deporte, a la recreación. Por fin –y ésta es su tercera característica– es un internacionalista que siempre extendió una mano fraterna a los pueblos del Sur y particularmente a los pueblos que luchaban por su emancipación. Ello explica la intervención de Cuba en África.

Cuba desempeñó un papel fundamental en la liberación del África austral. Conviene recordar lo que dijo Nelson Mandela cuando viajó a Cuba: “¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?”. Creo que esta cita de Nelson Mandela responde de alguna forma a su pregunta.

Contrariamente a las demás naciones que intervinieron en África para saquear las riquezas del continente, el único país que intervino para defender el derecho de los africanos a la autodeterminación, a la dignidad y a la libertad, es la nación cubana, es el pueblo cubano y es Fidel Castro.

Creo que ello explica la popularidad de este personaje no sólo en África, sino también en América Latina y en Asia. Fidel Castro es visto como el arquetipo del combatiente contra la opresión.

VOA: Sí, pero es un personaje controvertido, Salim Lamrani –disculpe que lo interrumpa– porque en Occidente muchos se muestran indignados por la lluvia de elogios tras la muerte de Fidel Castro. Para ellos era uno de los últimos dictadores comunistas del planeta que se aferró al poder durante cerca de cincuenta años, un hombre que hizo reinar el terror en su isla y que es acusado de haber sometido a los 11 millones de cubanos a la pobreza colectiva.

SL: Ningún dirigente en el mundo puede quedarse 30 años a la cabeza de un país –ya que Fidel Castro fue Presidente de la República de 1976 a 2006– en un contexto de hostilidad, de guerra larvada con Estados Unidos, sin un apoyo mayoritario del pueblo.

La diplomacia estadounidense instalada en Cuba ha mostrado mucha lucidez al respecto. Me refiero a un memorándum de 2009 que redactó Jonathan Farrar, entonces Jefe de la Sección de Intereses Norteamericanos en La Habana, en el cual dice que “sería un error subestimar el apoyo del cual dispone el Gobierno, particularmente entre las comunidades populares y los estudiantes”. Creo que conviene recordar esta realidad.

En cuanto a la pobreza –usted habló de pobreza– las instituciones internacionales contradicen su punto de vista. Según la UNICEF, el único país de América Latina y del Tercer Mundo en erradicar la desnutrición infantil es Cuba.

VOA: Recordamos el apretón de manos histórico entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro en diciembre de 2013. Era en Soweto durante la ceremonia de homenaje a Nelson Mandela; una señal de que se escribía otra página. En efecto, un año más tarde, se anunció el acercamiento. Según usted ¿acaso la muerte de Fidel Castro acercará aún más a Cuba y Estados Unidos?

SL: En definitiva todo depende de Estados Unidos porque conviene recordar que el conflicto entre Washington y La Habana es asimétrico. Por una parte hay una potencia, Estados Unidos, que impone sanciones a Cuba. La agresión y la hostilidad son unilaterales. Es Estados Unidos el que ocupa de modo ilegal e ilegítimo una parte del territorio soberano de Cuba (Guantánamo). Es Estados Unidos el que exige un cambio de régimen.

Creo que el Presidente Barack Obama hizo una constatación muy lúcida cuando aceptó dialogar con La Habana. Se dio cuenta de que la política de hostilidad era anacrónica pues se remonta a la Guerra Fría. Es cruel, ya que las sanciones económicas afectan a las categorías más vulnerables de la población. Además es ineficiente ya que en vez de aislar a Cuba en la escena internacional, ha aislado a Estados Unidos. Incluso los más fieles aliados de Estados Unidos exigen un levantamiento de las sanciones económicas, que constituyen el principal obstáculo al desarrollo del país.

Entonces creo que habrá que preguntar al próximo presidente de Estados Unidos si desea mantener relaciones cordiales y pacíficas con Cuba o si desea volver a una política de confrontación y hostilidad.

VOA: Hubo una advertencia de Donald Trump. Amenazó con poner fin al acercamiento histórico con Cuba si La Habana no daba más contrapartidas en términos de derechos humanos y de apertura económica. ¿Cómo va la apertura económica de Cuba?

SL: Permítame una palabra sobre la cuestión de los derechos humanos. Creo que el presidente Donald Trump, quien exige cambios a nivel de la situación de los derechos humanos en Cuba, debería leer el último informe de Amnistía Internacional sobre Cuba y compararlo con el de Estados Unidos. Cuando uno compara los dos informes se da cuenta de que el peor alumno no es quien uno piensa. Donald Trump y Estados Unidos no tienen la legitimidad necesaria para disertar sobre la cuestión de los derechos humanos.

En cuanto al modelo económico, conviene recordar que Cuba es una nación soberana. Les toca entonces a los cubanos decidir su sistema político, su modelo social y su modelo económico. No le toca a Donald Trump ni a Estados Unidos imponer un modelo y hablar de economía de mercado. Según el Derecho Internacional, desde el Congreso de Westfalia de 1648, hay una igualdad soberana entre los Estados. Hay un principio que se llama la no injerencia en los asuntos internos. Creo entonces que el sistema económico no debe ser impuesto por una potencia extranjera.

 

Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016.

http://www.tiendaeditorialhiru.com/informe/336-cuba-palabra-a-la-defensa.html

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Sobre el Autor

Docteur ès Etudes Ibériques et Latino-américaines de l’Université Paris IV-Sorbonne, Salim Lamrani est Maître de conférences à l’Université de La Réunion, et journaliste, spécialiste des relations entre Cuba et les Etats-Unis. Son nouvel ouvrage s’intitule Fidel Castro, héros des déshérités, Paris, Editions Estrella, 2016. Préface d’Ignacio Ramonet. Contact : [email protected] ; [email protected] Page Facebook : https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

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