Desarrollar América Central: Cortina de humo ante la crisis humanitaria

El Presidente mexicano ha insistido, desde hace tiempo, en que la solución al tema migratorio es el impulso de actividades productivas, la creación de empleos y el bienestar en los países de origen de los migrantes.

En particular se refiere a la migración que se origina en el llamado Triángulo Norte, constituido por El Salvador, Honduras y Guatemala. Así lo expresó en la misiva que en su representación llevó el secretario de Relaciones Exteriores a la reunión del G-20 en Japón.

El Presidente tiene razón, tanta como cualquier concursante de un certamen de Miss Universo cuando afirma que la solución a todos los problemas de la humanidad es que las personas sean felices. Nadie puede estar en contra. Ojalá la necedad que lo caracteriza lo lleven a conseguir lo que tanto ha dicho. Más allá de que se detenga o no el flujo migratorio, sin duda un mayor desarrollo en Centroamérica sería sumamente benéfico para la región, y la migración sería por causas muy diferentes a aquellas por las que hoy ocurre.

Sin embargo, el argumento tiene, por lo menos, dos problemas. El primero es que no se ve el cómo llevar a la realidad el plan de desarrollo de esta región, no hay recursos suficientes ni un proyecto que incluya a todos los países afectados. El segundo es que la afirmación distrae la atención de la crisis humanitaria que trágicamente se sintetiza en la imagen del padre salvadoreño y su hija que recientemente se ahogaron en el río Bravo en su intento de cruzar a Estados Unidos, como consecuencia directa de los mecanismos de control que tiene Estados Unidos en la frontera y las del gobierno mexicano instrumentadas a petición del gobierno estadounidense.

Más allá de la solicitud de inyección de recursos en Centroamérica, no hay un plan concreto para la región. Se habla de cifras que no guardan ninguna proporción con lo que realmente ocurre. Se dijo en un principio que el plan requiere de 30 mil millones de dólares, sin decir quién los pondría, después que México daría 5 mil millones y que Estados Unidos otro tanto. Escarbando un poco, lo que México aportaría es desarrollo turístico y el Tren Maya en el sureste mexicano y la parte de Estados Unidos es la promoción de negocios y no una inversión para el desarrollo y el bienestar.

Además, el presidente estadounidense y el Congreso de ese país se pelean por 2 mil 500 millones de dólares para el muro que Donald Trump prometió a sus seguidores. Veo difícil que en ese ambiente, Estados Unidos aporte recursos para el desarrollo de América Central.

Hasta ahora, México ha dado a esta causa, apenas 30 millones de dólares para El Salvador, la milésima parte de lo que, según el gobierno mexicano, se requiere. Guatemala, Honduras y El Salvador no han presentado una propuesta concreta al respecto y lo único que han hecho es firmar, al día siguiente de la toma de posesión de AMLO, un acuerdo para el desarrollo de la región y, en el caso del presidente salvadoreño, recibir sonriente los recursos mexicanos.

Lo más preocupante es que cuando AMLO habla del tema migratorio, nunca hace referencia a la crisis humanitaria que se vive, al hacinamiento en los albergues de la frontera norte de los que huyen los migrantes e intentan cruzar por donde y como sea a Estados Unidos, tal como ocurrió con el padre e hija salvadoreños que murieron ahogados. Tampoco habla de los miles de migrantes centroamericanos que son detenidos violentamente y contra su voluntad en la frontera sur de México, y que lo último que quieren es regresar a la violencia de la que están huyendo. De ellos no hay una sola mención en la misiva que se llevó a la reunión del G-20.

En dicha misiva, el Presidente mexicano afirma que luego de hacer a un lado la confrontación, los gobiernos de México y Estados Unidos hemos acordado, entre otras cosas, responder al fenómeno migratorio mediante la promoción al desarrollo en Centroamérica y el sur-sureste de nuestro país.

No, Presidente, con todo respeto, usted mismo dijo que no se confrontará con Estados Unidos y lo que se acordó y firmó es que México controlaría los flujos migratorios de centroamericanos con la Guardia Nacional y que los solicitantes de asilo en Estados Unidos esperarían en México la resolución de su solicitud. Nada que ver con el desarrollo de la región.

Jorge Santibáñez

Jorge Santibáñez: Presidente de Mexa Institute.

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