Día de la Tierra: Nada para festejar

Los encabezados de los principales diarios del país y el inicio de los noticieros de la televisión son en su mayoría negativos: el Covid-19, la corrupción, los problemas económicos que aquejan a millones y un ambiente político que destaca por los escándalos. A ello se agregan los asesinatos y la desaparición de personas en las que están involucrados policías y funcionarios públicos al servicio del crimen organizado.

Estremece que hasta niños de tres o cuatro años sean las víctimas. Se asesina como nunca a defensores de la naturaleza y los crímenes quedan impunes. Abundan también las malas noticias sobre el medio ambiente y los recursos naturales. Las organizaciones sociales denuncian, por ejemplo, que con maquinaria se abre en la isla de Holbox una calle hacia el río Kuka, en una zona de manglares y numerosas especies únicas del lugar, sin que lo impidan las autoridades. Holbox hace parte de un área natural protegida y, de ser un sitio paradisiaco, poco a poco pierde su encanto. En Tulum igualmente arrasan manglares, ecosistemas protegidos legalmente por la importancia que tienen. Los destruyen para abrir caminos y alentar así la construcción de hoteles y comercios en la zona costera. Desaparecen humedales en Michoacán y Chiapas que sirven para abastecer de agua a diversas poblaciones.

En Yucatán exigen que no se permita la instalación de más granjas porcícolas, pues son foco de contaminación y muy destacadamente del acuífero del que depende la vida de las poblaciones y las actividades económicas de la península. Aunque existe un millonario programa oficial para reforestar (Sembrando Vida se llama), son letra muerta las políticas para evitar la tala de los bosques y selvas. Como resultado, México figura en el mundo entre los 10 países que más pierden esa invaluable riqueza. En esa destrucción juegan papel clave las bandas de talamontes y el narco en Guerrero, Chiapas, Michoacán, Chihuahua y Durango, por ejemplo. Los talamontes hacen de las suyas hasta en las áreas de conservación ecológica de la Ciudad de México.

La falta de agua se agudiza en el país. Todos los embalses que surten de líquido a los principales centros urbanos están muy abajo de su capacidad respecto del año pasado. El sistema Cutzamala, que aporta una tercera parte del agua que demanda la Ciudad de México, registra su peor nivel de los dos últimos 20 años. En tanto, nuevamente se denuncia que por deforestación y aumento de temperatura, la presa ­Coint­zio de la que se envía agua para 300 mil habitantes de Morelia, está a la mitad de su capacidad. Con el agravante de que este año las lluvias serán menos en el centro y norte del país.

Cientos de planes y dinero (más de 5 mil millones de pesos los últimos 15 años) para recuperar el lago de Pátzcuaro, en Michoacán. Pero la zona lacustre de ese cuerpo de agua sigue deteriorándose a la par que la pobreza de quienes allí viven. Igualmente cada sexenio se promete recuperar el de Chapala, en Jalisco, mas sigue su contaminación y baja su nivel de captación. También en Jalisco otra promesa incumplida: evitar que la zona de El Salto sea foco de enfermedades por las aguas negras de la industria y las poblaciones. Lo único que sí prospera ante la falta de agua potable en los hogares, comercios y servicios, es el negocio de las trasnacionales que venden el líquido embotellado.

Por motivos personales, pues se le presentó un problema familiar según explicó el Presidente de la República, Blanca Jiménez deja la dirección de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Será la embajadora de México en Francia. Ella, abundó el mandatario, es una de las especialistas de más prestigio en el país y en el mundo sobre el tema del agua. Pero en el tiempo que estuvo al frente de la Conagua no pudo acabar con la corrupción y otros problemas heredados de sexenios anteriores. En París podrá enterarse por qué sus habitantes beben en sus casas y restaurantes agua de la llave, sin enfermarse.

Y para ilustrar todavía más mi pesimismo este inicio de semana, se propagan los incendios en varios estados por la irresponsabilidad ciudadana y el calor. Aunque las instancias gubernamentales sabían que este año sería muy seco, no se prepararon adecuadamente para evitar los incendios. Un ejemplo de esa desidia se tiene en Morelos, con el fuego diezmando el paraguas verde del Tepozteco.

El jueves próximo se celebra el Día de la Tierra. ¿Algo qué festejar en México?

Iván Restrepo

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