Diario de Canadá por prolongar comedia

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El gobierno canadiense se ha asociado, con sus expertos en lesiones cerebrales, a la investigación de las causas y efectos de los supuestos problemas de salud que han afectado a diplomáticos canadienses y estadounidenses acreditados en La Habana. Así dice en titulares un artículo del periódico The Star, de Ottawa, con la firma de Bruce Campion-Smith, su reportero para asuntos políticos locales.

Global Affairs, la cancillería de Canadá, ha dispuesto que el Centro de Reparación de Cerebros, afiliado a la Universidad de Dalhousie, así como la Autoridad Sanitaria y el Centro de Salud IWK de Nueva Escocia, investiguen las causas potenciales y síntomas misteriosos que supuestamente afectaron a una docena de diplomáticos y miembros de sus familias acreditados en Cuba.

Un alto funcionario del gobierno federal dijo a The Star que una investigación liderada por la RCMP (Policía Montada Real de Canadá) realizada con la cooperación de las autoridades cubanas, que se ha prolongado por más de un año, no parece haberse acercado siquiera a determinar lo que pudo haber ocurrido y si de veras sucedió algo . Desde 2016, cuando varios diplomáticos estadounidenses a los que se sumaron poco después algunos canadienses, se han visto envueltos en una serie de misteriosos incidentes que les dejaron sufriendo síntomas tales como mareos, náuseas, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse, similares a los de una conmoción cerebral pero sin traumatismo craneal que explique la causa, expone el diario canadiense.

“A pesar de todas las investigaciones realizadas, la causa o causas de los incidentes de salud experimentado por nuestro personal son todavía desconocidas. Básicamente seguimos en la búsqueda, investigando y trabajando con nuestros homólogos”, dijo el funcionario, que habló con la condición de que su testimonio se mantuviera en el anonimato, según The Star.

Las investigaciones han sido desde el inicio entorpecidas por circunstancias misteriosas. Primero porque la parte estadounidense no permitió a peritos acreditados de cualquier nacionalidad acceso clínico a los afectados ni a los médicos militares estadounidenses que pudieron verlos dentro de un espacio de tiempo próximo a la afectación, aduciendo que los pacientes eran personal que laboraba en tareas de inteligencia, obligado a respetar estrictas reglas de secretismo por el perfil de sus tareas. Adicionalmente, muchos medios de prensa han dado vuelo a la imaginación de su público con versiones de ciencia ficción sobre armas ultrasónicas que pudieran ser de microondas; especulación acerca del tamaño de tales armas y las capacidades de esos probables dispositivos.

Pero quizás el principal obstáculo ha estado en que el tema fue convertido en denuncia contra Cuba por el Senador republicano del estado de Florida Marco Rubio quien, aunque no es cubano y jamás ha visitado la isla, pretende aprovechar su ascendencia cubana en beneficio de sus aspiraciones políticas al cargo presidencial, en el contexto de las tensas relaciones entre Washington y La Habana. Rubio gestionó y obtuvo apoyo del presidente Trump para dar al asunto resonancia mundial. Para estimularlo, le aseguró al Presidente norteamericano, manejando datos falsos, que en los condados de Florida con abundante población cubana, Trump había obtenido la mayoría de los votos sobre Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2018, algo que demostró ser falso y evidenció la escasa base política de Rubio entre los cubanos.

El Dr. Michael Hoffer, especialista en lesiones cerebrales de la Universidad de Miami que atendió a varios de los estadounidenses que han presentado síntomas, ratificó que la causa se desconoce. Al igual que los estadounidenses, los canadienses también experimentaron incidentes en sus casas o en hoteles y en su lugar trabajo. Todos revelaron anomalías en los órganos que ayudan al cuerpo a determinar la gravedad y el equilibrio. Estadounidenses y canadienses coinciden igualmente en la experiencia de haber sufrido problemas vestibulares del oído y en el equilibrio.

Es interesante constatar cómo el curso de las investigaciones gira siempre en torno a la búsqueda de un autor o autores de los ataques, su motivación y sus métodos pero se pasa por alto la posibilidad de que la responsabilidad por los perjuicios a personal estadounidense o canadiense no sea de países enemigos de Estados Unidos o Canadá, ni provocado por misteriosos ataques acústicos sino por acciones llevadas a cabo por las autoridades de la comunidad de inteligencia estadounidense en la ejecución de ensayos de algún tipo de programa clandestino o de arma secreta, a costa del sacrificio ingenuo de sus propios soldados y aliados.

Por ahora parece una comedia sin final predecible.

Manuel E. Yepe

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