Distanciamiento social… de la democracia

El arte de la guerra

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La epidemia de Covid-19 está abriendo las puertas a la imposición de medidas de ‎seguimiento numérico de las personas, medidas que las democracias rechazarían en ‎circunstancias normales. No es cosa de ciencia ficción. Estas medidas podrían ‎convertirse rápidamente en parte de nuestra realidad. ‎

«El distanciamiento social está aquí para quedarse mucho más de unas cuantas semanas. ‎Cambiará nuestro modo de vida, en cierta manera para siempre.» Eso anunciaron los ‎investigadores del Massachusetts Institute of Technology, una de las universidades más ‎prestigiosas de Estados Unidos [1].‎

Estos investigadores citan el informe presentado por sus colegas del Imperial College of London, ‎donde se afirma que el distanciamiento social debería convertirse en una norma constante que ‎se flexibilizaría o se intensificaría según la cantidad de personas hospitalizadas bajo cuidados ‎intensivos por causa del Covid-19. El modelo elaborado por los investigadores del Imperial ‎College of London no se refiere sólo a las medidas que aconsejan frente al coronavirus. ‎Para ellos, el distanciamiento social está llamado a convertirse en un verdadero modelo social, ‎cuyos procedimientos ya están en preparación, al igual que los instrumentos que los gobiernos ‎estarían llamados a imponer mediante la ley. ‎

Los dos gigantes estadounidenses de la informática –Apple y Google–, hasta ahora rivales, se han ‎asociado para insertar en los sistemas operativos (DOS, siglas de Disk Operating System o “Sistema ‎Operativo de Disco”) de miles de millones de teléfonos celulares iPhone y Android, en el mundo ‎entero, un programa informático de «seguimiento de contactos» que previene al usuario si una ‎persona contagiada con el coronavirus se acerca a él. Tanto Apple como Google afirman que el ‎programa «respetará la transparencia y la vida privada de los usuarios». ‎

Dos universidades estadounidenses, la Rice University y el mismo MIT, están trabajando en otro ‎sistema de seguimiento aún más eficaz –el de los «certificados digitales»– con el apoyo de la Bill ‎& Melinda Gates Foundation, la fundación estadounidense creada por Bill Gates, fundador de ‎Microsoft y segunda persona más rica del mundo, según la revista Forbes. Así lo anunció ‎públicamente el propio Bill Gates al responder a un empresario que le preguntaba cómo ‎reanudar la actividad productiva respetando el distanciamiento social: ‎

«Finalmente tendremos certificados digitales para mostrar quién está curado o ha pasado ‎recientemente un test de detección o, cuando tengamos una vacuna, quién se ha ‎vacunado.» [2] ‎

El certificado digital que menciona Bill Gates no es el actual carnet electrónico de salud. ‎La Rice University anunció en diciembre de 2019 la invención de un sistema de puntos ‎cuánticos a base de cobre que, al ser inyectado en el cuerpo junto con la vacuna «se convierte ‎en algo así como un tatuaje con código de barras que puede leerse con un Smartphone ‎personalizado» [3]. ‎

El MITI ha desarrollado una tecnología similar [4]. ‎

La invención de esa tecnología fue solicitada y financiada por la fundación de Bill y Melinda Gates, ‎que dice querer utilizarla en particular en la vacunación de niños, principalmente en los países del ‎Tercer Mundo. También podría utilizarse en una vacunación a escala mundial contra el ‎coronavirus. ‎

Ese es el futuro «modo de vida» que ya nos anuncian: distanciamiento social –claro, de ‎geometría variable– perennemente en vigor; miedo constante a que se nos acerque una persona ‎contagiada con el virus, cuya cercanía sería anunciada de inmediato por una alarma en nuestro ‎teléfono celular; control permanente a través del «código de barras» implantado en nuestro ‎cuerpo. Sería esencialmente una extensión de los sistemas militares que ya permiten seguir e ‎incluso liquidar «objetivos» humanos. ‎

Sin subestimar la peligrosidad del coronavirus –sea cual sea su origen– y la necesidad ‎de medidas que impidan su difusión, es necesario subrayar que no podemos dejar en manos de ‎los científicos del MIT y de la Fundación de Bill Gates la decisión de cómo debe ser nuestra ‎manera de vivir. ‎

Y tampoco podemos dejar de pensar y de hacer preguntas. ‎

Por ejemplo, es ciertamente muy grave que el coronavirus ya haya matado casi 97 000 personas ‎en Europa pero ¿qué medidas habría que adoptar contra las partículas finas que, según los datos ‎oficiales de la Agencia Europea del Medioambiente, provocan cada año la muerte prematura de ‎más de 400 000 personas? [5]‎

Manlio Dinucci

Manlio Dinucci: Geógrafo y politólogo. Últimas obras publicadas: Laboratorio di geografia, Zanichelli 2014 ; Diario di viaggio, Zanichelli 2017 ; L’arte della guerra / Annali della strategia Usa/Nato 1990-2016, Zambon 2016.

Notas:

[1] “We’re not going back to normal”, MIT Technology Review, 17 ‎de marzo de 2020

[2] “31 questions and answers about COVID-19”, The Blog of Bill Gates, 19 ‎de marzo de 2020.

[3] “Quantum-dot tattoos hold vaccination record”, Mike ‎Williams, Rice University, 18 de diciembre de 2019.

[4] “Invisible Ink Could Reveal whether Kids Have ‎Been Vaccinated”, Scientific American, 19 de diciembre de 2019.

[5] “Air quality in Europe — 2019 Report”, European ‎Environment Agency.

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Sobre el Autor

Manlio Dinucci est géographe et journaliste. Il a une chronique hebdomadaire “L’art de la guerre” au quotidien italien il manifesto. Parmi ses derniers livres: Geocommunity (en trois tomes) Ed. Zanichelli 2013; Geolaboratorio, Ed. Zanichelli 2014;Se dici guerra…, Ed. Kappa Vu 2014.

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