Donald Trump y Andrew Cuomo son hermanos en el desastre nuclear

Donald Trump y el gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo han unido fuerzas para destruir nuestra economía y el medioambiente.

Mientras Trump está en una guerra global contra el clima, Cuomo reclama un rescate de ámbito nacional para mantener en funcionamiento los reactores nucleares que han fallado hasta que se fundan o estallen como pasó en Fukushima.

Ambos, Trump y Cuomo, son los apóstoles del NO a la obsolescencia radiactiva.

El tratado mundial por el clima que Trump quiere romper ha sido ratificado por todos los países del mundo excepto Siria y Nicaragua (que pide condiciones más rigurosas).

Trump está universalizando el legado estadounidense de violación de 800 tratados con pueblos originarios. Como sucede con los miembros de estos pueblos indígenas, los países del mundo jamás volverán a creer en nosotros.

Trump ha hecho trizas nuestra posición en el mundo; Angela Merkel (la CEO de la cuarta economía mundial) describió a Estados Unidos como un socio comercial en el que no se puede confiar, y China (la segunda economía) busca asociarse directamente con la Unión Europea.

Mientras Trump sabotea el dólar, le vemos culpar a los musulmanes, comunistas, inmigrantes y personas de piel morena de nuestra creciente crisis económica.

La cuña que Trump ha puesto entre Estados Unidos y Alemania es un sueño hecho realidad para la petro-mafia de Putin.

Como lo es su ataque contra la ciencia climática mientras conduce nuestro futuro tecnológico hacia el Rey CONG*, el obsoleto monstruo de un fracasado siglo XX.

El odio de Trump por las tecnologías basadas en la energía que nos brinda el Sol –la luz diurna, el viento, las mareas, las olas, el calor retenido por el agua de los mares, el calor almacenado por la Tierra, etc.– aleja a Estados Unidos de la transición que es la mayor fuente de empleos de la historia humana.

En medio de todo esto, Trump tuitea su “amor” por la energía nuclear.

Le acompaña en esto el supuestamente “liberal” gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo.

Cuomo quiere que los contribuyentes de Nueva York desembolsen 7.600 millones de dólares –que se incluirían en la tarifa del suministro de electricidad– para mantener las obsoletas centrales nucleares situadas fuera de la ciudad que podrían fundirse o explotar en poco tiempo.

El aumento de la tarifa eléctrica obligaría a los neoyorquinos que vivieran lejos –por ejemplo, en Long Island– de aquellas centrales no competitivas a soportar sus pérdidas aunque no reciban ni un solo kilovatio generado en ellas.

En parte debido a un arreglo diseñado por el padre de Cuomo –Mario–, Long Island sufre todavía por los 7.000 millones de dólares dilapidados en el difunto reactor de Shoreham.

Ninguno de los cuatro reactores en las afueras de Nueva York que Cuomo (h) pretende rescatar es capaz de competir con las nuevas tecnologías renovables –la eólica y la solar–, que crean muchos más puestos de trabajo.

La planta Buffalo Billion, de Tesla, que fabricará placas solares, creará 500 empleos permanentes en el noroeste de Nueva York, además de unos 1.400 indirectos. Diez fábricas similares asegurarían unos 5.000 empleos directos –el doble de lo que harían las cuatro perdidosas centrales nucleares de Cuomo– más otros miles de empleos indirectos en la generación de las más económicas energías limpias.

Mientras Alemania, Suiza, Costa Rica, Islandia, Dinamarca, Corea del Sur y otros países se dirigen hacia un futuro totalmente posnuclear, China está invirtiendo 360.000 millones de dólares en las energías renovables, e India ha emprendido el mismo camino.

En Estados Unidos, Trump arremete contra este tipo de inversión, al mismo tiempo que, en Nueva York, Cuomo rescata unas tullidas centrales nucleares.

Las últimas cuatro centrales nucleares estadounidenses actualmente en construcción (en Georgia y South Carolina) han provocado la quiebra de Westinghouse, probablemente también la de Toshiba, y pronto podrían ser canceladas.

La pérdida de la licencia de funcionamiento de 99 reactores en Estados Unidos hace que todas ellas se tambaleen al borde de una catástrofe económica y ecológica.

Pero el rescate de Cuomo en Nueva York es un modelo diseñado para que los propietarios de las centrales nucleares puedan apropiarse de miles de millones de dólares del contribuyente con el fin de mantenerlas en funcionamiento.

Cuomo dice que cerrará dos centrales nucleares en Indian Point, cerca de la ciudad de Nueva York, pero –al estilo Trump– continúa pretendiendo dádivas del erario público.

Ningún reactor comercial cuenta con seguro a favor de terceros; por lo tanto, la próxima fusión accidental de un núcleo de reactor o explosión puede llevarnos a todos a la quiebra, y ninguno de los industriales compinches de Trump/Cuomo se haría responsable.

El rescate de Cuomo será llevado a los tribunales. Lo ilegales desafíos de Trump son incontables. Juntos, estos hermanos en el desastre nuclear son los últimos luditas nucleares.

* CONG, acrónimo de Coal, Oil, Nukes and Gas –carbón, petróleo, energía nuclear y gas natural–. (N. del T.)

Harvey Wasserman

Harvey Wasserman: Autor del libro Solartopia! Our Green-powered Earth , que está en www.solartopia.org junto con el libro History of the United States. El libro The Strip & Flip Disaster of America’s Stolen Elections, escrito por Harvey y Bob Fitrakis, está en www.freepress.org.

Artículo original en inglés:

Donald Trump & Andrew Cuomo Are Brothers in Reactor Disaster, publicado el 8 de junio de 2017.

Traducido por Carlos Riba García para Rebelión.

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