A dónde conduce la agresividad de Occidente
Estados Unidos, China y Rusia conforman una triada en la que los dos últimos comparten los mismos intereses geopolíticos y mantienen relaciones sólidas, que les permite defenderse de la política agresiva del primero.
Rusia y China promueven un mundo multipolar y abogan para que las relaciones internacionales coexistan en un plano de igualdad; EEUU se opone a esta idea y lucha por mantener su hegemonía, lo que es el meollo de la crisis actual.
A partir de los atentados del 9/11, EEUU comenzó una serie de conflictos, que en los últimos veinte años han ensangrentado el planeta. Uno de ellos, el de Ucrania, donde, entre noviembre de 2013 y febrero de 2014, se dio un sangriento golpe de Estado, de tinte fascista, instigado por EEUU; según Jens Stoltenberg, secretario de la OTAN, la guerra de Ucrania no se inició en febrero de 2022, sino hace nueve años, en 2014.
EEUU provocó este conflicto para destruir a Rusia y utiliza a los ucranianos como carne de cañón; Rusia lucha por sobrevivir como país, pueblo y cultura, en dependencia del desarrollo de los acontecimientos; China aparentemente no participa, pero el resultado le importa mucho, pues el éxito de EEUU le afectaría para mal; la EU es la más perjudicada, puesto que se termina su actual status quo beneficioso.
Después del golpe de Estado, y para resolver la guerra civil iniciada, Ucrania y los rebeldes del Donbass firmaron en 2014 y 2015 el Acuerdo de Paz de Minsk, garantes del cual fueron Rusia, Francia, Alemania y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. En numerosas ocasiones, Moscú denunció que Kiev no cumplía las condiciones establecidas en los acuerdos, una de ellas, el alto el fuego.
Según parece, a Moscú sólo le tomaban el pelo. Hace poco, Angela Merkel declaró: “Todos sabíamos que era un conflicto congelado, que el problema no estaba resuelto, pero precisamente eso fue lo que le dio a Ucrania un tiempo precioso para volverse más fuerte, como se ve hoy. El país de 2014-15 no es el país de hoy. Y dudo que la OTAN pudiera haber hecho mucho para ayudar a Ucrania, como hace ahora”.
El Presidente Putin tachó de decepcionantes estas declaraciones. “Francamente, no esperaba oír esto de la excanciller, porque siempre partí de la idea de que los dirigentes de la República Federal de Alemania dialogaban con nosotros con sinceridad”. François Hollande, expresidente de Francia, confirmó las palabras de Angela Merkel. “Desde 2014, Ucrania ha reforzado su postura militar. De hecho, el Ejército ucraniano es completamente diferente al de 2014. Está mejor entrenado y equipado. Ese es mérito de los Acuerdos de Minsk, que dio al Ejército ucraniano esta oportunidad”. El Presidente bielorruso, Lukashenko, condenó las declaraciones de Angela Merkel. “Se comportó de manera mezquina y repugnante, igual de mezquina que el resto de los líderes europeos actuales”. ¿Por qué la UE usó los Acuerdos de Minsk como cortina de humo para rearmar a Kiev y EEUU prolonga todo el tiempo posible el conflicto de Ucrania? Porque esperan debilitar y derrotar a Rusia, aunque sólo han elevado la confrontación a un nivel muy peligroso.
Esta guerra podría transformarse en la Tercera Guerra Mundial, o sea, en el enfrentamiento entre Rusia y la OTAN, cuyos miembros amenazan con la guerra en el caso de que Rusia alcance la victoria sobre Ucrania. Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, advierte: “El fracaso de una potencia nuclear en una guerra convencional podría desencadenar una guerra nuclear. Las potencias nucleares no han perdido los grandes conflictos de los que depende su destino. Eso debería ser obvio para cualquiera, incluso para un político occidental con algún resto de inteligencia”. Más claro no canta un gallo.
La Crisis del Caribe de 1962 demostró que es imposible ganar una guerra mundial y que la destrucción del planeta es la única perspectiva, por lo que sólo pueden darse conflictos locales de intensidad indefinida, que el papa Francisco llamó guerra mundial, porque se involucran muchos países, como en el conflicto ucraniano.
La principal causa por la que se dio la operación militar rusa fue la falta de voluntad de Occidente para aceptar las garantías de seguridad propuestas por Moscú: que Ucrania no se adhiera a la OTAN y se detenga la expansión de este bloque hacia sus fronteras. Hoy en día no es posible acordar con EEUU algún procedimiento político o diplomático que resuelva la crisis actual, pues no está preparado aún para mantener un diálogo serio y escuchar los planteamientos rusos. Para EEUU y la UE, Ucrania es sólo un armatoste antirruso y le entregan armamento letal y costoso con la esperanza de derrotar a Rusia; también la intentan aislar a nivel mundial y, mediante sanciones, buscan su bancarrota económica. Sin embargo, esto no ha sucedido y la guerra de desgaste afectó más a Occidente.
Según Sergueí Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Washington decidió que durante los últimos 20 o 30 años Moscú había cooperado demasiado bien con Berlín, “o, mejor dicho, Berlín cooperaba demasiado bien con nosotros. Apareció una alianza poderosa basada en nuestros recursos energéticos y las tecnologías alemanas. Esa amistad entre países, como ocurrió entre rusos y alemanes, se convirtió en un hueso en la garganta para los que no quieren que aparezca en ningún lugar del planeta alguien que compita con el hegemón principal, como se declara a sí mismo EEUU… A Alemania no solamente la humillaron, sino también la pusieron en su lugar, en el lugar de satélite de EEUU, que va a decidir si Alemania puede garantizar su desarrollo económico y satisfacer las necesidades sociales de sus ciudadanos mediante el uso del gas proveniente del gasoducto, que Alemania ya había pagado”.
Además, dijo que Europa vivió más tranquila cuando las relaciones entre Moscú y Berlín estaban a la altura, mientras que los anglosajones se veían preocupados, pues eran quienes querían dar órdenes a Alemania. “No han permitido el crecimiento de Alemania como principal potencia europea, más que nada gracias a los recursos energéticos baratos y seguros de Rusia, a precios totalmente asequibles que garantizaban el crecimiento de la economía alemana”. Demostraron, una vez más, que Europa depende completamente de ellos.
También Lavrov se refirió a la investigación periodística de Seymour Hersh, según la cual, el objetivo de las explosiones de los gasoductos era no permitir que Alemania se sienta en una zona energética confortable. Hersh cree que el motivo para este atentado era que “la guerra en Ucrania no iba bien para Occidente. El Nord Stream 2 fue suspendido por la propia Alemania, no por las sanciones internacionales, y Estados Unidos temía que Alemania levantara las sanciones debido al frío invierno… El hecho es que Biden decidió dejar que los alemanes se congelen este invierno. Prefiere que Alemania se paralice a que Alemania deje de apoyar a Ucrania, y para mí esto es algo devastador para la Casa Blanca… Las personas involucradas en la operación vieron que el Presidente Biden quería congelar Alemania para sus objetivos políticos inmediatos, y eso les aterrorizó”.
Denunció que Noruega estaba involucrada en el sabotaje a los Nord Stream. “Están muy interesados en aumentar sus suministros de gas natural a Europa occidental y Alemania. Y eso es lo que hicieron, incrementaron sus exportaciones. Entonces, ¿por qué no unir fuerzas con EEUU por razones económicas? Además, en Noruega existe una gran hostilidad hacia Rusia”. Sostuvo que Noruega sabía lo que estaba haciendo y entendía lo que estaba pasando.
La destrucción de los gasoductos, el acto de sabotaje más tremebundo desde la Segunda Guerra Mundial, comenzó a ser planificada en diciembre de 2021, meses antes del inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania, por lo que este conflicto no sirve de justificativo para la feroz campaña contra todo lo ruso a nivel mundial.
Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, declaró: “Ante el último reportaje del reportero de investigación Seymour Hersh, los medios de Occidente, que siempre han pregonado la libertad, el profesionalismo y la equidad, han caído en un estado de afasia colectiva”, pese a merecer la atención de la gente, pues las explosiones han tenido un grave impacto en el mercado energético global y en la ecología. Le corresponde a Estados Unidos demostrar que no tuvo que ver con este acto de terrorismo, que requiere de una investigación completa e independiente, pero mantiene silencio y no da pruebas de su no implicación. El que calla, otorga.
Rusia catalogó estas explosiones de terrorismo internacional y reveló que su Servicio de Inteligencia posee evidencias que apuntan a la implicación de determinados países occidentales. Su Fiscalía General abrió la investigación de este acto que se produjo en el mar Báltico, en una zona infestada por buques de guerra de la OTAN. Sergueí Lavrov anunció: “Acudimos al Consejo de Seguridad de la ONU y allí planteamos la cuestión”. Parece que Rusia es la llamada a poner el cascabel al gato.
Rodolfo Bueno
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