Ecologismo y dominación

Sin duda, toda lucha ecológica y contra el cambio climático es plausible y digna de admirar por su trascendencia de la perspectiva humana, sin embargo, existe un ecologismo “deslactosado” (retomando el adjetivo del Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera) o burgués, que advierte de la catástrofe climática señalando como responsables al consumismo individualizado y a los gobiernos que deciden explotar sus recursos naturales fósiles, sin tocar las estructuras socioeconómicas de nuestra realidad ni a la responsabilidad de las grandes transnacionales que detentan el poder de explotación de los mismos recursos hidrocarburíferos.

Este ecologismo es sumamente seductor pues con análisis serios argumenta su postura, pero orientándola a desmovilizar acciones o reducirlas a simples cambios de políticas públicas que no atenten contra la verdadera causa de la destrucción de nuestro medio ambiente, la irracional forma de saqueo y despilfarro capitalista.

Detrás de estas campañas “ecológicas” están grandes empresas petroleras, industriales y agencias de inteligencias extranjeras, que mediante sus ONG’s impulsan las movilizaciones en países subdesarrollados con el fin de presionar a los gobiernos que no se sujetan al saqueo de las grandes potencias, a adoptar medidas que les impidan desarrollar su capacidad económica, es decir, que les impidan utilizar sus recursos naturales para el desarrollo de su industria propia.

En este contexto se puede leer la petición de algunos jóvenes que en últimos días han pedido al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador que desista de la construcción del Tren Maya y de la Refinería de Dos Bocas, Tabasco; ambos proyectos esenciales para el desarrollo del sureste de nuestro país y del desarrollo económico general con soberanía.

Ante esta postura se pliegan también algunos grupos de izquierda, que en su ingenua o “infantil” postura buscan boicotear y evitar cualquier proyecto de desarrollo nacional, obedeciendo así a los intereses históricos de las grandes potencias extranjeras.

El ecologismo es necesario, la lucha contra el cambio climático es imprescindible, pero es preciso ubicar en su justa dimensión los intereses que uno u otro discurso busca imponer en nuestra sociedad, ya lo decía Chico Méndez, el defensor de la Amazonía, “La ecología sin lucha social es simplemente jardinería”.

Nael Ramírez Domínguez

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