Ecuador: Sí hay alternativas al neoliberalismo

“La gente se está organizando para sobrevivir”… Es lo que está pasando en ese momento, o sea, un sinnúmero de familias está buscando la manera de vender o trabajar en algo para tener el pan de cada día. Tal vez la palabra ‘organización’ no sea la más adecuada, porque la organización supone varias personas que se unen para alcanzar algún objetivo común. Está bien que cada persona en edad de trabajar vaya encontrando la manera de ganarse el pan suyo y el de su familia: es necesario a corto plazo, pero no es suficiente a mediano y largo plazo.

La solución a la crisis actual no es sólo un asunto individual. Más bien la crisis es la consecuencia de una problema mayor: es todo un sistema que, en vez de protegernos, no solamente se está desinteresando de nosotros sino ha provocado la crisis en la que nos encontramos. Da miedo pensar que mañana va a ser terrible: eso presentimos y no lo queremos decir.

La CEPAL (Comisión Económica para América Latina) prevé para el Ecuador una recesión económica de 5% y un aumento de la pobreza en 10%, ¡como hace 15 años! No podemos regresar a la situación de antes, aunque sea eso que buscan los empresarios, banqueros y los que nos gobiernan. ¿Habrá una mayoría de la gente que quiere cambiar? O más bien se piensa: “Los otros tienen que cambiar… Las autoridades tienen que cambiar… El gobierno tiene que cambiar…”. El problema verdadero no son ‘los otros’, ni ‘las autoridades’ no ‘el gobierno’; se trata de un sistema nacional y mundial que nosotros mismos sostenemos, aunque lo critiquemos. El problema somos nosotros que apoyamos este sistema que nos engaña, nos explota, nos esclaviza, con la complicidad de los medios comerciales de desinformación que pertenecen a los mismos empresarios, banqueros y grandes explotadores: nos mienten y nos engañan… para que nada ni nadie cambie.

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En ese momento me preocupa mucho el silencio, la expresión de nuestra inconformidad y preocupación. ¿No será para acallarnos que nos han encerrado? ¿Dónde están las protestas de los jóvenes, de las mujeres, los campesinos, los obreros, los indígenas, los sindicatos… Tal vez en las redes sociales… Por una parte, está bien: pero ¿cuántas personas alcanzamos mediante nuestro celular y nuestras redes, frente a los 17 millones de ecuatorianos? Nos enfrentamos a estructuras organizadas por el sistema neoliberal que corrompen el Estado y las instituciones estatales, las cuales, en vez de protegernos, protegen y enriquecen a sus dueños con nuestros impuestos y a costa nuestra. ¿A eso queremos regresar?

Por este motivo la reacción no puede ser solamente individualista. Si de estructuras se trata, contra esas estructuras hay que luchar para sustituirlas por otros que trabajen en beneficio nuestro. Y allí sí, se necesita de organización, de muchas organizaciones. “Los pobres desorganizados serán castigados”: es lo que está pasando en este momento.

Por este motivo hay que encontrar otro proyecto social que no sea manejado por el 1% de la población, sino por la mayoría, o sea, por un pueblo que tiene conciencia de clase, que analiza lo que está pasando, poniendo el dedo sobre las causas y que decide organizarse para vivir de otra manera. Ese es el cambio que necesitamos en este momento afín de no recaer en las garras del monstruo que nos lo arrebata todo, hasta la vida, lenta y violentamente.

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¿La rebaja del presupuesto educativo será un motivo para que los jóvenes, directamente afectados, retomen la organización y emprendan la lucha?… junto a las mujeres que van a ser las más golpeadas, los campesinos más explotados, los indígenas más marginados, los jubilados más olvidados… La propuesta de ley económica calificada de ‘humanitaria’ que está por última semana en la Asamblea Nacional está clara: el 65% de los recursos para financiar las medidas para la recuperación económica provienen de aportes de sueldos y salarios de trabajadores y empleados públicos y privados y no de los bolsillos y chequeras de los privilegiados que se han beneficiado de las políticas económicas del nuestro gobierno neoliberal. Es este sistema de saqueo de los empleados y trabajadores, y de aniquilación de los pobres que hay que sustituir.

¿Quién tiene la solución? Nosotros somos la solución y nadie más… ¿Estamos convencidos de esto, de nuestra capacidad, de nuestra dignidad? Aunque no sepamos bien lo que hay que construir, sí, esta pandemia nos ha mostrado y demostrado lo que hay que destruir o a lo menos dejar de apoyar, por nuestro propio bien. La lucha no está ganada, pero acabo de leer la conocida frase de Bertold Brecht: “El que lucha puede perder. El que no lucha ha perdido ya”.

Unos líderes de movimientos sociales nos dicen que el camino hacia una nueva sociedad pasa por el ‘eco-socialismo’. ¡Nueva palabra, nueva esperanza! Pero para que sea efectivamente ‘buena noticia’, depende de nosotros: ¿Nos hemos enterado? ¡No hay peor lucha que la que no se libra!

Pedro Pierre

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