El decreto de Temer y el látigo en la mano del capital
Estamos presenciando una ofensiva sin límites contra nuestro pueblo. En este sentido, estamos ante una decisión que no sólo atiende a los intereses de quiénes explotan de forma inhumana a la clase trabajadora, si no que además hace más difícil el control de quienes aún hoy son condenados a condiciones de total precarización.
Una medida como esta, asociada a la externalización y a la reforma laboral, constituyen el escenario ideal para un mundo de trabajo precarizado y con altos índices de mortalidad, ya que para ser considerado “trabajo esclavo” la nueva norma exige la existencia de falta de libertad. Y además, exige la demostración de que no hubo consentimiento del trabajador.
Lo que presenciamos no se trata únicamente de la disolución de las normas que equilibran la relación capital-trabajo, va más allá, estamos presenciando la degradación del trabajo a niveles ya superados, estamos ante el sometimiento del trabajador y de la trabajadora a condiciones de violencia y embrutecimiento.
Ese decreto contradice todas las normas internacionales y el artículo 149 del Código Penal, que establece que es un crimen reducir a alguien a una condición análoga a la del esclavo, ya sea sometiéndolo a trabajos forzados o a una jornada extenuante.
Provista de una modernidad retórica, la gestión de Temer está enterrando el futuro de muchas generaciones. Esta medida no busca, de ninguna manera, reducir el trabajo esclavo o cualquier tipo de precarización, todo lo contrario, hace más difícil el trabajo de las instituciones que combaten ese tipo de modalidad laboral y que luchan por el avance del trabajo digno, bien valorado y la generación de empleo.
Adilson Araujo
Adilson Araújo: Presidente de la Central dos Traballadores e das Trabalhadoras do Brasil (CTB).
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