Elecciones regionales en Venezuela – El PSUV gana por una mayoría arrolladora y la oposición se desarticula

Entrevista a Arnold August realizada por Nino Pagliccia

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), partido en el gobierno de este país, obtuvo recientemente una rotunda victoria electoral en las elecciones regionales. Las elecciones fueron convocadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), a solicitud de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Poco después, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), grupo de oposición, parecía desarticularse. Enrique Capriles del partido Primero Justicia, por ejemplo, renunció a la coalición de la MUD, cuestionando a Henry Ramos Allup de Acción Democrática (AD), partido que a su vez expulsó a los cuatro Gobernadores de la AD que se atrevieron a juramentarse ante la ANC, aceptando así los resultados electorales.

Nino Pagliccia entrevistó el autor canadiense Arnold August con el fin de conocer su punto de vista acerca de la importancia política para el proceso bolivariano.

Las protestas violentas resultaron bastante contraproducentes para la oposición venezolana, pues sufrieron un fuerte revés en las pasadas elecciones regionales

En las últimas elecciones del 15 de octubre para las 23 gobernaciones de Estados en Venezuela, el partido de gobierno obtuvo 18 Estados. ¿Cuál es su análisis acerca de este resultado en el contexto del proceso político en Venezuela?

Arnold August: No sólo ganaron los 18 Estados, sino que el PSUV aumentó sustancialmente su voto popular en comparación con las elecciones para la Asamblea Nacional, celebradas en diciembre de 2015, cuando la oposición ganó por un amplio margen. Así, en un corto período de tiempo, la Revolución Bolivariana ha invertido la situación. Estas últimas elecciones estatales de octubre de 2017 son, por tanto, de gran importancia histórica, no sólo para Venezuela, sino para toda la región. Estados Unidos busca subvertir la revolución bolivariana y utilizarla como un trampolín para debilitarla, e incluso destruir otros movimientos y gobiernos de izquierda de la región. Estas últimas representan una alternativa al capitalismo y, junto con otras potencias como Rusia, China e Irán, se están desarrollando como un importante desafío multipolar frente al objetivo de Estados Unidos de mantener su hegemonía mundial.

De esta manera, a causa de la importancia nacional e internacional de este resurgimiento en las últimas elecciones, el análisis está en desarrollo. Cualquier observador serio está obligado a continuar la reflexión y la investigación acerca de la sorprendente victoria, como usted lo está haciendo ahora con esta entrevista.

No obstante, a partir de estas elecciones he venido explorando una conclusión que se encuentra en proceso de desarrollo. Los resultados de las elecciones marcaron un hito en la democracia venezolana. La mayor parte del pueblo y el gobierno de Maduro dieron un paso decisivo, al cruzar el río Rubicón de una democracia participativa a una democracia protagónica. Es posible que aún no hayan alcanzado tierra firme, la otra orilla del Rubicón, pero la democracia venezolana va firme por el camino hacia la democracia protagónica como característica principal de su sistema político.

Algunos activistas y simpatizantes de la Revolución Bolivariana en Venezuela y en el exterior pueden sorprenderse e incluso sospechar de mi punto de vista. Si se mira de forma superficial y dogmática, el análisis puede parecer subestimar la excepcional experiencia bolivariana en democracia participativa.

Sin embargo, está lejos de ser el caso. Por ejemplo, en mi publicación Cuba y sus vecinos: democracia en movimiento) en 2014 (Editorial Ciencias Sociales, La Habana), hay una sección dedicada al vecino de Cuba titulada “Venezuela: nuevos experimentos en democracia participativa”, que proporciona un análisis muy positivo.

Y, más importante aún, tenga en cuenta esto. Hugo Chávez señaló muy claramente que  “el socialismo es la democracia participativa y sobre todo la protagónica (Comandante Chávez, “El Socialismo es la Democracia Participativa y sobre todo la Protagónica”, publicado el 19 de marzo de 2013).

La democracia protagónica significa que el pueblo está llegando –individual y colectivamente– a una fase de conciencia y acción del ejercicio cotidiano de su legítimo papel protagónico en su propia revolución.

Vimos esto en el levantamiento masivo del pueblo venezolano. Una alianza cívico-militar revocó el golpe de estado del 11 de abril de 2002, apoyado por Estados Unidos, contra el gobierno de Chávez, tan sólo dos días después, el 13 de abril. De esta manera se hizo legendario el eslogan chavista “¡Cada 11 tiene su 13!” El pueblo es capaz de superar incluso la situación más adversa y el obstáculo aparentemente más desesperanzador, al tomar su destino entre sus propias manos.

Esta creciente democracia protagónica de la Revolución Bolivariana va de la mano con el desarrollo de medidas socialistas. Esto ha ido evolucionando a lo largo de los años a un ritmo constante, a pesar de la guerra económica de Washington contra Venezuela. Paralelamente a esta evolución, la democracia protagónica se ha profundizado y ampliado para convertirse, cada vez más, en una característica de la vida diaria del pueblo. Como se expresó anteriormente, el pensamiento de Chávez en este proceso es crucial para ver a la Venezuela de hoy desde su perspectiva: el socialismo no puede ser defendido ni, menos aún, desarrollado sin un sistema político y electoral basado en la democracia protagónica. No obstante, este nivel de desarrollo de la conciencia no está vinculado a las elecciones. Por el contrario, el proceso electoral es sólo una parte de la batalla de ideas que se está llevando a cabo a nivel nacional e internacional a favor del socialismo.

Motivado por la necesidad, desde la muerte de Hugo Chávez, este movimiento político en Venezuela se hace cada vez más “cotidiano” –quizás no literalmente, pero sí muy cerca de ello. Irónicamente, Obama y Trump, al tratar de subvertir la defensa política del pueblo, participativa y protagónica, de la Revolución Bolivariana y de las mayores reservas de petróleo del mundo, han contribuido a impulsar la revolución para transformar la democracia, como dijo Chávez, “sobre todo, en protagónica”. Por lo tanto, la paradoja, Venezuela está ahora anclada en una posición aún más favorable para defender y ampliar su revolución, como lo exponen obviamente los resultados de las elecciones regionales.

La evidente injerencia política estadounidense desde 2002, ejemplificada en el golpe de Estado, se ha convertido en el pan de cada día de otras formas de “poder inteligente”, alimentando el descontento y la crisis en Venezuela. Este enfoque comenzó a tomar forma el 14 de abril de 2013, después de que el presidente Obama se negara a reconocer a Nicolás Maduro como sucesor de Chávez, elegido constitucionalmente. Desde entonces, prácticamente no ha habido tregua en la estrategia de Obama para las relaciones Estados Unidos-Venezuela, entregada a Trump en bandeja de plata. Tan sólo ha cambiado la forma del intento de golpe de Estado de 2002. Se ha convertido en un golpe de Estado en cámara lenta, pero con el mismo propósito: destruir el programa socialista. Metafóricamente, la respuesta es que cada día Venezuela vive con el eslogan “cada 11 tiene su 13”.

Sin embargo, a diferencia del golpe de Estado militar intentado en 2002, ahora el “11” está representado por el golpe de Estado lento que Estados Unidos ha venido fomentando desde abril de 2013 hasta la fecha, mientras que el “13” es la lucha revolucionaria cotidiana de las masas durante todo este tiempo buscando mantener el poder político. Se trataba – y aún se trata– de que los venezolanos sean los autores de su propia revolución, o que la revolución sea derrocada.

El chavismo, fortalecido tras la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente

¿Y qué papel desempeña la Asamblea Nacional Constituyente en el país?

AA: El primero de mayo de 2017, el gobierno de Maduro tuvo la “osadía” de convocar a elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), para el 30 de julio de 2017. El país estaba al borde de la crisis provocada por Estados Unidos. Era la única salida para lograr el bienestar y la paz de toda la nación. Llegaba el momento de “refundar” la Revolución Bolivariana, como el primer paso que dio Chávez en 1999, con una la nueva Constitución luego de su elección.

Permítame retomar la metáfora del río Rubicón. El éxito de las elecciones para la ANC, su impresionante capacidad de convocatoria y los resultados representan la primera inmersión en el Rubicón: la característica protagónica de la Revolución Bolivariana superó su característica participativa complementaria, llegando así a ser lo que Chávez señaló, “sobre todo”, como la necesidad de ser protagonista y no sólo participativa.

La ANC constituye la máxima expresión de un sistema protagónico por medio del cual gobierna el pueblo. Así, proporciona orientación y confianza para las elecciones regionales sólo dos meses y medio después, con el fin de impulsar la Revolución Bolivariana hasta la otra orilla del río Rubicón. Esta nueva forma de poder popular es la base para la salvaguardia y el desarrollo ulterior del socialismo venezolano.

Nino Pagliccia

Arnold August

Arnold August: Periodista y conferencista canadiense, el autor de los libros Democracy in Cuba and the 1997–98 Elections y Cuba y sus vecinos: Democracia en movimiento.

Entrevista original en inglés:

Venezuela Regional Elections: Chavistas Win by a Landslide, Opposition in Disarray, publicada el 10 de noviembre de 2017.

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