Globalización

El joven político Emmanuel Macron llega al balotaje del 7 de mayo como el gran favorito para convertirse en el próximo presidente de Francia, aunque la experiencia muestra que nada está seguro hasta contarse el último voto.

De cara a los sufragios, absolutamente todos los sondeos pronostican una victoria del líder del movimiento En Marcha, con 20 puntos de ventaja frente a su rival, la ultraderechista Marine Le Pen.

A ello se añade que tras la victoria de ambos postulantes en la primera vuelta, el 23 de abril, una larga lista de políticos, personalidades de diversos sectores sociales y actores de la sociedad civil anunciaron su respaldo a Macron con vistas a la segunda ronda, en lo que se ha configurado como una especie de frente amplio.

No obstante, la vasta movilización no es exactamente a favor del centrista-liberal, sino en contra de Le Pen, pues el objetivo declarado por muchos es evitar la llegada al poder de la extrema derecha, una posibilidad que despierta serias alarmas en esta nación europea.

Así lo admitieron varios de los candidatos derrotados en la primera vuelta al anunciar su apoyo a Macron con vistas al balotaje, como el socialista Benoit Hamon, quien reconoció que será difícil, ‘pero es la opción evidente’.

‘Votaré contra la extrema derecha mediante el boletín que lleva el nombre de Emmanuel Macron. (…) Este acto no significa de ninguna manera un apoyo a su proyecto, al cual me opondré sin ambigüedad’, afirmó.

Por otro lado, un fenómeno similar tiene lugar entre los votantes: un reciente sondeo Ipsos/Sopra Steria indicó que solo el 20 por ciento de los electores desea realmente la victoria del joven político, mientras un 40 por ciento lo apoyará únicamente para evitar el triunfo de Le Pen y un 40 por ciento preferiría su derrota.

Lo cierto es que el proyecto de gobierno del líder de En Marcha, ex ministro de Economía, no ha logrado convencer a una parte mayoritaria del electorado, lo cual puede estar relacionado con la ambigüedad de su propuesta.

En este sentido, Macron no se presenta como un político de derecha ni de izquierda, sino que -según sus declaraciones- pretende tomar lo mejor de ambas tendencias para impulsar el crecimiento y desarrollo de Francia.

En consecuencia, su programa de gobierno incluye medidas de corte liberal dirigidas -según sus planteamientos- a estimular el crecimiento económico, como disminuir los impuestos a las empresas y flexibilizar el mercado laboral.

Al mismo tiempo, planea implementar iniciativas sociales como desarrollar un plan de inversiones públicas de 50 mil millones de euros.

Sin embargo, sus detractores aseguran que tras la ambigüedad se esconde una intención de continuidad con la línea política seguida por el actual presidente François Hollande, mientras sus atributos de supuesta renovación (juventud, movimiento novedoso…) serían apenas una fachada.

Por otro lado, los más críticos afirman que la postura de ‘centrista’ solamente busca disimular su condición de representante de la oligarquía financiera, de las grandes empresas y fortunas del país, y de la política neoliberal reinante en la Unión Europea.

Qué hay detrás de Macron es una pregunta que despierta una intensa controversia en esta nación europea, mientras muchos siguen intentado explicarse cómo el ‘muchacho’ de 39 años está a las puertas de convertirse en el jefe de Estado más joven de la historia nacional.

En caso de confirmarse los pronósticos, vendrán en lo adelante meses y años que probablemente dejarán al descubierto el misterio tras el ascenso meteórico del exbanquero, exministro, y… ¿presidente?

Luisa María González