Estados Unidos: Armas ‘perdidas’ o regaladas al Talibán

Aún es pronto para especular si la penosa retirada de Estados Unidos de Afganistán ha sido un desastre calculado o, por el contrario, comenzará a ser la característica de un imperio en decadencia. Lo cierto es que las especulaciones sobre la posibilidad de que el país asiático se convierta en escenario de una prolongada guerra civil van ganando adeptos.

En efecto, un escenario de guerra perpetua en la región sería favorable a los intereses del Pentágono y seriamente preocupante tanto para China como para Rusia, además evidentemente para las poblaciones de la región. Uno de los hechos que más llama la atención es la facilidad con la que los guerrilleros se hicieron con impresionantes arsenales que incluyen armas sofisticadas.

Según el diario español El Economistase trata de «más de 2.000 vehículos blindados, hasta 40 aeronaves, entre las que podrían figurar varios UH-60 Black Hawks, helicópteros de ataque y drones militares ScanEagle, así como gafas de visión nocturna».

La revista especializada Military Watch amplía la lista de armamento estadounidense con el que ahora cuentan las fuerzas talibán —movimiento proscrito en Rusia como terrorista—, e incluye «equipos de visión nocturna, rifles de francotirador, más de 2.000 vehículos blindados, incluidos cientos de Humvees y posiblemente cerca de 100 aviones».

Además de los drones ScanEagle, la publicación agrega que los talibanes podrían contar con más de 150 helicópteros del Ejército afgano, incluidos los UH-60 Black Hawks y aviones de ataque A-29 SuperTucano, ya que 18 de ellos estaban en Afganistán cuando los talibanes tomaron el mando.

La publicación menciona que 25 senadores republicanos enviaron una carta al secretario de Defensa, Lloyd Austin, exigiendo una rendición de cuentas por la caída de armamento sensible y que se llegó a contemplar «la posibilidad de ataques aéreos para destruir depósitos de armas y denegarlos a los talibanes».

Por su parte, la exembajadora de EEUU las Naciones Unidas, Nikki Haley, afirmó que los gobernantes de su país «no están negociando con los talibanes, se han rendido completamente». Y agregó en una entrevista a CBS News: «Entregaron la base aérea de Bagram que era un importante centro de la OTAN. Entregaron equipos y armas por valor de 85.000 millones de dólares que deberíamos haber sacado de allí».

Si alguien piensa que se trató de un error o descuido del Pentágono, es evidente que no conoce la forma de proceder de la principal organización militar del mundo. Por otro lado, no existe ninguna guerrilla en el mundo, en ningún período de la historia, que haya tenido a su alcance armamento tan sofisticado y tan caro.

Los helicópteros Black Hawk tienen un costo de más de 20 millones de dólares cada uno. Cada Hummer militar vale unos 230.000 dólares y cada Super Tucano alrededor de 15 millones de dólares. Es posible que la cifra aportada por la exembajadora durante la Administración de Donald Trump (2017-2021), de 85.000 millones de dólares, se acerque a la realidad.

Si se compara con el PIB de Afganistán en 2019, que alcanzó 21.000 millones de dólares, estamos ante un armamento que lo multiplica por cuatro. Es como si la producción entera del país durante cuatro años, se transformara en armamento de última generación en manos talibanas, por arte de magia.

Peor aún. En 2020 el gasto militar de Rusia, potencia militar de primer orden, fue de 61.700 millones de dólares según el reporte anual del SIPIR de Estocolmo. Cuesta imaginar un error o descuido de semejante envergadura.

No llama la atención que el presidente ruso, Vladímir Putin, haya advertido: «No queremos que vengan milicianos que se hacen pasar por refugiados. No queremos reincidencia alguna de lo que pasó en los años 1990 y a principios de la década de 2000».
El Gobierno de China ha expresado una preocupación similar. El editorial de Global Times del 23 de agosto estima que «nadie sabe cuándo terminará la guerra y cuándo comenzará la reconstrucción de posguerra». Compara los desastres que dejó EEUU en Oriente Medio con lo que puede suceder ahora en Eurasia, una región clave para el despliegue de la Ruta de la Seda que une china con Europa.

El dragón apuesta a invertir fuerte en la reconstrucción de Afganistán, moviendo a sus empresas estatales y privadas. Una de ellas ya construyó una autopista concluida dos años atrás. «Las empresas estatales chinas y las empresas privadas están empleando diferentes estrategias de inversión en el país devastado por la guerra, siendo las primeras extremadamente cautelosas», destaca el medio oficialista.

China se mueve con extrema cautela. «Sin una guía de políticas, invertir en Afganistán es altamente riesgoso y no rentable», sigue Global Times. Prevén que las empresas que operen en la reconstrucción puedan sufrir sanciones, como «separar a las empresas que operan en Afganistán del sistema bancario global, como Occidente está sancionando a Irán, lo que podría obligara las grandes empresas chinas a salir del país».

Según Bloomberg, Estados Unidos ha congelado casi 9.500 millones en activos del Banco Central afgano y ha prohibido los envíos de efectivo a la nación. Esto puede ser un modo de impedir que China y otros países contribuyan a la reconstrucción de un Afganistán próspero, para lo que se necesita estabilidad.

Por eso el inmenso arsenal en manos del ahora Gobierno talibán puede ser un arma de doble filo contra sus vecinos. El peor escenario para EEUU sería precisamente la estabilidad de Eurasia porque facilita la expansión económica de China que ya tiene importantes inversiones en todos los países y una sólida alianza política, diplomática y militar con Rusia.

Siempre hay que ponerse en la cabeza de los demás. Por eso es muy plausible que los altos mandos del Pentágono hayan permitido que la guerrilla talibán se hiciera con el control de ese tremendo arsenal que la convierte en una fuerza temible.

Los próximos meses dirán si las fundadas sospechas de que se ha preparado un plan de guerra permanente en la región, se llegan a concretar a pesar de que las principales naciones asiáticas rechazan esa posibilidad.

Raúl Zibechi

Raúl Zibechi: Periodista e investigador uruguayo, especialista en movimientos sociales, escribe para Brecha de Uruguay, Gara del País Vasco y La Jornada de México.

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