Estados Unidos desacreditado por la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia

El miedo es mal consejero, nos mueve a tomar decisiones erróneas que la razón desaconsejaría. La interferencia de ese poderoso sentimiento, combinada con la falacia a la que induce el error de medida de la fuerza propia nos empuja a adoptar la decisión que nos castiga.

No le costará al lector trasponer este breve razonamiento válido humanamente aplicado al individuo a los Estados Unidos en su iniciado declive imperial, y acépteme el lector este vocablo sin escandalizarse por izquierdismo, pues lo utilizó Raymond Aron titulando uno de sus libros: République imperiale – Les Etats-Unis dans le monde (1945-1972) (Calman-Levy, 1973. Ed. Cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1976). La crisis de la convertibilidad en oro de la moneda de los Estados Unidos, el dólar, venía anunciar el cierre de un periodo histórico abierto tras la II Guerra Mundial, primera señal, si así se quiere ver, de la decadencia de los Estados Unidos, que se irá materializando muy lentamente, imperceptiblemente. No vamos a adentrarnos en la secuencia de crisis que han sacudido el mundo desde entonces, empezando por la crisis del petróleo en el año 1973.

La provocación de Estados Unidos a Rusia que desencadenó la intervención militar especial de Rusia en Ucrania proviene de no atender los requerimientos de seguridad que se le garantizaron a Rusia en el desmantelamiento de la URSS, que podemos señalar como 1) neutralidad de Ucrania y 2) no admisión de Ucrania en la OTAN bajo ningún concepto; que conlleve el tener un gobierno ucraniano más o menos afín a Rusia es, en todo caso, un requerimiento secundario, pero que pasa a primer plano cuando se trata de la defensa de la población prorrusa que vive en Ucrania, respetando sus derechos a educarse en la lengua rusa y sin menoscabo de la cultura rusa. Este es el planteamiento ruso inicial que persiste y es de una lógica aplastante para quien siente la amenaza de verse rodeado por fuerzas militares que pueden destruirle si instalan lanzamisiles, fuerzas aéreas y armamento capaz de alcanzar puntos neurálgicos del territorio de la federación de Rusia, sin tiempo de respuesta disuasorio.

Que Estados Unidos haya estado formando al ejército ucraniano durante años, sobre el territorio o en territorios con el beneplácito del país aliado que sea, y que unidades militares o paramilitares de los Estados Unidos hayan montado laboratorios de investigación bacteriológica y química en territorio de Ucrania, es un elemento que pone en evidencia al Gobierno de los Estados Unidos, con su Presidente en primer lugar, le hace merecedor de desconfianza y desprestigio ante quienes de buena fe quieren juzgar la acción bélica de Rusia y su justificación.

También las acusaciones no demostradas contra Rusia y su Ejército, basadas en pruebas falsas como las de “cadáveres” que se tapan la cabeza con el hule que se le ha proporcionado, o como as acusaciones de los misiles caídos en países fronterizos, resultando después que eran restos de misiles ucranianos de defensa aérea, o como las acusaciones no demostradas y comprobadas por la ONU en punto a utilizar el Ejército ruso una central nuclear en territorio Ucraniano para encubrir armamento y tropas contra el Ejército de Ucrania, todo ello es un descrédito para los estados Unidos.

La voladura del gaseoducto submarino llamado Nord Stream II en aguas del mar Báltico, infraestructura financiada por tres países (https://rebelion.org/el-gasoducto-nord-stream-ii-un-ejemplo-de-interposicion-de-los-intereses-de-los-burocratas-de-la-union-europea-ue/), que había de permitir llevar grandes cantidades de gas natural desde Rusia hasta Alemania a muy buen precio y que permitiría abastecer a otros países europeos, y acusar al famoso periodista antes laureado que ha investigado el caso y que ha facilitado información que pone a los Estados Unidos como protagonista de la voladura, en consonancia con Noruega, aumenta el descrédito de los Estados Unidos.

Como le desacredita el poner trabas al desarrollo de los cuerdos que permiten el envío de grano ruso a países empobrecidos que lo precisan para el alimento de sus poblaciones, y ello pese a los acuerdos firmados para permitir el tránsito, sin contar con el uso fraudulento de los ucranianos de buques que supuestamente exportaban grano y fueron pillados con finalidades militares.

Esos actos que incluso tomados individualmente desacreditan a Estados Unidos, están enmarcados en un proceder político más grave si cabe: El condicionamiento, por no decir la amenaza a los países de la Unión europea, de alinearse servilmente tras los intereses geopolíticos de los Estados Unidos (https://rebelion.org/los-politicos-y-burocratas-de-la-union-europea-nos-someten-a-estados-unidos-con-la-excusa-de-ucrania/), como ya intentara en guerras anteriores, pero que ahora ha conseguido incluso cuando ello va contra los intereses de esos países europeos. Vista la amenaza cumplida contra Rusia con las sanciones impuestas (https://rebelion.org/sanciones-economicas-y-comerciales-a-rusia-donde-estan-los-defensores-del-libre-mercado/), no podemos dejar de sospechar que una amenaza similar haya podido blandirse con los países europeos caso de no seguir las instrucciones del Gobierno de los Estados Unidos. Que los políticos europeos carezcan del pundonor y honradez necesaria para representar a sus ciudadanos, defendiendo los intereses propios de quienes se suponen son representantes, no rebaja el descrédito de los políticos de los Estados Unidos que han urdido tamaño sabotaje de la economía europea (https://rebelion.org/pagaremos-el-enfrentamiento-innecesario-con-rusia-por-la-decadencia-de-estados-unidos/).

La actuación de los Estados Unidos se ha visto progresivamente desenmascarada a la par que la histeria se ha ido adueñando de sus políticos y de los de la Unión europea. El que lleva la voz cantante ha ido aumentando las sanciones a su conveniencia. Tras haber intentado involucrar a las instituciones internacionales que se crearon tras la II Guerra Mundial para disponer de un marco, favorable a los estados Unidos, sin duda, pero que ha permitido contener los abusos más extremos y los riesgos de conflicto generalizado más graves (no así los singulares, como el caso de la guerra de Estados Unidos contra el Vietnam o la destrucción de Yugoslavia, por citar dos ejemplos paradigmáticos), que por más que han intentado alinearse con los intereses de los Estados Unidos, no han podido violar los tratados constitutivos, aunque algunos hayan padecido una violencia que les arrastran con el descrédito de los Estados Unidos.

La histeria ha desvelado la causa profunda que subyace en toda la estrategia de los Estados Unidos cuando se ha amenazado a China, verdadero destinatario geopolítico del movimiento realizado para debilitar a Rusia, socio complementario de China que le confiere un potencial militar, aunado al económico, que es la verdadera amenaza a las empresas multinacionales mayoritariamente de los Estados Unidos. Taiwán tendría el papel de Ucrania como desencadenante, pero la prudencia China retrasa el enfrentamiento y los Estados Unidos tienen el tiempo en contra, cuando la tasa de crecimiento de su Producto Interior Bruto real se anuncia del 1%, frente al 5% chino (Tomando las últimas estimaciones y proyecciones del Fondo Monetario Internacional disponibles para 2022, 2023 y 2024, adoptando base = 100 en el año 2021, Estados Unidos alcanzaría 104,5 en 2024, mientras que China se situaría en 113, por lo que de continuar esos ritmos, los Estados Unidos serán relativamente más débiles cuanto más tiempo pase).

Estados Unidos va dejando de ser lo que fue y sólo le queda la fuerza militar, pues ha traicionado el discurso liberal en que se amparaba ideológicamente. De ahí que hable de un mundo basado en reglas y no en el liberalismo económico, que eso precisamente es lo que está exigiendo China: un mundo en que los negocios puedan desarrollarse sin que se inmiscuya el proteccionismo de las sanciones. Ahora los estados Unidos tienen miedo de aplicar el liberalismo económico y han acallado a muchos Think Tanks liberales, ahora no le conviene.

Fernando G. Jaén Coll

Fernando G. Jaén Coll: Profesor Titular del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña.

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