Estados Unidos e Irán: El camino de confrontaciones abierto por Trump

El origen de las fuertes tensiones existentes ahora entre Estados Unidos e Irán puede remontarse a 2016, cuando antes de llegar al poder el presidente Donald Trump atacaba el acuerdo nuclear con la nación persa.

El 21 de marzo de ese año, el entonces aspirante a la Casa Blanca dijo ante la conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí que su prioridad número uno era desmantelar lo que él llamó ‘el desastroso pacto con Irán’.

Tras su llegada a la mansión ejecutiva el 20 de enero de 2017, la posición del ya gobernante sobre esa cuestión no tuvo cambios; por el contrario, Trump con frecuencia arremetió contra el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) aun cuando aliados cercanos de Washington continuaron defendiendo su efectividad.

De nada valió que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) continuamente reportara que Teherán estaba cumpliendo sus obligaciones bajo el acuerdo firmado en 2015 con seis potencias mundiales (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania), el presidente estadounidense insistió con sus ataques.

El 17 julio de 2017 su administración certificó al Congreso que Irán continuaba respetando técnicamente sus compromisos bajo el pacto, pero altos funcionarios alertaron que esa notificación se hizo de mala gana, y al día siguiente Washington impuso algunas sanciones no relacionadas con el sector nuclear.

Luego de esas acciones, continuó el discurso hostil de Trump hacia el territorio persa, y se mantuvieron también los llamados de las naciones europeas a que Washington no abandonara el mecanismo, tanto con apelaciones directas al jefe de Estado, como con cartas enviadas por parlamentarios británicos, franceses y alemanes al Congreso norteamericano.

Todos esos esfuerzos resultaron en vano, y el 8 de mayo de 2018 el gobernante estadounidense cumplió su promesa electoral de retirar a Estados Unidos del PAIC, una decisión que generó críticas de los demócratas y de los socios europeos, quienes reafirmaron su compromiso con el acuerdo.

Además de dar a conocer el abandono del pacto, Trump firmó un memorando presidencial para instituir el ‘nivel más alto’ de sanciones económicas contra Irán.

El 8 de agosto entraron en vigor los primeros castigos, los cuales comprendieron aspectos como restringir la compra por parte de Irán de dólares estadounidenses, el comercio de oro, metales preciosos, aluminio, acero, carbón, software y transacciones relacionadas con la deuda soberana y el sector automotriz.

La segunda ronda de sanciones llegó en noviembre, dirigida contra los sectores bancarios, naviero, de construcción de barcos y petrolero, y esas restricciones se intensificaron en los meses siguientes debido a las presiones de Washington para reducir a cero las exportaciones de crudo iraní.

En medio de toda esa agresividad norteamericana, que comprendió también la designación de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán de organización terrorista, entre otras acciones, la OIEA informó a finales de mayo último que el país persa se había mantenido dentro de las limitaciones clave del acuerdo nuclear.

Crecen las tensiones

Las tensiones bilaterales entraron en un estado de mayor confrontación desde ese mes, luego de que el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, confirmó el envío de un portaviones y una unidad de bombarderos al Medio Oriente con el fin de dar un ‘mensaje claro’ a Irán.

Para justificar ese incremento de la presencia militar norteamericana en la región, Bolton y otros miembros de la administración citaron, sin presentar pruebas, supuesta información de inteligencia sobre intentos de Teherán de atacar fuerzas estadounidenses.

A finales de mayo Trump comunicó que enviaría otros mil 500 soldados al Medio Oriente para contrarrestar la influencia de Irán en el área, y a mediados de junio el Pentágono dio a conocer el despliegue de otros mil militares.

La noticia de esas últimas tropas se difundió después de que Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, acusaron a Teherán de atacar dos buques petroleros en el golfo de Omán el 13 de junio, lo cual fue negado por la nación persa y puesto en duda incluso por socios de Washington.

El 21 de junio, en tanto, el jefe de la Casa Blanca aprobó ataques militares contra Irán que luego suspendió en el último momento, como respuesta al derribo de un dron norteamericano.

Mientras Estados Unidos indicó que ese aparato estaba en aguas internacionales, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán indicó que la aeronave espía no tripulada, identificada como RQ-4 Global Hawk, violó el espacio aéreo de la nación persa.

A medida que ha continuado este ambiente de enfrentamiento, Irán comenzó a adoptar acciones de respuesta, y el 7 de julio divulgó que comenzaría a cruzar el límite del 3,67 por ciento de uranio enriquecido establecido en el PAIC.

El portavoz del Gobierno iraní, Ali Rabii, recordó que Teherán decidió permanecer en el plan para que todos los países, la región y el mundo entero se beneficiaran, pero apuntó que Estados Unidos cometió un error estratégico al retirarse del mecanismo.

Trump, quien en días anteriores había acusado a Irán de romper un pacto que él abandonó hace más de un año, advirtió a Teherán después del anuncio sobre el uranio que fuera ‘cuidadoso’, y Pompeo amenazó con más aislamiento y sanciones.

Pero a pesar de las posturas de su Gobierno, varias voces dentro de Estados Unidos recuerdan que fue el propio jefe de la Casa Blanca quien con sus decisiones llevó a la situación actual.

Finalmente conseguimos un plan a largo plazo en el que no iban a enriquecer su uranio en la medida en que lo estaban haciendo. Se iban a deshacer de varias de estas instalaciones y, según todas las inspecciones, eso estaba ocurriendo, declaró la senadora demócrata y aspirante presidencial Amy Klobuchar el 7 de julio a CBS News.

Entonces, ¿qué hizo el presidente Trump? Dijo que podía lograr un mejor trato, más seguro. ¿Saben qué? Ahora estamos menos seguros, criticó.

Para la representante del partido azul Tulsi Gabbard, también candidata a la Casa Blanca, un conflicto bélico con Teherán sería ‘mucho más devastador’ para Estados Unidos que el de Iraq, y advirtió que Trump está ‘acercándonos más y más a la guerra con Irán’.

Según el senador Chris Coons, cree que existe la posibilidad de que Irán acepte volver a la mesa en lugar de enfrentarse en una confrontación militar, pero sostuvo que hasta el momento no ve ningún movimiento por parte de la administración estadounidense para regresar a las negociaciones.

Martha Andrés Román

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