Estados Unidos: El conservadurismo tiene que dejarse de payasadas y ayudar a arreglar el tema de la inmigración

Aceptando sin conceder que al tema de la inmigración se le puede considerar una “crisis”, entonces, podemos preguntarnos por qué no se trata al tema como tal. Si bien una “crisis” requiere de acciones inmediatas encaminadas a soluciones verdaderas, ¿por qué los poderes legislativo y ejecutivo no han sido capaces de actuar y ponerle solución de una vez por todas?

Ante un problema complicado que requiere pensar y analizar a fondo, el conservadurismo parece estar estancado en el uso de frases y eslóganes, como si la solución al tema de la in/migración fuese a llegar gracias a dos o tres frases pegajosas que solo entusiasman al sector más xenófobo, conspiranoico y antiinmigrante de la sociedad estadounidense.

Los conservadores no quieren escuchar nada que no sea su ya desgastado discurso aquel de “hay que deportarlos a todos”, de que “hay que construir el muro”, de que los in/migrantes “planean desplazarnos culturalmente”, y otros sinsentidos que solo empeoran la situación.

La clase política tradicional en su conjunto, que incluye a conservadores y también a liberales, nos tiene sumergidos en ese eterno juego de la torpeza, la inacción y las excusas, en donde el legislativo culpa al ejecutivo, el ejecutivo culpa al legislativo, un partido político culpa al otro partido político, y ahí se la viven.

Pareciera que los políticos tradicionales están siempre pensando en la mejor “estrategia”, pero no una “estrategia” para encontrar una solución de fondo en beneficio de las personas y del país, sino para simplemente ganar votos, para tratar de tener mayoría en las Cámaras y colocar a su respectivo candidato afín en la Casa Blanca cada cuatro años.

Y mientras tanto, varios millones de inmigrantes siguen sumergidos en ese círculo vicioso, gracias a la inacción de esta clase política. Por ejemplo, en el reciente mensaje sobre el estado de la Unión de Joe Biden, éste llamó a sus adversarios a sacar adelante una reforma migratoria por medio del trabajo en conjunto, y la respuesta inmediata de los republicanos fue: “¡cierra la frontera!”. O sea que todo indica que, en cuanto a acción, hasta ahí llega la cosa, simplemente nada de nada.

Y lo peor de todo es que, al tiempo que prevalece la inacción de un gobierno que da la impresión de esforzarse, neciamente, todos los días por no hacer nada, los indocumentados siguen atrapados en la incertidumbre.

Ojalá que la clase política estadounidense ya se deje de payasadas y se ponga seria. ¿Será, acaso, esto imposible?

Marco I. Dávila C.

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