Estados Unidos: El niño malcriado del coronavirus

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Con más de 10 mil muertos, Estados Unidos es el país con la tasa de mortalidad más alta producida por la pandemia de coronavirus. “El país más grande del mundo” no puede admitir que China logró hacer frente a la amenaza del Covid-19 mientras que Estados Unidos está fallando. Como es típico de su cultura asume un tono bélico y habla de estar en estado de guerra contra el COVID-19. Solo que su modo habitual de hacer la guerra son los bombardeos contra civiles del adversario y aquí no hay nada que bombardear. Esta no es una lucha en la que la única la posibilidad de victoria es la fuga disciplinada.

Estados Unidos debe aprender de China, que no culpó a nadie, reconoció la realidad y actuó con rapidez. EEUU, con sus titubeos como un niño asustado, está sufriendo un desastre epidémico del que siempre el niño malcriado quiere culpar a otros.

Trump comenzó por culpar a otros por sus fracasos. Primero, el culpable fue China, luego todo fue culpa de la OMS por no haber advertido del riesgo.

Esto cuando ahora se sabe que la CIA le advirtió que a partir de noviembre habría una pandemia, en China, que se propagaría y llegaría a los EE.UU.

El curso internacional de la pandemia del coronavirus y la velocidad de su propagación y su expansión dejan muchos interrogantes; porque la explicación oficial no satisface.

China fue el primer país del mundo con un brote importante (Wuhan, donde en octubre 2019 hubo una visita unas tropas norteamericanas!) El brote de COVID comenzó puntualmente en noviembre. China no culpó a nadie y controló la epidemia en 3 meses. El 6 de abril, ya la tenía controlada y enviaba ayuda experimentada a países europeos cuyos pedidos de auxilio, tanto la UE como la OTAN, habían ignorado.

Estados Unidos está sufriendo una catástrofe cada vez peor. Los hechos son claros.

Según la Universidad Johns Hopkins, tiene más de 368,000 casos y más de 10,000 muertes. El número total de víctimas mortales en los EE.UU. ya es aproximadamente tres veces más alto que en China, en términos absolutos.

Pero, dado que EE. UU. Tiene menos de una cuarta parte de la población de China, el número per cápita de casos y de muertes en EE.UU. es 12 veces mayor que China y aumenta rápidamente.

La diferencia entre el éxito de la respuesta de China y el fracaso de los Estados Unidos se basa en una diferencia fundamental en el enfoque.

China aplicó un viejo proverbio: “buscar la verdad de los hechos”. Muchos en los Estados Unidos se involucraron en delirios nacionales y ridículos discursos patrioteros de sonido belicoso. Las lecciones que ofrece la diferencia en los distintos modos de reaccionar van mucho más allá del coronavirus.

Si lo aplicamos a esas analogías con la guerra que tanto gustan a los políticos norteamericanos, les convendría recordar algunas cosas.

El mayor error de un hombre de Estado es mentirse a sí mismo, (wishful thinking lo llaman ellos).

Los mayores desastres bélicos en la historia humana resultan de intentos de engañarse sobre la realidad.

Por ejemplo, en 1812, Napoleón pensó que su logística habitual bastaría para aprovisionar al medio millón de la Grande Armée, que funcionaría en medio del invierno ruso.

En 1941, Hitler creyó, cuando decidió atacar a la URSS, que “solo tienes que patear la puerta y toda la estructura podrida se derrumbará”, una equivocación desastrosa cuya realidad es que desató la guerra más mortal de la historia humana, destruyó para siempre su Tercer Reich y causó 27 millones de muertos en la Unión Soviética. Negar realidades contrarias a nuestros deseos es una actitud infantil muy peligrosa, como lo es culpar a otros de nuestros fracasos. Son dos actitudes típicas de los niños malcriados.

En esas dos cosas, Latinoamérica se parece a Estados Unidos.

Otra realidad que se pasa por alto es la insuficiencia del sistema de salud de EE.UU. para hacer frente a una crisis de salud real y mortal a escala nacional. El sistema de salud norteamericano es inadecuado, porque no se puede confiar la salud nacional a un sistema cuyo objetivo principal es el negocio y las ganancias.

El mundo entero tiene interés en que Estados Unidos salga victorioso e indemne de esta prueba.

Umberto Mazzei

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