Evo Morales, el pueblo es el poder

Desde que era dirigente sindical de la Federación Especial del Trópico de Cochabamba, en los 80, Evo Morales conocía contra qué estaban luchando en una sociedad donde el racismo hacia la población mayoritariamente indígena era la expresión de un poder oligárquico que desde la independencia de España, se convirtió en lo que llama el colonialismo interno.

Conocí el colonialismo desde que era muy niño sobre nuestros cuerpos golpeados y maltratados y con la historia oral transmitida de generación en generación en los laberintos de soledad, exclusión y olvido en que vivían los indígenas.

Leyendo la historia, nuestra muy olvidada, entendí que las grandes batallas que libramos con nuestros hermanos no sólo fueron por la independencia sino también por el derecho de los pueblos a su identidad, a su cultura, por la defensa de los recursos naturales, contra la esclavitud a la que estábamos sometidos y por la dignidad, recordó Evo en una de las varias entrevistas que realicé para La Jornada, desde que era dirigente sindical hasta los tiempos de su presidencia.

Antes de asumir formalmente la presidencia en la sede de gobierno en La Paz, (21/01/06), Evo juramentó en el Tiwanako, en el Templete de Kalaasaya, a unos 70 kilómetros de la capital ante miles de los suyos y los sacerdotes aymaras en una ceremonia cargada de símbolos y emociones.

En una Bolivia que había sufrido más de un centenar de dictaduras militares, donde existía un apartheid similar al de Sudáfrica, del que nadie hablaba, Morales recuperó los recursos naturales como el petróleo o la electricidad. Ya había estado al frente de las luchas por el agua y contra la privatización del gas, donde por primera vez los originarios fueron la vanguardia, en un país de eternas resistencias.

Todo esto fue imaginado cuando con otros compañeros fundaron el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos que se aliaría con el Movimiento al Socialismo para participar en las elecciones de 1997, donde fue electo diputado por Cochabamba, lo que le valió persecuciones y hasta la prohibición de debatir en el Congreso.

Ya como Presidente, recuperando los recursos naturales, entendiendo que todas estas riquezas eran de un país inmensamente rico, con un pueblo muy pobre, el más pobre que figuraba después de Haití su proyecto comenzó desde el primer día, con los llamados bonos Juanito Pinto para los niños, o por primera vez jubilaciones y pensiones inexistentes. Lo urgente fue comenzar a devolver a un pueblo sometido sus primeros reconocimientos de dignidad. Y por supuesto, muy pronto pudo declarar a Bolivia territorio libre de analfabetismo, gracias al método cubano. La alfabetización se hizo no sólo en español sino en todas y cada una de las lenguas originarias.

El ingreso de millones de dólares de los recursos recuperados le permitió distribuir la riqueza y producir un cambio de 180 grados, a lo que sumó una política exterior independiente. No menos importante fue la recuperación de la cultura, de la identidad, del orgullo de pertenencia. También el rescate de las culturas medicinales, revolucionaron la vida de los olvidados ¿Cómo volver atrás de todo lo que se vivió en estos tiempos? se preguntaba Evo.

Tras el intento de golpe en Estado de septiembre de 2008, expulsó al embajador estadounidense, Phillip Goldberg. Luego cuando la CIA se infiltró en Yacimientos Petrolíferos Bolivianos, en 2009, la sacó del país. Hubo otros intentos de golpe a fines de 2011 y en junio 2012.

Hasta la llegada de Evo al gobierno, la CIA tenía una oficina en el Palacio Quemado. También expulsó a la DEA, que había sido parte de la persecución y la muerte de campesinos, en su falsa lucha contra el narcotráfico. A pedido de la población expulsó a fundaciones estadounidenses que estaban enquistadas con sus ONG en diversos lugares. Logró la mayor disminución de la pobreza en un país de América Latina de 60 a 38 por ciento y luego a 15 por ciento y el proceso continuaba hasta estos aciagos días.

Uno de los cambios más profundos fue la Constitución que declaró República Plurinacional a Bolivia. La filosofía aymara se define en tres formas de actuar ante el mundo, no robar, no mentir, no matar. Esto fue su norte y destacó la austeridad en su vida. Hay una Bolivia antes y después de Evo.

Siempre reconoció los errores a sabiendas de que tantos siglos de exclusión y olvido no se recuperan en 10 o 15 años. Los tiempos son otros para los suyos.

El pueblo es el verdadero poder. Cuando llegué como presidente no podía dejar de pensar en todo lo que habíamos vivido, como la mayoría que éramos los pueblos indígenas, cuando no teníamos derecho a caminar por las veredas y cuando llegábamos a lugares en que nos querían tratar como animales, avergonzando a los niños de ser hijos de indígenas. Matar a un indio no se pagaba como un crimen, y habrán muerto tantos que nadie supo. Y cuando llegamos ya habíamos estado en las calles al frente de las rebeliones y llegamos recuperando nuestra cultura, nuestra estima, nuestra fortaleza y dignidad.

Eso es lo que está de regreso en estas horas en Bolivia, y Evo Morales lo sabe.

Stella Calloni

Stella Calloni: Prestigiosa intelectual y periodista argentina, colaboradora de Prensa Latina.

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