Filtraciones, juegos, trampas y dos armas humeantes
Al director, productor y guionista de cine Guy Ritchie, creador de la película que lleva una parte del nombre de este artículo, no se le hubiera ocurrido semejante desvarío como las filtraciones de documentos clasificados del Pentágono.
Docenas de páginas de mapas, gráficos, informes de escuchas telefónicas y notas geopolíticas brindan una visión detallada de los «breves» informes de inteligencia, la forma en que ésta funciona para espiar a rusos, países aliados, ucranianos, coreanos y hasta israelíes.
Escritas por los americanos para despistar a los rusos y reescrita por estos últimos para confundir a Occidente, las filtraciones siempre, cuando se desea, son confidencialmente públicas, y en este caso han conseguido la atención mundial. Si no fuera porque huele a reorganización, modificación y reestructuración de relato, serian cómicas o hasta divertidas, pero las guerras suelen ser tremendas, aterradoras, brutales y sanguinarias, cosa que no le importa a nadie, menos si se está a 9.153 kilómetros de distancia del teatro de operaciones.
Las agencias de Washington intentaron en vano impedir la difusión de estas decenas de páginas producidas por la CIA y los servicios de inteligencia militar estadounidenses que nunca debieron ser secretos, perdón, quise decir, hacerse públicas. Estas notas, mapas militares e informes de espionaje se centran abrumadoramente en el conflicto ucraniano. Su precisión y escala sin precedentes revelan varios aspectos de la situación del ejército de Kiev, como su crítica escasez de artillería y municiones, la composición de sus nuevas brigadas, su escaso entrenamiento, las posiciones de sus defensas antiaéreas, etc. Datos lo suficientemente sensibles como para obligar a Ucrania a cambiar parte de sus planes, mientras los preparativos para la tan esperada contraofensiva, que está en pleno apogeo, goce ahora de una gran incertidumbre.
Si bien puede ser la violación de seguridad nacional más importante desde las filtraciones de material de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. por parte de Snowden hace una década, el hecho de que se produjera es más significativo que lo que se reveló; la idea de estas fugas es que sean creíbles. Así es que, en el caso de admitirlas y siguiendo este guión, uno debería pensar que la filtración revela cuán aparentemente fácil fue para un empleado de bajo nivel en una base militar de EE.UU. obtener, y luego compartir, información altamente confidencial del gobierno estadounidense, lo que significaría que su seguridad es una burla.
Lo cierto es que lo importante de las filtraciones es la información sobre el debate interno en gobiernos aliados como Corea del Sur, sometida a la presión de EE.UU. para que proporcione proyectiles de artillería a Ucrania, según el diario The New York Times, o uno de los más estrechos socios, Israel, que se ha visto también aludido por la revelación del supuesto papel del Mossad, el servicio de espionaje exterior, como motor de las protestas contra la reforma judicial del gobierno de Benjamín Netanyahu.
Bajo la dirección de EE.UU., Ucrania está planeando una gran contraofensiva, probablemente a finales de esta primavera, cuando los campos y las carreteras secundarias que no están asfaltadas se sequen. Según los documentos filtrados, Ucrania ha reunido doce brigadas (cada una tendría entre 3.000 y 5.000 soldados, es decir, unos 60.000 en total) para el impulso militar planificado de la ofensiva, y es aquí donde comienza la comedia.
Nueve de las doce brigadas están equipadas con blindados y artillería estadounidenses y europeos y las otras tres están formadas por equipos más antiguos de origen ruso, algunos de ellos modificados por Ucrania. Y si bien el relato indica que se pueden esperar grandes ganancias de su ofensiva, la realidad es bastante diferente. Incluso el Wall Street Journal, un impulsor de Ucrania, tiene dudas.
Ahora, según los documentos del Pentágono, y como lo explica Simplicius en su blog Substack, las brigadas están compuestas por grupo de equipos diferentes, lo cual no será fácil coordinar y las reparaciones de campo serán casi imposibles (Estados Unidos y los europeos han establecido algunas estaciones de reparación en Polonia y Rumania, parece broma, pero están un poco lejos de la zona de conflicto). Esto supondrá un desafío importante para los ucranianos, que tampoco tendrán reservas de equipos para reemplazar lo que se puede perder en la batalla. Por ejemplo:
Brigada 117
28 Viking (Países Bajos), disponibles.
10/20 x XA185 (APC finlandés)
10 Senators (Hummer canadiense)
31 PT-91 (T-72 polacos mejorados)
12 D-30 (artillería soviética)
Los documentos del Pentágono también dicen que las defensas aéreas de Ucrania están muy agotadas, linda palabra para describir que están destruidas por los rusos o sin municiones. Incluso los interceptores para el sistema de defensa aérea Patriot de EE. UU. entregados a Ucrania no están disponibles actualmente a menos que se retiren misiles de reemplazo de las unidades operativas estadounidenses y europeas. Lo que significa que los rusos tienen una clara superioridad aérea que, en cualquier ofensiva, utilizarán contra las fuerzas ucranianas. La falta de municiones es también un gran problema para apoyar la prometida ofensiva, incluso para continuar la guerra misma.
Considere, por ejemplo, municiones para artillería. Estados Unidos ha suministrado obuses de 155 mm, en su mayoría con proyectiles de alto explosivo. Ucrania ha disparado casi un millón de proyectiles de 155 mm, una cantidad enorme. Estados Unidos y Europa han suministrado alrededor de 300 sistemas de cañones de 155 mm, remolcados y autopropulsados a Ucrania, pero según el informe del Pentágono, no hay obuses en existencia en este momento.
La misma historia vale para el M-142 HIMARS. La munición crítica para HIMARS en Ucrania se llama cohete de lanzamiento múltiple guiado, con un alcance de entre 15 y 70 kilómetros. Ucrania ya ha disparado 9.612 de estos cohetes, cada uno de los cuales cuesta alrededor de 160.000 dólares y, según el detalle, aunque no lo crean, ‘sin contar el envío’. Según los documentos del Pentágono, no hay más de estos cohetes en la línea de suministro.
Es posible que las brigadas ucranianas no estén en su máxima capacidad y que el número de tropas con brazalete amarillo o de élite con experiencia sea probablemente bajo. Muchos de los que se lanzarán a la lucha son soldados nuevos, marcados con brazaletes verdes.
Si los rusos abandonan las batallas a lo largo de la línea de contacto en Donbas y avanzan hacia el oeste, no hay mucho que los detenga. Eso obligaría a Ucrania a dividir sus brigadas de contraofensiva actualmente reunidas, o a convertirlas por completo para impedir que Rusia llegue al río Dniéper y amenzar a Kiev.
Por lo tanto, el panorama de la ofensiva de Ucrania no parece prometedor, ¿quizás por eso las filtraciones? No es una mala idea comenzar a informar a Occidente que la guerra de Ucrania está cerca de la postergación. Tal vez Ucrania pueda tratar de esperar hasta que EE.UU. y la OTAN puedan entregar todo el equipo pesado y las municiones necesarias, pero eso sucederá probablemente dentro de unos años. Sin embargo, es posible que los rusos no estén interesados en permitir que se desarrolle ese escenario.
Occidente ha conseguido que la industria rusa esté produciendo municiones y nuevas armas, es decir, reactivando la industria bélica, al contrario que EE.UU. y la OTAN que no se dan abasto con el abastecimiento. Los soldados rusos se ha reabastecido en su mayoría, o el reabastecimiento está en marcha, y sus fuerzas están luchando con más eficacia que antes. El riesgo es que si los rusos prevalecen, Ucrania como entidad política podría colapsar.
Además de todo esto, algunos jugadores de la OTAN, por ejemplo, Hungría, no apoyan a EE.UU. y la OTAN en Ucrania, además Hungría y Polonia se pusieron de acuerdo para no dejar entrar granos de Ucrania. Turquía podría no apoyar a la OTAN o estar de acuerdo con el Artículo nº 5 del sistema de defensa colectiva de la OTAN, que requiere la unanimidad de los miembros, y Francia se opone a la guerra cada vez más y a las futuras sanciones a China. Desde que se filtró el documento del Pentágono, también aumentan las dudas sobre la capacidad de Ucrania para permanecer en la lucha, lo que es grave, y desde el punto de vista político, puede llevar a imprudencias bélicas para que le sigan suministrando apoyo.
Por lo tanto, la oposición de EE.UU. a un acuerdo negociado con Rusia parece representar un gran riesgo de seguridad estratégica, con pocas posibilidades de mejora, incluso si Ucrania de alguna manera pudiera ganar algo de terreno en su ofensiva de finales de la primavera. El curso de acción más prudente sería impulsar las negociaciones con los rusos. Eso no será fácil, porque estos últimos probablemente no estarán de acuerdo con ningún alto al fuego y probablemente exigirán que se levanten las sanciones de EE.UU. y la UE.
Lo cierto es que este arroz ya se coció, y la idea será seguramente el estancamiento en el campo de batalla. El cambio de discurso, para eso sirven, al parecer, los papeles del Pentágono, y está dirigido a que comencemos a pensar, que este juego se acabó.
Alejandro Marcó del Pont
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