Flexibilización del Mercosur: Lacalle se alinea con Bolsonaro

Los presidentes derechistas de Brasil, Jair Bolsonaro, y Uruguay, Luis Lacalle Pou, tras un almuerzo celebrado en Brasilia, propusieron una reunión de los cuatro líderes del Mercosur en marzo para abordar una eventual flexibilización del bloque, para permitir a cada país negociar acuerdos comerciales de forma independiente.

Lo extraño es que esta ofensiva por la flexibiliación se da cuando el Parlamento Europeo decidió confirmar la redacción de su resolución  sobre Política Exterior y Seguridad para el presente año  que incluye una mención especial a finalizar las negociaciones en relación al  acuerdo de libre comercio de la Unión Europea con el Mercosur.

Obviamente, las negociaciones siguen siendo secretas y no se han dado a conocer significativas concesiones brindadas por los negociadores del Mercosur (entre otras; discrecionalidad europea para determinar limitaciones sanitarias, liberalidad en la certificación de origen)  a cambio de muy poco (algunos permisos para superar indicaciones geográficas).

Los sectores económicos y sociales de los países del Mercosur potencialmente afectados por un acuerdo desventajoso (economías regionales, industrias, servicios ) no han hecho seguimiento del tema,  ignorando las consecuencias de la consigna de que «es la hora de abrirse al mundo», cuando justamente el panorama internacional, en el marco de la pandemia y la crisis de las economías es muy delicado al estar  creciendo  las tendencias proteccionistas y  disputas geopolíticas entre economías centrales.

A su regreso a Montevideo, Lacalle aseguró estar “muy contento y muy satisfecho” por la reunión, porque coincidieron “en una gran cantidad de temas”, entre ellos el presente, futuro y flexibilización del Mercosur, las hidrovías en las lagunas en la frontera oriental y la del Río Uruguay, que separa a ambos países por el oeste, además de varios temas binacionales.

Bolsonaro señaló que abordaron «la posibilidad de flexibilizar para cada país del bloque formado también por Argentina y Paraguay los negocios con otros países».

Actualmente, Mercosur no permite a sus miembros hacer acuerdos comerciales sin la anuencia de sus socios. La idea de flexibilizar esa cláusula viene barajándose desde hace años en el Mercosur, y tomó impulso con las presidencias del conservador Michel Temer en Brasil y el derechista Mauricio Macri en Argentina.

Durante el mandato de ambos se avanzó mucho en el acuerdo del bloque con la Unión Europea, firmado en junio de 2019 y cuya ratificación se había estancado entre los 27 miembros de la UE, principalmente por las preocupaciones sobre la falta de compromiso de Brasil con la protección de la selva amazónica.

Durante tres décadas el Mercosur se ha mantenido, pese a su nombre, muy lejos de ser un mercado común, e incluso le faltó mucho para ser una zona de libre comercio. Esto no significa, por supuesto, que el funcionamiento del bloque haya carecido de beneficios para sus integrantes.

El matutino montevideano Ladiaria señala que en el vaivén de las discusiones sobre sus problemas, cada tanto aparece la aspiración de que Uruguay mantenga sus ventajas actuales, pero no las desventajas, mediante una autorización de los demás socios para realizar acuerdos comerciales con otros países. Y el planteamiento estuvo presente en el encuentro informal de ambos presidentes derechitas.

Uno de los problemas obvios que traería esa “flexibilización” es que perforaría el criterio de arancel externo común, con claros perjuicios y peligros para los demás Estados miembros, y convertiría al Mercosur en mucho menos de lo que ha logrado ser.

En las cuestiones relacionadas con el Mercosur es prudente tener conciencia de que una cosa es lo que a uno le gustaría que ocurriera, y otra lo que realmente puede ocurrir. La ambigüedad no es marca registrada de Lacalle, pero a su regreso de Brasil, sobre la compra de vacunas, dijo que “veremos cuáles se adquieren, en qué cantidad y a qué precio, lo que no contribuye, por cierto, a instalar la convicción discursiva de que ya está todo arreglado.

De acuerdo con Bolsonaro, que catalogó la reunión como informal, en marzo está prevista una reunión de ´presidentes para tratar sobre la apertura comercial del bloque, con la posibilidad de negociaciones independientes con otros países, propuesta con la que está de acuerdo Lacalle.

“Pertenecemos al Mercosur, vamos a cumplir 30 años de la asociación, y como toda asociación, tenemos que rever cosas. El próximo paso es la flexibilización. Aun siendo parte, que cada país pueda avanzar”, dijo Lacalle, que hizo su primer viaje al exterior desde que sumió en marzo. En noviembre había recibido al presidente argentino, Alberto Fernández.

El otro tema que estuvo sobre la mesa fue la necesidad de realizar la hidrovía del río Uruguay de la que se van a beneficiar Uruguay, Argentina y una parte del sur de Brasil, dijo Lacalle. “Vamos a invitar al presidente Fernández a hacer un estudio de prefactibilidad”, señaló.

Además, se habló sobre la necesidad de profundizar la integración energética y se trató el tema de las posibles hidrovías sobr el Río Uruguay y en la laguna Merín, además de un segundo puente en la frontera de Yaguarón-Río Branco.

Para los analistas uruguayos, mejor futuro que la flexibiloización pueden tener las ideas manejadas por ambos mandatarios sobre obras de infraestructura, aunque es necesario analizar, por ejemplo, si a Uruguay realmente le conviene que parte de sus exportaciones se embarque en Porto Alegre o Santos y no en Montevideo.

En cuanto a la hidrovía del río Uruguay, hace muchos años que se habla de sus posibles beneficios, pero también  de sus posibles estragos en términos ambientales.

El ministro brasileño de Infraestructura, Tarcísio de Freitas, explicó que los planes para la hidrovía oriental están adelantados, con el dragado de la Laguna Merín. Añadió que el antiguo puente Barão de Mauá, que une las ciudades de Jaguarão (Yaguarón), en el lado brasileño, y  Rio Branco, en el uruguayo, será restaurado.

Otros asuntos tratados fueron el control fronterizo durante la pandemia de la covid-19 y la seguridad energética brasileña, ante la crisis hídrica que pasa el país desde octubre del año pasado, obligando al país a importar energía de Uruguay y Argentina. “Esta integración es importante para la seguridad energética de los países y por eso estamos llamando a otros países del Mercosur a participar”, señaló el ministro brasileño de Minas y Energía Bento Albuquerque.

Tanto Lacalle como el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, estaban con los tapabocas puestos mientras que Bolsonaro, que ha criticado las medidas para contener el covid-19, y el resto de las autoridades brasileñas no utilizaban ninguna medida de protección. Bolsonaro ya estuvo infectado por covid-19 en julio.

Luvis Pareja

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