Globalización

Realmente no puedo empezar a entender lo estúpido que es pensar que Irán podría haber atacado a un petrolero japonés justo en el momento en que el primer ministro japonés estaba entablando una amistosa conversación con Estados Unidos en Teherán sobre cooperación económica, con el objetivo de ayudar a Irán a sortear los efectos de las sanciones económicas impuestas por Washington.

El Kokuka Courageous, de propiedad japonesa, estaba escondido debajo de la superficie. Esta situación descarta un ataque de torpedo, que es la explicación que promueven los neoconservadores.

El segundo barco, el Front Altair, es noruego y tiene un 50% de tripulación rusa (los otros son filipinos). Es propiedad de Frontline, una compañía de arrendamiento masivo de camiones cisterna que también tiene un largo historial de ayuda a Irán para continuar enviando petróleo a pesar de las sanciones.

Fue Irán el país que rescató a las tripulaciones y ayudó a controlar los buques dañados.

Que Irán atacó a un barco japonés y un barco tripulado de Rusia es una acusación absurda.

Sin embargo, los aliados de Estados Unidos en la región (los saudíes, sus colegas del Consejo de Cooperación del Golfo e Israel) estarían promoviendo sus objetivos bajo una “falsa bandera”. Vale la pena señalar que John Bolton se reunió con los ministros de los Emiratos Árabes Unidos hace dos semanas: ambos barcos acababan de abandonar los Emiratos Árabes Unidos.

Estados Unidos y sus secuaces del Reino Unido salieron inmediatamente a culpar a Irán. Los medios de comunicación están difundiendo esta versión sin poner de relieve las contradicciones alrededor de los hechos.

No puedo pensar en una sola razón por la que alguien pudiera pensar en esta “falsa bandera” de manera especial. Hay que destacar que ni Noruega ni Japón han respaldado esta ridícula afirmación.

Craig Murray

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Artículo original en inglés:

The Gulf of Credibility. False Flag, Ludicrous Allegation. Iran Rescued the Crew of the Japanese Tanker, publicado el 15 de junio de 2019.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).