Henry Kissinger advierte de una nueva guerra mundial

La fiebre bélica ha afectado enormemente a la reflexión sobre el conflicto en Ucrania. El ex-Secretario de Estado Kissinger advierte que esta guerra podría desembocar en otro peligroso conflicto mundial. En un artículo reciente defiende entablar unas negociaciones rápidas e insta a los políticos a tener una visión fuerte y valor político.

Henry Kissinger es una de las voces más importantes de la política exterior de Estados Unidos. Durante años fue asesor de seguridad nacional. También fue ministro del Exterior bajo los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford. A principios de la década de 1970 ideó el acercamiento entre Estados Unidos y China para aislar y debilitar a la entonces Unión Soviética.

Kissinger, de 99 años, no es ningún blandengue. Estuvo directamente implicado en el golpe de Estado de 1973 en Chile y también en la brutal guerra de Vietnam.

Alegato a favor de unas negociaciones de paz rápidas

El 17 de diciembre, escribió un notable artículo en la revista británica Spectatoren el que llama a un rápido fin de los combates y a entablar negociaciones de paz. De lo contrario, teme otra guerra mundial.

Señala que Ucrania ha tenido algunos éxitos en su defensa contra Rusia. «[Gracias a esta guerra, ndlr] Ucrania ha adquirido uno de los ejércitos terrestres más grandes y eficaces de Europa, equipado por Estados Unidos y sus aliados». Además, el país se ha integrado de facto en la OTAN, por lo que «la neutralidad ya no tiene sentido».

Por tanto, según Kissinger, ha llegado el momento de que Occidente convierta esos éxitos en realidades políticas. «Se acerca el momento de aprovechar los cambios estratégicos ya logrados e integrarlos en una nueva estructura para alcanzar una paz negociada».

Dicho proceso de paz debería, por un lado, sacar provecho de los éxitos y afirmar la «libertad de Ucrania». Por otro lado, debería existir una «nueva arquitectura de seguridad internacional en Europa Central y Oriental» en la que Rusia «también debería poder tener cabida».

Kissinger pide un alto el fuego en las fronteras donde comenzó la guerra el 24 de febrero. «Rusia renunciaría entonces a sus conquistas, pero no al territorio que ocupó hace casi una década, incluida Crimea. Esa zona puede negociarse tras un alto el fuego».

Si no se puede llegar a un acuerdo sobres las fronteras que había antes de la guerra, entonces «se puede explorar el principio de autodeterminación». Bajo supervisión internacional, se podrían celebrar referendos de autodeterminación en zonas especialmente polémicas que han cambiado de manos repetidamente a lo largo de los siglos”.

Belicismo frívolo

Kissinger califica de imprudente, frívola y peligrosa la idea que prevalece en algunos círculos belicosos de derrotar militarmente a Rusia y dividirla después. «Algunos prefieren una Rusia impotente por la guerra. No estoy de acuerdo. A pesar de su propensión a la violencia, Rusia ha contribuido decisivamente al equilibrio de poder en el mundo durante más de medio milenio. No se debe menospreciar ese papel histórico”.

Una «disolución de Rusia» o un debilitamiento total podrían convertir al mayor país del mundo «en un vacío en disputa». Dada la gran cantidad de armas nucleares, el resultado sería un polvorín extremadamente peligroso, en el que otros países también podrían «tratar de ampliar sus pretensiones por la fuerza».

Además, tal derrota dista mucho de ser evidente. Los reveses militares de Rusia «no han eliminado su capacidad nuclear global, lo que le permite amenazar con una escalada en Ucrania». O, como se suele decir, un gato acorralado puede dar saltos peligroso.

Motivos

Hay dos motivos por los que Kissinger aboga por negociaciones de paz. Desde el punto de vista estratégico, cree que Estados Unidos y Occidente están tentando a la suerte en este conflicto. Debilitar a Rusia no solamente no es una opción, sino que, al intensificar este conflicto, Occidente corre el riesgo de dirigir a Rusia hacia China y crearse así un poderoso enemigo.

En The Wall Street Journal del 12 de agosto afirma: «Estamos al borde de la guerra con Rusia y China por cuestiones que en parte hemos creado nosotros mismos, sin tener idea de cómo va a acabar esto ni a qué se supone que va a conducir». Sostiene que Estados Unidos puede controlar mejor a dos enemigos de este tipo triangulando entre ellos, como ocurrió bajo la presidencia de Nixon. No ofrece una receta sencilla: «Ahora no se puede decir simplemente que vamos a separarlos y a enfrentarlos entre sí. Lo único que se puede hacer es no aumentar las tensiones y crear opciones».

En el aspecto táctico, Kissinger aboga por unas negociaciones rápidas para preservar en la medida de lo posible las adquisiciones de terreno logradas en la batalla. Según The Economist, Ucrania tiene muy poca munición para sus sistemas antiaéreos y necesita mejores sistemas de defensa antimisiles. Puede que pasen meses antes de que estén operativos los prometidos y mucho más eficaces misiles Patriot estadounidenses. Mientras tanto, Rusia se prepara para una nueva ofensiva. Posiblemente ya en enero, las fuerzas rusas podrían lanzar un gran ataque. De este modo, intentarían hacer retroceder al ejército ucraniano e incluso podrían hacer un segundo intento de tomar la capital, Kiev. Quizá por eso Kissinger aboga por sentarse a la mesa de negociaciones lo antes posible.

A juzgar por la actual retórica bélica del presidente ucraniano Zelensky, las negociaciones de paz tienen pocas posibilidades por el momento. Pero en toda guerra hay una brecha grande entre la propaganda y la realidad. Entre bastidores el gobierno estadounidense, los altos cargos ucranianos y otros aliados occidentales han mantenido conversaciones discretas sobre cuál podría ser una solución diplomática (1).

A Kissinger no le afecta la fiebre bélica que rodea este conflicto. Apela al sentido común y pide a los políticos que tengan una visión fuerte y valor político: «La búsqueda de la paz y el orden tiene dos componentes que a veces se consideran contradictorios: la búsqueda de seguridad y la exigencia de reconciliación. Si no podemos llegar a ambos, no llegaremos a ninguno. El camino de la diplomacia puede parecer complicado y frustrante, pero avanzar por ese camino requiere tanto la visión como el valor para emprender el viaje.”

Marc Vandepitte

Notas:

(1) Financial Times, 22 de diciembre de 2022, p. 2.

Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2022/12/22/henry-kissinger-waarschuwt-voor-nieuwe-wereldoorlog/

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