Honduras – Juan Orlando Hernández, del Olimpo a los abismos

…Y llegó el día tan temido, el que desvelaba a los juanorlandistas y sus aliados: ver al “jefe” esposado de pies y manos, con cadenas más duras para el alma que para el cuerpo. Humillante epílogo para tantos años de abusos, corrupción y colusión con los narcotraficantes.

Los medios mostraban a un encadenado Juan Orlando Hernández, el mismo que, hace unos nueve años dijo, muy seguro de sí mismo: “yo seré un nuevo Tiburcio Carías Andino”, refiriéndose al dictador nacionalista que gobernó el país con mano de hierro durante 16 años, a mediados del siglo XX.

Es bueno recordar que Carías Andino jamás fue apresado ni juzgado por sus crímenes, pero los tiempos cambiaron.

Lo irónico es que quienes piden su arresto y extradición son los mismos que en 2017 avalaron su ilegal y fraudulenta reelección. Como se suele decir, mal paga el diablo a quien bien le sirve.

Los prolegómenos del arresto

Desde que Xiomara Castro asumiera la Presidencia de la República el pasado 27 de enero, todo Honduras estuvo pendiente del paradero de Juan Orlando Hernández, conocido como JOH, porque a nadie le eran ajenos, los anhelos de ciertos sectores del poder estadounidense por llevárselo extraditado para juzgarlo por su relación con el narcotráfico desde que asumió la presidencia del Congreso Nacional en 2010… pero, no conformes con esos doce años, la Justicia gringa le achaca colusión con el comercio ilegal de drogas desde 2004.

JOH es acusado por la Fiscalía del Distrito Sur de NY por tráfico de armas, crimen organizado y narcotráfico. Se le señala como partícipe en una conspiración violenta para traficar unas 500 toneladas de cocaína a Estados Unidos desde 2004 hasta la fecha.

Según la embajada de Washington en Tegucigalpa, como parte de esta conspiración, Juan Orlando recibió millones de dólares por sobornos y ganancias de varios carteles del narcotráfico. A cambio de ello, protegió a los narcotraficantes de la investigación, detención y extradición… aunque después, presionado, permitió la extradición de varios de ellos.

Desde hace tiempo, la Fiscalía del Distrito Sur de Manhattan, NY, lo incluye en los documentos de los juicios a varios narcos hondureños, entre los cuales cabe citar a un hermano de JOH, el otrora inefable y sonriente Juan Antonio Hernández, alias Tony, actualmente purgando una larga pena de prisión en una cárcel federal estadounidense.

Aunque el ahora ex presidente pocas veces fue citado por su nombre, sino con el apodo de “coconspirador 4” (CC4), por la descripción del mismo, se trataba, indudablemente, de JOH.

Éste siempre se defendió negando esa relación, acusando a quienes lo vinculaban con el tráfico de drogas, todos ellos sometidos a juicio en la citada Fiscalía, de declarar en su contra por venganza, pues permitió su entrega a la Justicia gringa.

Aquí cabe señalar que la figura de la extradición fue aprobada a instancias del mismo JOH, quien por esos días ni soñaba con que su propio hermano y él mismo pudieran ser objeto de esa medida.

Desde que JOH perdiera la inmunidad como presidente, las elucubraciones estuvieron a la orden del día. La mayoría pensaba que se refugiaría en Nicaragua, gracias a la “profunda amistad” que parecía profesarse con Daniel Ortega. Otros, que su destino podía ser Israel, y unos pocos de sus adeptos, los más fieles o ingenuos, que se quedaría en el país dando la cara ante sus acusadores.

Nada de todo ello ocurrió, pero quizás no por valentía, sino porque desde antes de entregar el poder formal, JOH estuvo rodeado y vigilado permanentemente por elementos encubiertos de la DEA y del FBI, los mismos que, discretamente, participaron en su detención.

Por otro lado, quizás Ortega tuvo la intención de asilar a su amigo, pero dadas las circunstancias, luego se arrepintió. Una cosa es darle cobijo a dos ex presidentes salvadoreños acusados de corrupción en su país y otra muy diferente, es dárselo a alguien acusado por los gringos de narcotraficante.

Ortega no está en condiciones de seguir provocando a Washington, mucho menos con un tema que le es totalmente ajeno. El mismo mandatario nicaragüense se encargó de aclararlo poco después de la detención de JOH: “Nicaragua no es refugio de delincuentes”.

¿Qué viene ahora?

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) nombró como juez natural para entender en el caso de JOH, a un magistrado profundamente relacionado con el juanorlandismo y todas su argucias y mañas judiciales para perseguir y silenciar a sus enemigos.

Se trata de Edwin Francisco Ortez Cruz, de 42 años, quien fue asistente de la exmagistrada de la Sala de lo Civil, María Elena Matute de Hernández, cuñada de JOH y hermana de Oscar Raúl Matute, exsecretario del Interior del gobierno de facto de Roberto Micheletti Bain.

Desde entonces, de acuerdo con fuentes tribunalicias, ha sido un elemento dentro del Poder Judicial para que JOH y sus aliados lograran sus objetivos en ese ámbito.

En tanto, el presidente de la CSJ, Rolando Edgardo Argueta Pérez, señalado como elemento fiel a JOH desde su nombramiento, parece que invitó a éste a tomar chocolate caliente con galletitas integrales en su propio despacho, cuando JOH debió acudir por primera vez a la CSJ para interiorizarse de los cargos en su contra.

Una actitud de deferencia poco menos que inédita, pero… ¿se animará a ir más allá el presidente de la CSJ? ¿Ortez Cruz, por su parte, tendrá la valentía suficiente como para ir en contra del poder casi omnímodo de EEUU?

Ambos fueron fieles servidores del “jefe” ahora detenido, pero en estos momentos, deben pensar más en sus propios futuros que en los del “indito de Lempira”, como gustaba auto llamarse el ex presidente.

Ir contra las decisiones de Washington no es broma, mucho menos para quienes tienen muchos secretos y no tan secretos que guardar, porque de salir a la luz, podrían dejarlos a las puertas de un juicio político y aun de la cárcel.

El instinto de supervivencia, todos lo sabemos, es excluyente de todo lo restante. Lealtades, amistades, incluso intereses comunes, quedan detrás, porque la propia piel es lo más valioso que tenemos.

Los rumores, las fake news, los trascendidos y las elucubraciones más disparatadas, llenan los aires de esta Honduras en crisis, con un gobierno que no termina de asentarse, que encontró una situación peor a la supuesta, pero cuyos funcionarios no están dispuestos a permitir que JOH escape a su destino.

Lo ideal habría sido juzgarlo en Honduras, lo cual pretende, muy tardíamente, el fiscal general Oscar Chinchilla, como argucia para evitar la extradición. Pero don Chinchilla también tiene trapitos sucios que ocultar, así que no se lo ve muy decidido al hombre.

En cuanto a los dirigentes cachurecos, mote con el que se conoce a los nacionalistas, otrora fieles militantes del juanorlandismo, o guardan silencio o dicen, apesadumbrados, “cada uno debe hacerse responsable por lo que ha hecho”. El colmo del cinismo, pero bueno, así son los políticos en todas las latitudes.

Dardo Justino Rodríguez

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