Impulsar la economía, una batalla priorizada en Cuba

Construir una economía eficiente que garantice una sociedad próspera y sostenible representa hoy uno de los principales retos y prioridades de Cuba, batalla en la que el presidente Miguel Díaz-Canel apela al protagonismo colectivo.

La isla tiene de cara a esas metas un escenario atípico, porque el objetivo final es -a diferencia de otros sistemas- la inclusión y el bienestar de las personas, y porque debe lograrlo en un contexto particular, marcado por el impacto del bloqueo que le impone Estados Unidos desde hace casi seis décadas.

A escala global predominan las tensiones económicas, y para este año el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento de la economía mundial de un 3,5 por ciento, 0,2 puntos porcentuales por debajo del año precedente, mientras América Latina crecería en un dos por ciento.

Tales vaticinios responden a situaciones como la desaceleración proyectada de la economía de Estados Unidos (2,5 inferior al 2,9) y la zona euro (1,6 inferior al 1,8).

Para salir airosa del desafío, la mayor de las Antillas necesita alcanzar un crecimiento de su Producto Interno Bruto superior al cinco o seis por ciento durante varios años seguidos, advierten expertos, cifras bien alejadas de la reportada en 2018 y la pronosticada para 2019, en torno al uno por ciento.

La pregunta es cómo irrumpir en la senda del progreso sostenido en tan adverso panorama del bloqueo norteamericano, considerando que la actual administración parece empeñada en recrudecerlo hasta límites nunca antes vistos, ya que amenaza con activar el Título III de la Ley Helms Burton, una iniciativa dirigida a atacar directamente a la indispensable inversión extranjera.

Al intervenir la víspera en el balance del Ministerio de Economía y Planificación (MEP), Díaz-Canel convocó a trabajar con realismo, sin dogmas y eliminado los obstáculos de la burocracia y las posiciones que impiden la fluidez de los procesos.

Otra fórmula imprescindible, ‘escuchar a los que más saben’, lo cual a juicio del mandatario pasa por una estrecha vinculación con los centros de investigación y las universidades, en aras de promover la innovación.

De acuerdo con Díaz-Canel, superar barreras internas y externas demanda con premura la informatización de la sociedad y apostar por la comunicación, con el pensamiento colectivo como arma estratégica para generar muchas ideas.

La economía socialista

En la reunión del MEP se produjo un amplio debate, en el cual directivos y especialistas discutieron sobre la planificación eficiente, el estímulo a la producción nacional para sustituir importaciones, el despegue de las exportaciones y la búsqueda de alternativas a corto plazo que ayuden a lidiar con la escasez de recursos financieros.

Responder con éxito a estos desafíos resulta clave en el propósito de potenciar la empresa estatal socialista, definida en la nueva Constitución de la República -ratificada el 24 de febrero de forma categórica por los cubanos en las urnas- como el sujeto principal de la economía nacional.

Uno de los llamados de Díaz-Canel ayer fue a impulsar los encadenamientos productivos, sobre la base de cuatro elementos: la inversión extranjera, el turismo, las exportaciones y el sector no estatal.

A propósito del sector privado, señaló que el mismo no es el que responde a modelos neoliberales, es el que desde el socialismo está llamado a jugar un papel en la economía.

En la presentación del informe de balance, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, también convocó a la labor sin descanso, reiterando el principio señalado por Díaz-Canel de que la batalla económica es ‘la fundamental y las más compleja y es de la que más espera nuestro pueblo’.

Nos corresponde trabajar unidos, sin dogmas, sin burocracia, con realismo y con los oídos pegados a la tierra, para avanzar en la economía y que se produzcan resultados tangibles, traducidos en la gradual y sistemática elevación de la calidad de vida de los cubanos, sentenció.

Waldo Mendiluza

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