Inmigración, mucha habladuría y poca acción

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Estados Unidos, una nación de inmigrantes, fundada y desarrollada por inmigrantes, ¿se está convirtiendo en una nación antiinmigrante?

En Estados Unidos existe actualmente un resentimiento generalizado hacia los inmigrantes. Y ese resentimiento, como es costumbre, está siendo muy bien promovido y muy bien explotado políticamente por la derecha reaccionaria de este país.

Cada cuatro años se suele decir que “esta es la elección más importante de nuestros tiempos”. Cada elección presidencial, las y los candidatos alertarán a la población como si se avecinara el fin del mundo. Los políticos más conservadores se pintarán a sí mismos como aquellos quienes finalmente van a “salvarnos de la catástrofe” y que van a arreglar el sistema inmigratorio. Un cuento que hemos escuchado infinidad de veces y que cada vez es más exagerado y deshumanizante.

Ciertamente, arremeter en contra de los inmigrantes es ya una tradición del conservadurismo. Sin embargo, hoy parece paradójico que tanto los antiinmigrantes como la gente que suele ser proinmigrante no están nada contentos con la forma en que la administración en turno está haciendo las cosas. Hemos llegado a un punto en que nadie está contento, ni con lo poco que se hace ni con lo mucho que no se hace respecto a la inmigración en los Estados Unidos.

Basta con echar un vistazo a los medios masivos de comunicación, y basta con ver cuáles son las propuestas de campaña de los actuales contendientes a la presidencia por parte del conservadurismo republicano, quienes cada vez se muestran más hostiles hacia los inmigrantes y que perversamente argumentan que la solución a un asunto tan complejo radica en la construcción de un muro y en la persecución de personas, entre otras propuestas racistas y reaccionarias que a largo plazo no solucionan absolutamente nada.

¿Y cuál sería una verdadera solución al actual desorden generalizado? Podríamos empezar por el que los legisladores federales hagan su trabajo y que dejen de repartir culpas. Ya que es, precisamente, la falta de acciones de fondo por parte de quienes legislan lo que está creando un gran hartazgo en la población estadounidense.

Los indocumentados no legislan, los coyotes no legislan, los capos de las drogas no legislan. Los únicos culpables de este desorden son los propios legisladores federales. ¡Déjense de payasadas y hagan su trabajo!

 ¡Reforma migratoria, ya!

Marco I. Dávila C.

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