La crisis de la justicia en Colombia

Un nuevo escándalo estalla en el firmamento colombiano, como cohete de fuegos artificiales que tapa las anteriores explosiones  mediáticas, mostrando una vez más la crítica  situación de la Justicia en Colombia.

Esta vez la atención mediática ha girado en torno a la detención del hijo del Presidente de Colombia, Nicolás y su ex esposa Daysuris Vásquez, según informa la Deutsche Welle, “por presunto lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, en un escándalo relacionado con la campaña presidencial” . Graves cargos criminales contra el joven Nicolas, quien según las informaciones de la prensa es un muchacho de bien , incluso millonario, con dificultades en la socialización de normas (buscar atajos). Camino fácil buscado por muchos jóvenes colombianos sin las oportunidades de Nicolas, al calor de la cultura traqueta dominante, que recuerda aquel tan conocido y comentado consejo paisa que un día le diera su madre al joven bacán Pablito Escobar: “Haga plata mijo. Si puede, honradamente. Pero si no, haga plata, mijo».

Como era de esperarse, en el firmamento «bipartidista» colombiano, dividido entre Petristas y Antipetristas, se inició, en medios y en redes sociales” la “reyerta viperina de fondo político en Pro y en Contra de Nicolás y su ex esposa, con el comentario canalla de : hijo de Tigre sale rayado, hijo de sapo.….etc.  el que inmediatamente fue respondido con comentarios igual de viles o peores contra el Fiscal Barbosa, autor de la orden de captura. Tras esa denigrante primera escaramuza mediática, vino una pausa de prudencia, seguida un poco más tarde por el lavado de manos, con jabón Poncio Pilatos y desvío del foco, desde la hacienda el Uribérrimo: “A mi me enseñaron que no hay que alegrase del mal ajeno” .https://www.elcolombiano.com/colombia/politica/uribe-habla-sobre-la-captura-de-nicolas-petro-y-day-vasquez-CF22052617

El Nuevo bipartidismo (Petristas y Antipetristas) que se está montando en Colombia, en donde la izquierda tradicional (incluidos algunos marxistas) se ha adscrito al bando liderado por el presidente Petro, desconociendo la izquierda marxista anti capitalista y verdaderamente comunista, que no cree en que sea posible desarrollar (aún más) el Capitalismo deformado dominante por siglos en Colombia, con su correlato de Democracia Genocida y menos desde el Gobierno, así se proclame progresista.

Bipartidismo que, sin ningún sustento serio ni crítico, sigue inmerso en el fetiche constitucional que el régimen montado en 1991, con el cuento alienante de que la constitución de Colombia actual es la más progresista del continente no debe ser modificado, y que la Justicia del Estado diseñada en dicha constitución según el modelo de la Fiscalía estadounidense (con su consecuencia de la Impunidad rampante que agrava el círculo vicioso en que se encuentra la sociedad colombiana), NO es un problema estructural profundo que ha llegado a su fondo al igual que el problema agrario o el problema de la guerra contrainsurgente y la paz, o el problema estructural de las fuerzas militares llamadas en dicha constitución con el pomposo nombre de “Fuerza Publica”( que de publico no tiene nada) como lo demuestran los Falsos Positivos de más de 7 mil jóvenes indefensos fusilados a sangre fría, luego vestidos de guerrilleros para atribuirse ante los medios de comunicación proclives, victorias militares inexistentes y a cuyos responsables, condecorados, no les ha llegado ninguna Justicia terrenal.

Y es precisamente este problema no judicial sino de la Justicia (con mayúscula) que golpea con gravísimas consecuencias las bases mismas del bloque de Poder y el régimen dominante, comprometiendo a varios ex presidentes, a altos dirigentes políticos, a altos cargos administrativos del Estado, y a altos mandos incluidos los de la cúpula de la llamada Fuerza Pública; situación agudizada después de las declaraciones dadas por el narco paramilitar Salvatore Mancuso desde la cárcel de los EEUU, que generaron un escándalo mediático semejante, el que rápidamente fue respondido por por uno de los más señalados e implicados, el ex presidente Uribe Vélez, quien se apresuró a denunciar por “calumnia agravada» ante la justicia estadounidense al narco paramilitar Mancuso . Ver nota en

Para la la izquierda marxista anti capitalista y verdaderamente comunista, que duda ante tantas coincidencias o mejor, que analiza objetivamente todo el contexto contradictorio tanto estructural como supraestructural en el que se desenvuelve la lucha de clases en la actual Colombia; NO es un azar que una semana después del anuncio del presidente Petro para traer a Colombia como gestor de paz al narco paramilitar Mancuso, con la finalidad de que con sus declaraciones ampliadas o nuevas, se pueda cerrar un proceso de paz con los herederos de las Autodefensas Unidas de Colombia comandadas por el propio Mancuso, y que de contera se pudiera golpear seriamente los cimientos del régimen contrainsurgente colombiano; no es por azar, repito, que el fiscal Barbosa, quien está en la pretensión de ser el jefe del Antipetrismo, respondiera en espejo acelerando un golpe igual o mayor, ordenando la captura del hijo del presidente, que ha puesto a tambalear a su gobierno. De ahí la lavada de manos del chalán del Ubérrimo, jefe político del Fiscal .

Así como tampoco es una azar, que la coordinación mediática del Antipetrismo ejercida por la revista Semana, haya destacado una entrevista del hermano del presidente Petro, Juan Fernando, en donde como cuña del mismo palo aprieta a su hermano, pidiéndole en público que “para preservar la separación de los poderes públicos”, no cumpla con el mandato constitucional y se abstenga de proponer una terna con nuevos candidatos para reemplazar al fiscal Barbosa en vías de finalización de su periodo. Ver en:

En el fondo de todo esto, lo que se alcanza a visualizar es la dinámica por así decirlo “normal” que está generando la grave y profunda multicrisis en la que se debate la sociedad colombiana, en este caso; la descomposición y utilización política tan evidente de la Justicia y de sus instituciones creadas en el 91, en especial el monstruoso aparato “tragamonedas” (pero inane) de la Fiscalía colombiana.

Y ante tamaño desajuste estructural de uno de los pilares del desarrollo pacífico de una sociedad, una como la colombiana tan golpeada por la falta de todas las Justicias, se hace mandatorio que se empiece a analizar seriamente la necesidad de considerar el problema estructural de la Justicia en Colombia como uno de los aspectos principales y esenciales a considerar en cualquier proceso constituyente que se desarrolle a futuro en en el país.

Como dirían en mi pueblo, otra pata que le sale al cojo.

Alberto Pinzón Sánchez

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