La migración laboral internacional creció en cinco millones

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La economía política de la migración constituye un mirador teórico para el estudio de las migraciones asociadas a las dinámicas de acumulación mundial de capital, la generación de sobrepoblación, la mercantilización de la fuerza de trabajo y la procreación de espacios de insustentabilidad social. El punto crítico para destacar es el papel de las migraciones como fuente de abastecimiento de fuerza de trabajo barata para el capital de los países centrales.

La economía política de la migración constituye un mirador teórico para el estudio de las migraciones asociadas a las dinámicas de acumulación mundial de capital, la generación de sobrepoblación, la mercantilización de la fuerza de trabajo y la procreación de espacios de insustentabilidad social. El punto crítico para destacar es el papel de las migraciones como fuente de abastecimiento de fuerza de trabajo barata para el capital de los países centrales.

Sin dudas que la pandemia de la Covid-19 ha tenido un impacto sin igual en la economía global y el mundo del trabajo. La OIT calculaba a principios de enero de 2021 que el 93 por ciento de los trabajadores del mundo residía en países donde regía alguna forma de cierre de lugares de trabajo relacionado con la pandemia . Entre las personas más vulnerables había gran cantidad de migrantes internacionales.

Por eso hay que tomar con pinzas el nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que estima que entre 2017 y 2019 el número de migrantes internacionales ha incrementado en cinco millones, de 164 millones a 169 millones. La proporción de trabajadores jóvenes migrantes (16-24 años) también aumentó, de casi dos por ciento, o 3,2 millones, desde 2017. Su número ascendió a 16,8 millones en 2019.

En ese mismo año, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) estimó en 272 millones el número de  migrantes internacionales en el mundo, de las cuales 245 millones están en edad de trabajar (15 años o mayores).

Mientras, el número total de trabajadores migrantes internacionales fue de 169 millones. La estimación de 2019 indica un aumento de cinco millones de personas (3,0 por ciento) desde la estimación de 2017 de 164 millones, y un aumento de 19 millones (12,7 por ciento) desde la estimación de 2013 de 150 millones.

El nuevo informe Estimaciones mundiales de la OIT sobre los trabajadores y las trabajadoras migrantes – Resultados y metodología , muestra que en 2019, los trabajadores migrantes internacionales representaron alrededor del cinco por ciento de la fuerza de trabajo mundial, convirtiéndolos en una parte integral de la economía mundial.

Sin embargo, sabemos de sobra que muchos trabajadores migrantes con frecuencia ocupan empleos temporales, informales o no protegidos, lo cual los expone a un riesgo mayor de inseguridad, despidos y el deterioro de las condiciones de trabajo.

La crisis de Covid-19 ha agravado estas vulnerabilidades, sobre todo para las trabajadoras migrantes, ya que están sobrerrepresentadas en empleos mal remunerados y poco calificados, y tienen un acceso limitado a la protección social y menores oportunidades de acceso a los servicios de apoyo.

“La pandemia ha revelado la precariedad de su situación. Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales a la COVID-19”, declaró Manuela Tomei, Directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT.

Los países de altos ingresos absorbe la gran parte de los migrantes

Más de dos terceras partes de los trabajadores migrantes internacionales se concentran en los países de altos ingresos. De los 169 millones de trabajadores migrantes internacionales, 63,8 millones (37,7 por ciento) viven en Europa y Asia Central. Otros 43,3 millones (25,6 por ciento) viven en las Américas. Por consiguiente, Europa, Asia Central y las Américas albergan, conjuntamente, 63,3 por ciento de todos los trabajadores migrantes.

Las regiones de los Estados Árabes y de Asia y el Pacífico acogen, cada una, cerca de 24 millones de trabajadores migrantes, lo cual representa en total, 28,5 por ciento de todos los trabajadores migrantes. En África viven 13,7 millones de trabajadores migrantes, que representan 8,1 por ciento del total. A la vez que la mayoría de los trabajadores migrantes – 99 millones – son hombres, mientras que 70 millones son mujeres.

No obstante en calidad de trabajadoras migrantes, las mujeres enfrentan más obstáculos socioeconómicos y tienen mayores probabilidades de migrar como miembros de la familia acompañantes por razones distintas a la de buscar trabajo. Ellas pueden experimentar discriminación de género en el empleo y es posible que no tengan contactos con personas afines, lo cual dificulta el equilibrio entre la vida profesional y familiar en un país extranjero.

El sector de los servicios, principal empleador

En numerosas regiones, los trabajadores migrantes internacionales representan una parte importante de la fuerza laboral, aportan contribuciones vitales a sus países, sociedades y economías de destino y ejercen oficios esenciales en sectores críticos como la asistencia sanitaria, el transporte, los servicios, la agricultura y el procesamiento de alimentos.

Según el informe – que se concentra en el período 2017-2019 – 66,2 por ciento de los trabajadores migrantes se encuentra en el sector de los servicios, 26,7 por ciento en la industria y 7,1 por ciento en la agricultura.

Sin embargo, subsisten importantes diferencias de género entre un sector y otro: Las trabajadoras migrantes están mayormente representadas en los servicios, lo cual puede ser explicado en parte por la creciente demanda de cuidadores, como en el sector de la salud y del trabajo doméstico. Los trabajadores migrantes están más representados en la industria.

“Las políticas sobre migración laboral serán efectivas sólo si se basan en datos estadísticos confiables. Este informe presenta estimaciones sólidas, basadas en métodos robustos y datos confiables que integran fuentes complementarias armonizadas”, explicó Rafael Diez de Medina, Responsable de las Estadísticas y Director del Departamento de Estadística de la OIT.

“Estas estadísticas pueden ayudar a los países a responder a los cambios en la oferta y demanda de empleo, estimular la innovación, el desarrollo sostenible y la transferencia y actualización de las competencias”, añadió.

Un diagnostico; que carece de tratamiento

Se define como trabajadores migrantes internacionales a las personas migrantes en edad de trabajar que en un periodo de referencia específico formaban parte de la fuerza de trabajo del país de residencia habitual, ya sea en ocupación o desocupación.

A efectos de este informe, los autores aclaran que el término “migrantes internacionales” se refiere a los residentes habituales de un determinado país nacidos en el extranjero (o ciudadanos extranjeros cuando no se dispone del lugar de nacimiento). El término “migrantes en edad de trabajar” es un subconjunto de los migrantes internacionales, compuesto por quienes tienen 15 años o más.

Mientras a nivel mundial los trabajadores migrantes representan un 4,9 por ciento de la fuerza de trabajo de los países de destino, ésta cifra alcanza su máximo, 41.4 por ciento, en los Estados Árabes. La tasa de participación de las personas migrantes en la fuerza de trabajo del 69 por ciento es superior a la de la participación de los no migrantes: el 60,4 por ciento.

Sin dudas que la pandemia de la COVID-19 ha tenido un gran impacto en la economía global y el mundo del trabajo. En muchas regiones, los trabajadores migrantes internacionales representan un porcentaje importante de la fuerza de trabajo, y efectúan una contribución crucial a la sociedad y a la economía de los países de destino, pues entre otras actividades realizan un trabajo esencial en sectores cruciales como la atención de la salud, el transporte, los servicios, la agricultura y la elaboración de alimentos.

Aún así, es frecuente que los trabajadores migrantes ocupen puestos de trabajo temporales, informales o carentes de protección, lo cual los ha expuesto a un riesgo aún mayor de inseguridad, despidos y deterioro de las condiciones de trabajo.

Además, el impacto de la Covid-19 en trabajadoras migrantes parece haber agudizado vulnerabilidades ya existentes entre las mujeres, pues su presencia es mayor en ocupaciones mal pagadas y de baja calificación, y tienen un acceso limitado a los servicios asistenciales, además de menos opciones.

La economía política de la migración entre falacias y medias verdades

La economía política de la migración constituye un mirador teórico para el estudio de las migraciones asociadas a las dinámicas de acumulación mundial de capital, la generación de sobrepoblación, la mercantilización de la fuerza de trabajo y la procreación de espacios de insustentabilidad social.

Por lo tanto, es necesario que el enfoque vaya mas allá del hecho circunstancial o puntual de una determinada situación, y se  debe centrar el análisis en el gran ausente – en lo que no aclara el informe – en las relaciones sociales de explotación, dominación y opresión que sustentan el modelo de acumulación y el sistema de poder en el sistema mundial. El punto crítico para destacar es el papel de las migraciones como fuente de abastecimiento de fuerza de trabajo barata para el capital de los países centrales.

Por eso entendemos que se trata de evidenciar las causas estructurales de las migraciones y mostrar las contradicciones inherentes, además de tomar nota de la existencia de sectores sociales y ámbitos espaciales que resultan ganadores y perdedores. En contraposición a las posturas dominantes, se parte del supuesto de que la migración no es una variable independiente, un fenómeno que se reproduce a sí mismo o un dato que se da como dado, sino que es una variable dependiente de las dinámicas del desarrollo desigual que caracterizan al sistema capitalista contemporáneo.

Por tanto, la unidad de análisis principal es el sistema capitalista mundial, que para efectos analíticos se descompone en los niveles global, regional, nacional y local, y dentro de esa configuración se estudian los vínculos entre las dinámicas del capital y la movilidad resultante de la fuerza de trabajo.

Ya que la perspectiva dominante sobre migración y desarrollo, alentada por los organismos internacionales y gobiernos afines, sostiene una mitología que encierra verdades a medias y falacias, que encubren verdaderas contradicciones y paradojas.

En este sentido debemos analizar que la globalización neoliberal representa la concentración de capital, poder y riqueza en manos de una delgada élite social, asimismo significa la dominación económica, política y cultural de las regiones periféricas, lo cual se traduce en una extracción de excedente económico y de recursos naturales y humanos baratos.

La neoliberalización promueve la apropiación de sectores estratégicos y rentables de la periferia y promueve las desigualdades sociales como elemento estimulante de la competitividad y rentabilidad, por ende la mayoría de la población padece ingentes condiciones de insustentabilidad social que ponen en predicamento la subsistencia.

El capitalismo neoliberal atenta contra las fuentes de la riqueza social (vida humana y naturaleza) y pone en predicamento la reproducción de la vida humana, así como ocasionan una fractura en el proceso metabólico sociedad-naturaleza, y en consecuencia las migraciones son una expresión de la crisis social permanente que asola a localidades y países periféricos.

En realidad, la visión dominante sobre migración y desarrollo, esta afincada en los intereses de los países desarrollados receptores de amplios contingentes de migrantes, conviene plantear preguntas que vayan a la raíz del problema y que sugieran la posibilidad de pensar en alternativas de desarrollo, como condición necesaria para revertir la emigración forzada y sus múltiples manifestaciones de regresión social.

Por ejemplo nos podemos preguntar: ¿cuáles son las causas históricas, estructurales y estratégicas de las migraciones contemporáneas?, ¿cuál es el papel conferido a las migraciones y los migrantes en el proceso de acumulación mundial centrado en el predominio de los monopolios y oligopolios transnacionales?, ¿qué papel juegan los migrantes y sus recursos, las remesas, en la subsistencia familiar y en el apuntalamiento del modelo neoliberal?.

¿Es sustentable el modelo de acumulación mundial centralizado basado, entre otras estrategias, en la flexibilización del trabajo y en la migración forzada?, ¿cuáles son los intereses que encubre la visión dominante sobre migración y desarrollo? Podríamos alargar la lista haciéndola extensiva al rol de los organismos como el FMI, BM y OMC, que diseñan las políticas medulares de la globalización neoliberal, además instancias como el Foro Económico Mundial y expresiones como el Consenso de Washington.

La ideología y política neoliberales construyen un modelo de desarrollo centrado en los intereses de los grandes capitales: el mercado total, el desmantelamiento del Estado social, la flexibilización de la fuerza de trabajo y el sometimiento de la naturaleza. En tal caso, es importante desmontar la noción de desarrollo basada en la globalización neoliberal y conceptos como crecimiento económico, libre mercado y competitividad.

Desde un enfoque histórico, estructural y estratégico, el núcleo es develar la cuestión del desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia. Pero el colectivismo burocrático, sigue desmitificando las formas de explotación detrás de los informes del gran ausente… el capitalismo.

Eduardo Camin

Eduardo Camin: Periodista uruguayo acreditado en la ONU- Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).

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