Globalización

La ONU informa que la escalada de los combates, iniciada a finales de octubre, es «la mayor en escala y la más extensa geográficamente» desde el golpe militar, y que ha afectado a varias franjas del país.

Los militares, que tomaron el poder en febrero de 2021, han luchado por controlar la oposición generalizada a su gobierno, incluida una resistencia armada formada por activistas a favor de la democracia. Sin embargo, una operación lanzada recientemente en el norte del estado Shan por una alianza de poderosos grupos armados de las minorías étnicas, en coordinación con nuevos grupos de oposición al régimen, ha supuesto el mayor desafío militar hasta la fecha al gobierno golpista, y ha movilizado a opositores en otros lugares.

La operación, dirigida por una agrupación conocida como la Alianza de la Hermandad, avanzó espectacularmente cuando se lanzó el 27 de octubre, tomando decenas de puestos avanzados y varias ciudades a lo largo de la frontera con China.

Myint Swe, el presidente del país nombrado por la junta militar, advirtió de que Myanmar corría el riesgo de desintegrarse tras los atentados, afirmando que era necesario «controlar cuidadosamente el asunto».

En otros lugares de la nación sudasiática, varios grupos han intentado aprovechar la vulnerabilidad del ejército. En el estado Rakhine, al oeste del país, donde existe un alto el fuego desde hace un año, el Ejército de Arakan abrió un nuevo frente el 13 de noviembre, y los combates han continuado durante la última semana.

Las operaciones llevadas a cabo por opositores al régimen se han intensificado también en la región de Sagaing, así como en el estado Chin fronterizo con la India y en el estado Kayah, junto a la frontera tailandesa, donde combatientes antigolpistas luchan por el control de Loikaw, la capital del estado.

Khun Bedu, presidente de las Fuerzas de Defensa de las Naciones Karenni, declaró el martes a la AFP que estaban librando, junto al Ejército Karenni, «combates muy intensos» en la ciudad. También afirmó que estos grupos, así como otros grupos antigolpistas de formación más reciente, tenían «el control en muchas zonas», sin dar más detalles.

Un portavoz de la ONU declaró a la AFP que habían evacuado a la mayor parte de su personal en Loikaw debido al «bombardeo aéreo de la ciudad y a los combates activos en zonas urbanas».

Las cifras del movimiento prodemocrático muestran que las fuerzas populares de defensa, formadas tras el golpe de 2021 por activistas en favor de la democracia, con el objetivo de luchar contra el régimen militar, pueden sacar partido a estos acontecimientos. Estos grupos han recibido apoyo de brazos armados más experimentados de las minorías étnicas, incluidos los grupos que forman la Alianza de la Hermandad, que cuentan con mayores recursos y han luchado contra los militares durante décadas.

Analistas afirman que no está claro si la oposición a la junta militar podrá mantener el territorio ganado. Desde el golpe de estado los militares han recurrido, para reprimir a la oposición, a ataques aéreos indiscriminados y a tácticas de tierra quemada. Investigadores independientes de derechos humanos nombrados por la ONU denunciaron en septiembre el aumento en «frecuencia e intensidad de crímenes de guerra y contra la humanidad».

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU informa que, en las últimas semanas, los enfrentamientos armados «se han extendido a más zonas, incluidos centros urbanos densamente poblados».

Según Naciones Unidas, más de 286.000 personas se han visto desplazadas como consecuencia del reciente aumento de la violencia, mientras que 187 civiles han muerto y 246 personas han resultado heridas, con actualmente más de 2 millones de personas desplazadas internas en el país.

Rebecca Ratcliffe