La Organización de Cooperación de Shanghái y el nuevo orden mundial
El 3 de noviembre de 2021, el General Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, declaró: “Estamos entrando en un mundo con tres centros de poder que son Estados Unidos, Rusia y China”.
También subrayó que deben ser cuidadosos en cómo actúan unos con otros, pues es muy importante mantener la paz, porque se está entrando en un periodo de mayor inestabilidad y de riesgo potencial. “Creo que lo último que necesita este mundo es una guerra entre las grandes potencias”.
Pero parece que no piensa así la élite que controla al gobierno estadounidense, dispuesta a todo con tal de mantener la supremacía de Estados Unidos sobre el resto del mundo. Para ello aplica la estrategia de hacer guerras, sin declararlas, a Rusia en Ucrania y a China en Taiwán. La guerra contra Rusia es la causante de la crisis energética que hay en la UE y que afecta al standard de vida europeo, sobre todo a la economía de esos países, especialmente a las instalaciones industriales de alto consumo energético, que se verán obligadas a reducir la producción e incluso a cerrar; y contra China, apoyando la independencia de Taiwán, lo que contradice el principio de una sola China, o sea, Taiwán y República Popular China son un sólo país, establecido desde 1978, durante la administración de Carter.
La estrategia de EEUU para aislar a Rusia no surtió efecto. La respuesta rusa fue incrementar el ingreso de capital chino en su economía, firmar con China un mega acuerdo para suministrarle energía durante las próximas tres décadas, aumentar el comercio entre ambas naciones, que además se hará en sus propias monedas, y que para fines de este año alcanzará los 200.000 millones de dólares o más, y fortalecer el BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái, OCS, la mayor organización regional del mundo.
La OCS abarca a casi la mitad de la población mundial y le pertenece más del 30% del PIB global. La componen Rusia, China, India, Pakistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kazajistán, que la fundaron el 15 de junio de 2001, cuando firmaron un acuerdo para reducir las fuerzas armadas en las zonas fronterizas, documento que sirvió de base para crear esta nueva forma de cooperación. Las relaciones entre sus integrantes se basan en el respeto de los intereses mutuos y la no injerencia en los asuntos internos; tiene como objetivo principal reforzar la seguridad de la región, así como cooperar económica y culturalmente para fortalecer la confianza mutua y la buena vecindad entre sus miembros. Se trata de una amistad en nombre de algo y no en contra de alguien. Por esas razones, en un lapso históricamente corto, la OCS se convirtió en un mecanismo eficaz de cooperación multilateral.
El Consejo de Jefes de Estados, órgano principal de la OCS, se reúne una vez por año para resolver las cuestiones prioritarias de la organización, analizar la estrategia de cooperación mutua, decidir sobre la problemática mundial y ratificar el presupuesto anual del organismo. Este año se reunió en Samarcanda, Uzbekistán, en un momento de tensión de Occidente contra Rusia por el conflicto en Ucrania. En la reunión se aprobó la incorporación de Irán a la alianza, como miembro con pleno derecho; Bielorrusia, Mongolia y Afganistán participaron en calidad de estados observadores, mientras que Armenia, Camboya, Nepal y Azerbaiyán aspiran ser estados observadores, a tiempo que Egipto, Qatar y Arabia Saudí fueron nombrados colegas en diálogo. Turquía espera convertirse en miembro con pleno derecho.
La reunión de Samarcanda servirá para promover el diálogo inclusivo, basado en principios de respeto mutuo, una real plataforma para unir y conciliar a estados con prioridades de política exterior diferentes. Según Shavkat Mirziyoyev, presidente de Uzbekistán, el mundo se encuentra en un período de ruptura histórica, cuando termina una época y empieza otra, desconocida aún e imprevisible; también hizo un llamado a respaldar a Afganistán y desarrollar sus relaciones en momentos tan complicados. “El pueblo afgano necesita buenos vecinos y que lo apoyen más que nunca. Nuestra obligación moral es extender una mano de apoyo para ofrecerles caminos efectivos de salida a una crisis de varios años”.
Los presidentes de Rusia e Irán, Vladímir Putin y Ebrahim Raisi, se reunieron en el encuentro. El mandatario iraní reiteró que los países de Occidente cometen un grave error cuando imponen sanciones contra Rusia e Irán, y subrayó que su país no reconocerá las sanciones occidentales contra Moscú, que más bien sirven para fortalecer los lazos entre ambos países; denunció la falta de voluntad de EEUU y la UE para alcanzar acuerdos y cumplir sus promesas. Putin le respondió: “Es que son dueños de su palabra. Si quieren darla, la dan, si quieren retirarla, la retiran”.
El presidente ruso se reunió además con Narendra Modi, primer ministro de la India, al que indicó que Rusia hará todo lo posible para terminar cuanto antes el conflicto de Ucrania, pero que “los dirigentes ucranianos han anunciado su rechazo al proceso de negociación y dicen que quieren alcanzar sus objetivos por la vía militar”. Asimismo, dijo que las relaciones entre Moscú y Nueva Delhi se desarrollan en la esfera de la economía y el comercio, que realizan proyectos conjuntos en el sector de la energía nuclear, el petróleo y el gas. Por su parte, Modi expresó que sus países han permanecido unidos durante varias décadas, agradeció al mandatario ruso por ayudar a evacuar de Ucrania a los estudiantes de India e indicó que se requiere encontrar formas para abordar los problemas de la seguridad alimentaria y los combustibles.
También se reunieron los presidentes Putin y Xi Jinping, el líder chino dijo: “El mundo está experimentando cambios profundos sin precedentes en la historia y está entrando en un nuevo período de turbulencia a escala mundial. Estamos dispuestos, junto con nuestros colegas rusos, a ser un ejemplo de potencia mundial responsable y a desempeñar un papel de liderazgo para situar este mundo tan cambiante en la senda del desarrollo sostenible y positivo”. Priorizó las tareas de “apoyar mutuamente los esfuerzos en la protección de la seguridad y de los intereses de desarrollo. Con este fin, los países del OCS deberían prevenir que las fuerzas externas instiguen ‘revoluciones de colores’, oponernos juntos a la intromisión en los asuntos internos de otros países bajo cualquier pretexto y controlar firmemente el futuro y el destino de cada país”. Entre los valores del bloque, destacó el concepto de amistad, de paz eterna entre los estados miembros, que supone respetar los intereses fundamentales de cada uno y los caminos de desarrollo elegidos.
Vladímir Putin criticó a Occidente por propugnar un paradigma de filosofía colonial, por estar acostumbrado a vivir a costa de los demás, por crear un mundo unipolar, que ha adoptado una forma horrible. Acerca del problema de Ucrania, dijo que los países occidentales siempre ansiaron desintegrar a Rusia y a partir de determinado momento empezaron a usar a Ucrania para alcanzar este objetivo. “Para evitar este escenario, iniciamos la operación militar especial… Rusia aprecia la posición equilibrada sobre la crisis ucraniana de nuestros amigos chinos. Comprendemos las preocupaciones de Pekín al respecto, entendemos sus preguntas y preocupaciones sobre este asunto, aunque ya hemos hablado de ello antes”. Respecto a la situación de Taiwán, reiteró: “Por nuestra parte, nos adherimos firmemente al principio de una sola China y condenamos las provocaciones de Estados Unidos y sus satélites en el estrecho de Taiwán”.
Al finalizar la cumbre, los líderes de la OCS firmaron una declaración donde se señala que, más allá de las sanciones económicas del Consejo de Seguridad de la ONU, las sanciones unilaterales de cualquier tipo no se ajustan a los principios del derecho internacional. Los países de la OCS se oponen a las medidas proteccionistas y a las restricciones comerciales, que ponen en peligro la economía mundial; además, creen que el mundo se enfrenta a graves amenazas para la seguridad alimentaria, exacerbada por las sanciones restrictivas unilaterales, contrarias a los principios y normas generales de la Organización Mundial de Comercio. Hicieron también un llamado a fortalecer la interacción multifacética entre los estados miembros de la OCS y elevarlo a un nuevo nivel cualitativo.
La OCS exhortó a todos los países del mundo a crear conjuntamente un mercado energético transparente y eficaz, a reducir las barreras comerciales, a evitar una excesiva volatilidad de los precios mundiales de los artículos del sector de energía, y a mantener un mercado energético internacional transparente y estable; abogaron por un espacio exterior libre de armas de cualquier tipo y enfatizaron la necesidad de firmar un documento jurídicamente vinculante, que refuerce la transparencia y brinde garantías fiables para prevenir una carrera armamentista. El problema sigue siendo el de siempre: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Rodolfo Bueno
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