La Unión Europea en 2017: To be or not to be
El calendario político europeo reciente ha venido marcado por el ya famoso “Brexit”, la repetición de las elecciones presidenciales en Austria que se saldó con la victoria del ecologista Alexander Van der Bellen frente a la ultraderecha de Norbert Hofer y el reciente rechazo a la reforma constitucional propuesta por Matteo Renzi en Italia.
No satisfechos con este último semestre, las consultas electorales previstas en países que representan aproximadamente el 40% de la economía europea, junto a otros hechos de envergadura, condicionarán los derroteros a seguir en el corto plazo y a medio plazo pueden llegar a marcar el ser o no ser de la Unión Europea.
Francia afronta en mayo unas elecciones donde los votantes deberán escoger principalmente entre extrema derecha (Frente Nacional), derecha extrema (Republicanos) y derecha de toda la vida (socialdemócratas). Cada partido ha elegido a los candidatos más a la derecha que ha podido encontrar. Junto a la ultra Marine Le Pen, Los Republicanos presentan a un conservador declarado admirador de las políticas de Margaret Thatcher, François Fillon, y Manuel Valls, el ministro que aprobó por decreto la mayor y más protestada reforma laboral, intenta hacerse con la candidatura de los socialistas.
Previamente, en marzo, Holanda celebrará sus elecciones generales, donde actualmente encabeza los sondeos el Partido de la Libertad (PVV), liderado por el xenófobo Geert Wilders, que se presenta con un programa electoral de una sola página para el periodo 2017-2021 titulado “Holanda es de nuevo nuestra” en el que se recogen 11 puntos prioritarios, la mayoría de los cuales se centran en lo que Wilders denomina «desislamización» del país.
Tanto Francia como Holanda son miembros fundadores de la Unión, y sus candidatos de extrema derecha ya han anunciado que en caso de llegar al poder someterían a referéndum la permanencia en la Unión. Según muchos analistas políticos, muy difícilmente la UE aguantaría una nueva salida de un país miembro.
Por su parte, la crisis en Italia no hizo más que comenzar con el fracaso de Renzi en el referéndum, por lo que Italia, al menos teóricamente, debería enfrentarse a unas nuevas elecciones. Este caso es diferente: la posibilidad de que el Movimiento 5 Estrellas (Movimento 5 Stelle, M5S) pudiera alcanzar el poder frena esta opción. De momento, ya han impuesto a Paolo Gentiloni, aristócrata romano y ministro de Relaciones Exteriores del gobierno Matteo Renzi, como nuevo primer ministro. Y al igual que su antecesor, no ha sido elegido en las urnas. En Italia la democracia da miedo. Y en Europa da la sensación de que sólo preocupan los populistas de extrema izquierda, como despectivamente insultan diariamente los medios oficiales a las opciones políticas que defienden medidas sociales más justas y con un mayor reparto de la riqueza. Mientras tanto, la extrema derecha no parece sufrir esta persecución mediática.
En septiembre de 2017 Alemania tendrá elecciones parlamentarias. Los expertos tienen la vista puesta principalmente en los estados federales de Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Berlín, donde los euroescépticos del partido Alternativa para Alemania (AFD) pueden obtener el mayor número de votos.
Además, durante el otoño de 2017 se esperan elecciones en Croacia, Hungría, Rumanía, Lituania y la República Checa. Países donde también existe una alta probabilidad de que se produzca un gran avance de los partidos euroescépticos y de extrema derecha.
Pero durante el próximo año no sólo tenemos elecciones en la UE. En marzo se espera el final de la política expansiva del Banco Central Europeo. Si a esto unimos las posibilidades de que la Reserva Federal de Estados Unidos revise al alza los tipos de interés, el problema bancario de la Unión se pondrá todavía más caliente. Recordemos la comprometida situación actual de la banca Italiana, con la Banca Monte dei Paschi di Siena a la cabeza, y la mucho más problemática situación del Deutsche Bank; banco calificado de Riesgo Sistémico y con urgente necesidad de recapitalización debido a la doble burbuja inmobiliaria y crediticia que padece.
En el mismo mes de marzo se espera la invocación por parte de la primera ministra británica, Theresa May, del artículo 50 del Tratado de la Unión, dándose así el inicio oficial de las negociaciones para la salida del Reino Unido. Todo esto, si la resolución judicial pendiente no lo impide. Tal y como está la economía británica, europea y mundial, bien pudiera darse que el tribunal designado decida parar el desarrollo de estos acontecimientos y esperar momentos menos comprometidos.
A todo esto súmese que en Bruselas da la sensación de que no haber vida inteligente. La Comisión Europea sigue empecinada en provocar la ira de los ciudadanos con sus políticas antidemocráticas. Como ejemplo, la última idea brillante que acaba de lanzar la comisaria europea de Mercado Interior, Elzbieta Bienkowska, es dejar exento el gasto militar a la hora de calcular el déficit público. ¿Cómo se justifica que se pueda “perdonar” el déficit que genere el gasto militar y no el gasto necesario en salud, educación, creación de empleos, asistencia a los más desfavorecidos, etc.?
Después de años de recortes y crisis lo que sería increíble es que los ciudadanos siguieran apoyando las opciones políticas tradicionales. El colapso del bipartidismo está siendo monopolizado por la extrema derecha con un programa político y social basado en un nacionalismo excluyente y xenófobo frente al ideal de convivencia que otrora defendió la Unión Europea. La inacción del sistema ante esta situación, al igual que ocurriera en los años 30 del pasado siglo, supone una muestra vergonzante de lo poco que les preocupa a las élites europeas estas opciones políticas. Probablemente porque es visto como una solución en su intento desesperado por mantener las tasas de valorización de los capitales.
Por el contrario, la toma del poder de partidos llamados despectivamente populistas de extrema izquierda, o la simple posibilidad de revueltas que pudieran encender la llama de conflictos mayores, sí preocupa y mucho. Esta es una de las causas del importante ascenso de la represión política, social, policial y judicial que se vive en toda Europa.
Luis Enrique Casais Padilla
Luis Enrique Casais Padilla: Doctor en Economía Internacional y Desarrollo, Actuario Matemático de Seguros y Licenciado en Economía por la Universidad Complutense de Madrid.
Comentario sobre artículos de Globalización en nuestra página de Facebook
Conviértase en miembro de Globalización