Las ambigüedades internacionales ante la pandemia

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En torno a un manifiesto para combatir la pandemia del covid-19, la red internacional CADTM ha reunido el apoyo de doscientas organizaciones, activas en los cinco continentes, entre las que se encuentran varias de las grandes redes internacionales que lanzaron el Foro Social Mundial hace 20 años.

Los dirigentes de los principales organismos mundiales en las esferas de la financiación, la salud y el comercio se han unido para instar a los gobiernos a que financien urgentemente una nueva hoja de ruta de 50.000 millones de dólares para acelerar la distribución equitativa de material sanitario, con el fin de poner fin a la pandemia que ha devastado vidas y medios de subsistencia durante más de 18 meses, así como sentar las bases de una verdadera recuperación mundial y de una mayor seguridad sanitaria.

El mundo se llena de promesas, como fuegos de artificios que distraen realidades. Una dialéctica sin fin, en un planeta enlutado, que camina en la soledad de las multitudes pisando aros de tinieblas, y astillas de mármol de los organismos internacionales, mendigando la limosna a un capitalismo desahuciado por la historia.

En un comunicado publicado por periódicos de todo el mundo,  los líderes del Fondo Monetario Internacional, el Grupo Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Comercio [Kristalina Georgieva, Tedros Adhanom Ghebreyesus, David Malpass y Ngozi Okonjo-Iweala] dijeron que los gobiernos deben actuar sin más demora o arriesgarse a olas continuas y brotes explosivos de COVID-19, así como a variantes de virus más transmisibles y mortales que socaven la recuperación global.

Los líderes de las cuatro agencias dijeron que «a estas alturas ha quedado muy claro que no habrá una recuperación de base amplia sin el fin de la crisis sanitaria. El acceso a la vacunación es clave para ambos».

La declaración conjunta se basa en un reciente análisis del personal técnico del FMI, que indicó que se necesitan 50 mil millones de dólares en nuevas inversiones para aumentar la capacidad de fabricación, la oferta, los flujos comerciales y la entrega, lo que aceleraría la distribución equitativa de diagnósticos, oxígeno, tratamientos, suministros médicos y vacunas.

Esta inyección también daría un gran impulso al crecimiento económico en todo el mundo. Con un estimado de 50.000 millones de dólares, pondrá fin a la pandemia más rápido en el mundo en desarrollo, reducirá las infecciones y la pérdida de vidas, acelerará la recuperación económica y generará unos nueve billones de dólares en producción global adicional para 2025, dijo el liderazgo.

Se hace eco del análisis económico de la Cámara de Comercio internacional y el Eurasia Group, que argumentan a favor de una inversión relativamente modesta por parte de los gobiernos en comparación con los billones gastados en planes nacionales de estímulo y los billones perdidos en una producción económica anticipada. Pero el elemento crítico de esto es si efectivamente estimula la vacunación global y cierra la brecha de equidad.

«Aumentar nuestra ambición y vacunar a más personas más rápido: la OMS y sus socios de COVAX se han fijado el objetivo de vacunar a aproximadamente el 30% de la población en todos los países para finales de 2021», dijeron los cuatro líderes. Pero esto puede alcanzar incluso el 40% a través de otros acuerdos y el aumento de la inversión, y al menos el 60% para la primera mitad de 2022, añadieron.

Instaron a los gobiernos a que adopten medidas sobre la oportunidad de inversión para aumentar los suministros de vacunas, oxígeno, pruebas y tratamiento. El FMI, el BM, la OMS y los líderes de la OMC emitieron su declaración conjunta cuando la Asamblea Mundial de la Salud llegó a su conclusión y se fijó el inicio de una ronda de reuniones del G7, comenzando con una reunión de ministros de Finanzas a finales de esta semana, y después de una Cumbre Mundial de la Salud copatrocinada por la UE e Italia, que preside el G20.

«Para recibir urgentemente más vacunas en armas, las dosis deben donarse inmediatamente a los países en desarrollo sincronizadas con los planes nacionales de despliegue de vacunas, incluso a través de COVAX», dijeron los cuatro líderes. «La cooperación en materia de comercio también es necesaria para garantizar los flujos transfronterizos libres y el aumento de los suministros de materias primas y vacunas terminadas», agregaron.

La pertinencia frente a la ambigüedad 

Ciertamente, las razones para combatir la pandemia son una obviedad, sin embargo éstas varían según sean los intereses. Abatir la pandemia en el capitalismo exige la consideración de muchos presupuestos que permitan tener una compresión esencial de la enfermedad y de sus causas generantes.

Es así, que por iniciativa del Cadtm (Comité para la abolición de las deudas ilegítimas), doscientas organizaciones sociales, sindicatos, ONGs y otros movimientos activos en los cinco continentes, entre ellos el Centro Europa-Tercer Mundo (Cetim), han firmado un llamamiento internacional.

En torno a este manifiesto para combatir la pandemia del covid-19, la red internacional CADTM, presente en una treintena de países, ha reunido el apoyo de doscientas organizaciones, activas en los cinco continentes, entre las que se encuentran varias de las grandes redes internacionales que lanzaron el Foro Social Mundial hace 20 años.

Gracias a un enorme esfuerzo científico basado en la colaboración internacional y a históricas sumas de dinero público, la humanidad ha podido desarrollar varias vacunas contra la Covid-19, eficaces en menos de un año. Sin embargo, este gran logro puede verse, totalmente, ensombrecido por la codicia de la industria farmacéutica.

En una situación tan crítica como la que vivimos, el criterio de excepcionalidad que se exige a la mayoría de la población debe aplicarse también sobre la industria farmacéutica privada y su permanente sed de beneficio. Liberar las patentes relacionadas con la Covid-19 debe ser una prioridad y un primer paso.

Las iniciativas como COVAX o C-TAP han fracasado estrepitosamente no solo por su insuficiencia sino, sobre todo, porque responden al fallido sistema actual de gobernanza mundial con propuestas donde los países enriquecidos y las multinacionales, muchas veces bajo forma de fundaciones, pretenden reconfigurar a su antojo el orden mundial.

La filantropía y las iniciativas públicas, en auge, no son la solución. Mucho menos ante los retos globales actuales y en un mundo dominado por Estados e industrias guiadas por la ley única del mercado y el máximo beneficio. A pesar de algunas visiones optimistas, la crisis sanitaria está muy lejos de resolverse. El sistema capitalista y las políticas neoliberales han tenido un papel fundamental en todas las fases.

En el origen de este virus está la transformación desenfrenada de las relaciones entre la especie humana y la naturaleza. La crisis ecológica y la crisis sanitaria están íntimamente relacionadas. Y la misma lógica predadora neoliberal ha agudizado las consecuencias de ambas al plantear una gestión de la crisis en clave privada y competitiva.

El resultado es más desigualdad, más sufrimiento y más muertes en nombre de los intereses de una minoría privilegiada.  La pandemia ha acelerado y profundizado tendencias peligrosas, brechas sociales y fenómenos multidimensionales que se venían observando desde hace décadas y que sufren en primera instancia las clases populares, especialmente las mujeres y las personas racializadas.

Las mujeres son mayoritarias entre el personal sanitario que ha estado al frente de la lucha contra la pandemia, pero también en el sostenimiento de la vida frente a los recortes de servicios públicos y de derechos sociales de las que son las primeras víctimas.
La salud y el acceso a la sanidad y a la vacunación son un derecho humano universal.

Por lo tanto, las vacunas deben ser consideradas un bien común global. Y para asegurar su accesibilidad universal, liberar, urgentemente, las patentes deben acompañarse de mecanismos de nacionalización de las industrias farmacéuticas privadas y de una fuerte inversión en el desarrollo de industrias farmacéuticas públicas en todos los países.

Una acción decidida que permita planificar públicamente la producción y distribución de las vacunas, desarrollando las capacidades productivas propias, a nivel local allí donde sea posible y, complementando con solidaridad internacional vinculante en el resto de los casos.

Si los virus no entienden de fronteras, su combate tampoco debería. No obstante, el chovinismo sanitario es otra cara de la deriva reaccionaria excluyente que recorre el mundo. Los pueblos del Sur Global deben poder acceder a las vacunas en igualdad de condiciones que el resto de los habitantes del planeta.

Mientras tanto, la plataforma destaca los esfuerzos de Cuba por desarrollar vacunas y tratamientos contra la pandemia desde la vocación de poner los resultados a disposición de la humanidad. Retos planetarios como una pandemia necesitan respuestas globales a la altura del desafío.

La economía privada, la fe ciega en el mercado y la lógica de la rentabilidad se han demostrado incompatibles con la vida. La salud no puede ser una mercancía. La reactivación de la actividad económica no puede hacerse a costa de la salud ni de los derechos de las mayorías. La dicotomía sigue siendo entre capital o vida.

La plataforma social

  • Liberar las patentes privadas en todas las tecnologías, conocimientos, tratamientos y vacunas relacionadas con la Covid-19.
  • La eliminación de los secretos comerciales y publicación de la información sobre los costes de producción y la inversión pública utilizada, de forma clara y accesible para toda la población.
  • La transparencia y control público en todas las fases del desarrollo de las vacunas.
  • El acceso universal, libre y gratuito a la vacunación y a los tratamientos.
  • La expropiación y socialización de la industria farmacéutica privada bajo control social como base de un sistema sanitario público y universal que fomente la producción de tratamientos y medicamentos genéricos.
  • El incremento de las inversiones y presupuestos públicos destinados a sanidad pública y a políticas públicas de cuidados, incluyendo un aumento de la contratación, salarios y condiciones laborales del personal de estos sectores.
  • La instauración de tasas sobre la riqueza (patrimonio e ingresos del 1% más rico) destinadas a financiar la lucha contra la pandemia y a asegurar una salida socialmente justa y, ecológicamente sostenible de las diferentes crisis del capitalismo global.
  • La suspensión del pago de las deudas mientras dure la pandemia y la anulación tanto de las deudas ilegítimas como de aquellas contraídas para financiar la lucha contra el virus.

Eduardo Camín

Eduardo Camín: Periodista uruguayo. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).

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