Las estrategias de la guerra económica detrás del ataque contra Libia

Ya se ha empezado a invadir Libia, aunque se diga lo contrario. La guerra ha sido preparada por las unidades de asalto, las cuales efectúan operaciones desde hace ya tiempo: esas unidades van a favor de las compañías petroleras potentes y de los bancos de inversiones estadounidenses e europeos.

¿Cuáles son los intereses en juego? La respuesta a esta cuestión aparece en un artículo del Wall Street Journal, periódico famoso de asuntos y finanzas (For West’s Gil Firms, No Love in Libya). Después de la abolición de las sanciones en 2003, las compañías petroleras occidentales han afluido con grandes esperanzas pero se quedaron decepcionadas. A partir de un sistema conocido bajo el nombre de Epsa-4, el gobierno libio concedía licencias de explotación a las compañías extranjeras que dejaban a la compañía estatal (National Oil Corporation of Libya, Noc) el porcentaje más elevado de petroleo extraído: dada la alta concurrencia, este porcentaje llegaba a alcanzar el 90%. “A escala mundial, los contratos Epsa-4 eran los que contenían las reglas más duras para las compañías petroleras”, dijo Bob Fryklund, el antiguo presidente de la sociedad estadounidense ConocoPhillips en Libia.

Los motivos por los cuales se creó la “Libyan Oil Company” -operación decidida en Washington, Londres, París y no en Bengazi- por el Consejo nacional de transición, aparecen claramente: esta compañía involucra un vacío semejante a una de las sociedades que llave en mano están listas para los que invierten en paraísos fiscales. Está destinada a sustituir la Noc en cuanto los “voluntarios” tengan controladas las zonas petrolíferas. Tendrá como misión conceder licencias con condiciones más que favorables a las compañías estadounidenses, británicas y francesas. Sin embargo, las compañías que, antes de la guerra, eran las principales productoras de petroleo en Libia, se verían castigadas: de ellas, la primera sería la Eni (Sociedad Nacional Italiana de los hidrocarburos, NdT) la cual ha pagado mil millones de dolares en 2007 para que estén aseguradas sus concesiones hasta el 2042, luego en segunda plaza vendría la sociedad alemana Wintershall. Las compañías rusas y chinas tendrían una sanción más elevada debido al acuerdo del 14 de marzo (de 2011), con Gadafi quién había prometido darles las concesiones petroleras que iba a retirar a las compañías europeas e estadounidenses. Los “voluntarios” tienen también previsto, en su plan, la privatización de la compañía estatal que piensan imponer por el Fondo Monetario Internacional a cambio de “ayudas” para que se reconstruyan las industrias e infraestructuras que destruyeron los propios “voluntarios” con sus bombardeos.


Logo de la Libyan Oil Company

Aparece también de manera clara la razón por la cual ha sido creada, en Bengazi, la “Central Bank of Libya”. Se trata de otro vacío que se involucra y que además tiene una misión futura importante: la de gestionar categóricamente los fondos soberanos libios -más de 150 mil millones de dolares que el gobierno libio había invertido en el extranjero- cuando estén “desbloqueados” por los Estados Unidos y por las más grandes potencias europeas. Se puede demostrar quién se encargara de la gestión. El coloso bancario británico Hsbc es el “guardián” principal de las inversiones libias “bloqueadas” en Reino Unido (unos 25 mil millones de euros): un equipo de altos funcionarios Hsbc está trabajando en Bengazi para poner en marcha el nuevo “Central Bank of Libya”. Resultara una tarea fácil para Hsbc y otros grandes bancos de inversiones orientar las inversiones libias en función de sus estrategias.

Uno de sus objetivos es hundir los organismos financieros de la Unión africana cuyo nacimiento ha sido posible en mayor parte gracias a las inversiones libias: el Banco Africano de inversiones, con su oficina central en Trípoli; el Banco Central Africano, con oficina central en Abuja (Nigeria); el Fondo monetario Africano, con oficina central en Yaoundé (Camerún). Este último, que posee un capital programado a más de 40 mil millones de dolares, podría suplantar en África al Fondo monetario internacional, el cual ha dominado hasta ahora las economías africanas abriendo las vías a las multinacionales y a los bancos de inversiones estadounidenses e europeos. Al atacar Libia, los “voluntarios” (1) intentan hundir a los organismos que podrían actuar para que la autonomía financiera de África fuera algún día posible.

Edición del domingo 1 de mayo de 2011 de il manifiesto.

(1) El autor se refiere aquí a la comunidad internacional.

Texto en francés : Derrière l’attaque contre la Libye les stratégies de la guerre économique

Traduzido del francés por Stéphanie Dehorter para Mondialisation.ca.

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Sobre el Autor

Manlio Dinucci est géographe et journaliste. Il a une chronique hebdomadaire “L’art de la guerre” au quotidien italien il manifesto. Parmi ses derniers livres: Geocommunity (en trois tomes) Ed. Zanichelli 2013; Geolaboratorio, Ed. Zanichelli 2014;Se dici guerra…, Ed. Kappa Vu 2014.

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