Las opciones que pone Trump sobre la mesa

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¿Estará el Presidente Trump a punto de invadir Venezuela? Sus asesores siguen diciendo en términos cada vez más enérgicos que “todas las opciones están sobre la mesa” y que la intervención militar estadounidense para restaurar la constitución de Venezuela “puede ser necesaria”.

El Secretario de Estado Mike Pompeo, por su parte, argumentó en los programas de noticias del domingo pasado que el Presidente Trump podría lanzar un ataque militar contra Venezuela sin la aprobación del Congreso porque “él tiene toda las autoridad que le confiere del Artículo II de la Constitución y seguramente cualquier acción que tomemos en Venezuela resultará legal”. El hombre que recién se jactó de sus mentiras, trampas y robos, está dando muchas nuevas pruebas que respaldan esa confesión suya.

Lo cierto es que el presidente no tiene autoridad constitucional para iniciar una guerra con Venezuela o cualquier otro país que no haya atacado o amenazado creíblemente a Estados Unidos, sin la aprobación del Congreso. Es así de simple, afirma Ron Paul, ex congresista republicano por el estado de Texas y candidato en 1988 a Presidente de la nación por el hoy inexistente Partido Libertario.

Es irónico que Pompeo y el resto de los neoconservadores de la Administración Trump, a quienes poco les importa la Constitución de su propio país, estén dispuestos a atacar a Venezuela “para restaurar su constitución”.

Es llamativo que mientras Washington estuvo paralizado dos años por las desmentidas afirmaciones de que los rusos se habían inmiscuido en las elecciones para elegir a Trump, ¡qué hipócrita resulta que Washington ni siquiera vacile en apoyar la revocación real de unas elecciones en otro país!

Pero sin la autoridad del Congreso, cualquier acción militar de EEUU contra Venezuela sería ilegal y probablemente un delito impugnable. Por supuesto, los demócratas que hablan de destituir a Trump nunca soñarían con destituirlo por haber iniciado ilegalmente una guerra, porque demócratas y republicanos estadounidenses por igual aman las guerras ilegales de EEUU, afirma Ron Paul.

Desafortunadamente, Washington es tan adicto a la guerra que el presidente Trump probablemente tendría poca dificultad en obtener autorización del Congreso para invadir Venezuela si se molestaran en pedírsela. Al igual que con la desastrosa invasión estadounidense de Irak en 2003, los medios convencionales de comunicación no son más que una ininterrumpida propaganda de guerra.

Según Ron Paul, algunos probables candidatos de los llamados progresistas, como Rachel Anne Maddow, personalidad de la radio, presentadora de televisión, y comentarista progresista estadounidense, están atacando a la Administración Trump, no por su temeraria afición por el uso de la armas en Venezuela, sino por no ser lo suficientemente agresiva.

La verdadera lección es que incluso una guerra “constitucional” contra Venezuela sería una contienda injusta. Sería una guerra de agresión por la que los estadounidenses deberían estar disgustados y avergonzados. Pero los principales medios de comunicación están difundiendo las mismas viejas mentiras a favor de la guerra, en tanto que los medios de comunicación independientes son atacados por campañas de muchos medios sociales que se han asociado con entidades del gobierno de Estados Unidos para decidir cuáles noticias son fake o falsas, y cuáles ciertas.

El más reciente motivo de indignación mostrado por los medios dominantes de información ha sido por algo de lo más sensato que ha hecho el presidente Trump últimamente: la semana pasada estuvo una hora al teléfono con el presidente ruso Vladimir Putin para discutir, entre otras cosas, la peligrosa situación en Venezuela.

Mientras que los asesores neoconservadores del presidente Trump están tratando deliberadamente de posicionarlo para que la guerra resulte la única opción, podemos esperar que el presidente Putin haya podido explicarle que el problema de Venezuela debe ser resuelto por los propios venezolanos. Ciertamente, Estados Unidos, quizás junto con los rusos, podrían ayudar a facilitar las discusiones entre gobierno y oposición como alternativa para el camino neoconservador hacia la guerra, que de seguro terminaría como todas las demás guerras neoconservadoras, con un desastre total.

Los medios de comunicación dominantes estadounidenses están furiosos porque Trump se atrevió a hablar con Putin cuando Rusia y Estados Unidos se enfrentaban de manera cada vez más aguda en torno a la situación en Venezuela.

Demócratas y neoconservadores presionan para que se produzca una confrontación directa en la que pueda ser implicada Rusia. Los republicanos están de acuerdo con ambos en esto.

¿Será que prefieren realmente una guerra termonuclear en torno a Venezuela?, se pregunta el veterano médico y político ultraliberal estadounidense Ronald Ernest “Ron” Paul.

Manuel E. Yepe

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