«Las relaciones sociales de fuerza no han cambiado en Brasil»

Entrevista a Claudio Katz, miembro de Economistas de Izquierda (EDI)

-Empecemos por Hebe, después sigamos por los temas que habíamos acordado.  

-Impactado, como todo el mundo, por lo que ha ocurrido. Es biología, era una mujer mayor. Pero es un shock para todos por lo que representa Hebe para todos nosotros. Es el emblema de la lucha por los desaparecidos durante la dictadura y, quienes ya tenemos algunos años, hemos recorrido junto a la trayectoria de Las Madres un larguísimo camino donde Hebe siempre estuvo ahí al frente. Por supuesto que a la hora del balance fino hay muchos temas para objetar en el devenir político de Hebe. Hay muchas actitudes por discutir. Pero por encima de todo eso es la personalidad de una gran luchadora, de una gran valentía y de una gran decisión de poner siempre el cuerpo en la primera fila de las batallas. Frecuentemente diciendo cosas que son muy duras, muy chocantes, pero que tuvieron siempre ese impacto de gran denuncia de la pesadilla que hemos vivido durante la dictadura, y la desgracia social que hemos vivido post dictadura. Hebe quedará en la memoria de todos nosotros como eso, como el emblema de una lucha y de estar ahí, en la plaza, combatiendo por lo que debemos combatir.

-Bien, Claudio. Hoy te había convocado por dos temas: Brasil y Estados Unidos. Vamos a comenzar por las elecciones en Brasil. El triunfo de Lula.  

-Bueno, lo primero es que fue una gran victoria popular y democrática que empezó en el momento en el que Lula fue liberado. Al arrancar a Lula de la cárcel, al sacarlo de la prisión comenzó el giro que se manifestó en las urnas. Se ganó justito, pero se ganó. Y es un triunfo importante porque también neutralizó el intento golpista que tenía en mente Bolsonaro, que quería repetir la toma de Trump del Capitolio. Había preparado ya una denuncia de fraude, estaba con sus bandas ya dispuestas a salir a la calle para no reconocer el triunfo de Lula. Por un lado, el escenario político brasileño, regional y mundial, el veto de las Fuerzas Armadas, la decisión de las clases dominantes brasileñas de no acompañar una aventura de ese tipo, nos evitó un golpe de estado ahí en Brasil.

-Ahora Claudio, quedó knock out Bolsonaro. 

-Por eso.

-No apareció más.  

-Quedó knock out, pero ojo. No quedó knock out en el número de votos, fue una derrota política. Tenía previsto que con ese nivel de sufragios intentaba un golpe de Estado. Pero bueno, no lo logró. Así que este es el primer dato. Ahora comienza una nueva etapa.

Hay que tener en cuenta que hubo una victoria popular, una derrota de Bolsonaro, pero las relaciones sociales de fuerza no han cambiado en Brasil. No hay una reversión capital en eso.

Cuidado porque en el 2014 Dilma también ganó las elecciones y al poco tiempo sufre una derrota política. Entonces hay que mirar todo el escenario. Y en ese escenario lo central se va a dirimir en las calles en los próximos meses.

Ahí el dato auspicioso es que durante la campaña electoral el PT recuperó la mística, recuperó las calles, se produjeron las manifestaciones más importantes especialmente en el Nordeste desde la época del primer PT. Pero la derecha también está en las calles. Ahí hay una disputa que está irresuelta que veremos cómo se zanja. Esto es importante porque la ultraderecha vino a Brasil para quedarse, no es un fenómeno pasajero. Bolsonaro, que tiene un perfil fascista, no logró instalar un régimen fascista de violencia cotidiana, de crear un marco de terror, no instaló un sistema político totalitario, pero logró construir una ultraderecha muy importante en Brasil que se ha convertido en la primera fuerza política conservadora. Ha sustituido a los conservadores tradicionales de Brasil. Por lo tanto, se abre ahora una nueva etapa de lucha que veremos cómo se desarrolla.

La novedad acá es que Lula vuelve a la tercera presidencia. Es un cambio llamativo. Es la primera vez en Brasil y es la primera vez en el ciclo regional latinoamericano. Y vuelve con un mensaje de retorno con la idea de que va a volver a generar en su tercer mandato lo que hizo en el primero y parte del segundo para borrar esta espantosa intervención de Bolsonaro. Ojo porque ahí hay un discurso que es fácil de enunciar, pero difícil de implementar.

Partido de los Trabajadores (PT), abandera tercer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva

Lula va a enfrentar primero a un escenario económico muy distinto al que tuvo en su primer gobierno, y segundo va a tener que luchar contra una ultraderecha que no existía en su segundo gobierno. Entonces, ¿cómo va a ser un gobierno del PT en un contexto tan distinto? Donde hay una adversidad económica internacional y nacional, y un tipo de enemigo frente al cual Lula no estaba tradicionalmente acostumbrado. Vos recordá que el modelo «lulista» de gestión política es el modelo de negociación en el Congreso. Ahí con tejes y manejes ir acordando lo que se llama un presidencialismo de coalición, ir acordando. Es un sistema donde el Parlamento es dominante para hacer todos estos acuerdos. Hay que ver si puede hacer estos acuerdos con la enorme bancada que ahora tiene la ultraderecha.

Además, el dato clave es que Lula eligió como su vicepresidente a Alckmin. Alckmin no es un moderado, es un neoliberal. Es un tipo del establishment puro de la clase dominante paulista brasileña, un hombre del PSDB de Cardoso de la clase capitalista paulista. Y Lula piensa que con ese hombre va a tender puentes, va a calmar a las fieras, va a lograr hacer un gobierno moderado. Ojo porque entre el 2006 y el 2014 esa política condujo a la desmovilización del PT y a la pérdida de los viejos bastiones del PT en el sur y el sureste, en São Paulo, en Minas Gerais, en Río y ahí es donde nació el bolsonarismo.

Hay un peligro de repetición de un culto pasivo al pasado y suponer que por esa vía mágicamente se volverá al escenario heroico de las décadas pasadas. Hay que ver. Lo vamos a ver pronto. Se suele decir que en los 100 primeros días de un gobierno ahí ve uno ya todo. Y las pruebas van a ser qué hace Lula en el terreno impositivo, si mantiene está deuda fiscal con un tope de gastos muy severos que han impuesto los acreedores y que impide todo tipo de política económica de gestión reformista, heterodoxa, de otorgar algún alivio social.

El otro tema son las privatizaciones y, sobre todo, la reforma laboral del 2017 que fue una topadora de conquistas populares. Hay que ver si Lula mueve o no mueve esas contrarreformas que instaló la derecha y afianzó el bolsonarismo. Va a estar entre dos fuegos porque la clase dominante lo va a mirar con una lupa, la Bolsa de Comercio y el mercado cambiario le van a marcar el paso en un escenario que para nosotros desde la crisis monumental que vivimos en Argentina cualquier cosa parece maravillosa, pero para Brasil está en un estado de estancamiento económico estructural, el PBI per Cápita está parado desde hace una década, el empleo no crece, hay 33 millones de brasileños que padecen pobreza, 115 millones con inseguridad alimentaria, y Brasil sigue encabezando el ranking regional, y creo que mundial, de la desigualdad.

Todos estos desafíos van a ser en una batalla, insisto, dura contra la ultraderecha. Bolsonaro no solo tiene un caudal electoral enorme, no solo tiene sus bandas fascistas, no solo tiene grupos paramilitares, no solo ha permitido el armamento de una parte significativa de la población, sino que armó un bloque económico con los latifundistas, con el agronegocio, con parte del capital financiero y ahí se vienen los conflictos.

Por ejemplo, un conflicto clave va a ser la cuestión de la Amazonia y si Lula pone en marcha las promesas de protección al medio ambiente donde va a haber un choque directo con los latifundistas bolsonaristas que arrasan la Amazonia para sembrar soja y hacer negocios cueste lo que cueste. Son muchos frentes abiertos. Los veremos. Los veremos con mucha atención porque el triunfo de Lula tiene significado regional.

La gran diferencia entre lo ocurrido en Brasil y lo que ocurrió previamente en Perú, en Bolivia, en Chile y en Colombia, en todos esos hubo triunfos de candidatos de centro-izquierda contra la ultraderecha. Pero Brasil es Brasil. Marca el paso de todos. Habrá que ver cómo se proyecta Lula a escala regional y a escala mundial. Es llamativo que lo primero que hizo fue tomar un avión e ir a hacer un discurso de defensa del medio ambiente a Egipto. Está enunciando proyectos de relanzamiento de Unasur, de moneda regional. Por lo tanto, es una jugada fuerte y hay una expectativa general de todo el progresismo, de toda la Izquierda de qué es lo que va a ocurrir en Brasil en los próximos meses.

Elecciones de medio término en EE UU: la marea roja republicana no se produjo

-Bien, seguiremos de cerca toda esa situación. Claudio, elecciones de medio término de Estados Unidos.  

-Bueno, ahí sí que hay una novedad importante. Porque el triunfo de Lula lo estábamos esperando, pero lo que no esperábamos era la contención de la marea ultraderechista en Estados Unidos. Esto fue una sorpresiva y grata novedad que se produjo en EE UU. Todos hablaban, las encuestas y los analistas, de lo que se llama una «marea republicana», una marea roja de los republicanos que iba a dejar a los Demócratas sin la mitad del Congreso, perdiendo la Cámara de Senadores y como un pato rengo para los próximos dos años. Y ya era altamente esperable porque hay una pauta histórica dónde los oficialismos pierden en el medio turno, en las elecciones de medio término. Históricamente ocurre eso. El gobierno recibe un voto castigo y para colmo a Biden por dónde se lo mire ha defraudado a todo el mundo. Y en un escenario de inflación se esperaba un furibundo voto castigo. Bueno, no sé produjo.

Esto es muy interesante y muy importante que no se haya producido. Hay dos explicaciones inmediatas de por qué no se produjo la oleada republicana. La primera es una gran reacción en el tema del aborto. Vos sabés que la Corte Suprema anuló un fallo histórico, de 1973, que legalizaba el aborto en todo el país y que los republicanos querían convalidar esa medida de la Corte que produjo una gran reacción democrática especialmente en la población femenina. Hubo un registro muy alto de votantes que fueron a sostener el derecho al aborto, porque por lo menos había 26 Estados que habían dado señales de prohibir el aborto acompañando esta decisión de la Corte Suprema. Y si ganaban los republicanos tenían el camino abierto para esta prohibición del aborto. Hubo una movilización, primero en la calle y después en las urnas contra los republicanos y en defensa de esta despenalización del aborto.

La segunda razón es que hubo una reacción frente a los candidatos más alocados que presentó Trump. Había un conjunto de individuos impresentables, más impresentables que el propio Trump, nacionalistas cristianos, presentadores de la televisión y defensores de la Asociación Nacional del Rifle. Y en todos los lugares donde se presentaron estos personajes ultras fueron derrotados. Hubo ahí también una especie de reacción democrática contra esta gente y eso ha creado un nuevo clima en Estados Unidos. Hay un replanteo, Trump mismo aceleró su relanzamiento sabe que se viene un escenario más complejo del que esperaba.

Sobre Trump pesan varias causas judiciales por haber violado la ley de espionaje, por su compromiso con ese asalto al Capitolio en los últimos días de su mandato, y el establishment está ahí que no sabe muy bien qué quiere hacer con Trump. Hay que ver si persiste ahí como una figura estelar, pero cuidado porque, aunque la estrella de Trump se apague el trumpismo está presente y vino para quedarse. Hay otros candidatos trumpistas de buenos modales. El que ha hecho una buena elección es Ron DeSantis.

-El gobernador de Florida.  

-Sí. Este hombre suprimió la educación sexual en los colegios, pero instaló un día de oración contra las víctimas del comunismo. Es un tipo que es un poco más cuidadoso en toda la cuestión del aborto. También tiene otros competidores derechistas como Ted Cruz. Toda una lacra de semi fascistas terribles. Toda esa gente está. La novedad es que van a competir con Trump y hay que ver qué ocurre.

Por el lado de los Demócratas no hay entusiasmo con Biden. Biden no hizo nada de lo que prometió, ni reforma migratoria, ni salario mínimo, ni transición energética, hay una inflación que no logra controlar, pero también es cierto que la economía norteamericana mantuvo un ritmo de actividad, mantuvo un nivel de creación de empleo, mantuvo un nivel de ingresos que compensa la inflación.

Las elecciones pudieron ser las elecciones más costosas de medio término de los últimos tiempos. Es un sistema plutocrático a pleno dónde el que tiene plata puede competir y el que no se queda afuera.

Fuerzas conservadoras en ascenso en Estados Unidos

Y el último detalle importante es que la Izquierda de los Demócratas, los que se llaman socialistas, siguieron progresando, siguieron conquistando bancas, esto es muy interesante, y en muchos lugares donde se votaban también enmiendas locales, hubo enmiendas democráticas importantes de derecho al aborto, en la Constitución de los Estados, de aumento del salario mínimo, de limitación de las tasas de interés, de ampliación al acceso del seguro médico, en un contexto donde sigue con fuerza este proceso de lo que se llama la generación U, por «Union» (sindicato), la generación de jóvenes que están tomando la sindicalización.

Hay un panorama bastante interesante en Estados Unidos que nos dice que este fenómeno de auge de la ultraderecha en el mundo también tiene sus contrapesos y tiene sus contrapuntos en distintos lugares.

Después de la pandemia, se está afianzando una dinámica combinada de huelgas y sindicalización al estilo clásico

-Claudio, precisamente quería llamarte la atención sobre los miles de trabajadores de más de 100 establecimientos de la cadena Starbucks, que en todo Estados Unidos abandonaron sus puestos de trabajo ante la negativa de la empresa de negociar de buena fe con los empleados recientemente sindicalizados. Los profesores adjuntos de la Universidad New School de Nueva York iniciaron una huelga indefinida. Y los 50.000 estudiantes de posgrado de la Universidad de California que trabajan como empleados en los 10 campus de la institución que han entrado en huelga por quinto día, en el marco de una huelga indefinida. Y por allí también alguna información sobre las enfermeras de un Estado que también entraron en huelga. ¿Qué significa esta situación de los trabajadores norteamericanos y este proceso de huelgas y sindicalización? 

-Es muy importante, tenemos que prestarle mucha atención porque es el retorno de una forma de lucha clásica que en la Argentina nunca decayó, pero que en los países desarrollados había declinado en forma abrupta. Lo que nosotros estamos acostumbrados a…

-Que lo estamos viendo en Europa también… 

-Claro, pero acordate de que en Europa y en Estados Unidos el nivel de sindicalización ha caído a un piso histórico. Nunca ocurrió en la Argentina. En la Argentina el movimiento sindical tiene su flujo, sus ascensos, sus caídas, sus huelgas, sus no huelgas, pero la sindicalización persiste. En cambio, el proceso neoliberal en Europa y Estados Unidos devastó a los sindicatos. En Estados Unidos se llegó en los últimos años a un piso mínimo de nivel de sindicalización y, curiosamente, después de la pandemia, se está afianzando una dinámica combinada de huelgas y sindicalización al estilo clásico.

Y como señalas vos, también en Europa. Tanto en Inglaterra como en Francia hay marchas, luchas sindicales y huelgas, las típicas huelgas del movimiento obrero. Esto es importante porque hasta ahora lo que veíamos en los países desarrollados eran las luchas de sectores precarizados, de la juventud precarizada, que sale a la calle porque su única forma de interpelar a alguien es salir a la calle y exigir al Estado una intervención, porque no tienen patrones, están fuera del sistema, no tienen prestaciones sociales, no tienen sindicatos, están tercerizados, están fuera de la órbita laboral normal. Bueno, ahora está volviendo el sector formal a la huelga, y esto es importante porque refuta un poco la idea de que la clase obrera desapareció, que los obreros no existen más, que solo hay luchas de sectores periféricos al mundo del trabajo. Mientras haya capitalismo habrá asalariados y los asalariados tarde o temprano son empujados a la lucha por la explotación que le impone el capital. Bueno, esto está volviendo a notarse en los centros del capitalismo.

Trabajadores del neumático y la salud: luchar sirve 

-Y quiero también una reflexión, Claudio, porque en nuestro país, en los últimos tiempos, se han dado dos huelgas muy significativas. Una es la de los trabajadores del neumático y luego la lucha de los médicos residentes y de los trabajadores de la salud.  

-Sí, mirá, las dos demuestran que luchar sirve. Que no es más este discurso que difunden los medios, que difunde la derecha, pero que también asume gran parte del oficialismo, que no se puede luchar porque las relaciones de fuerza no dan o porque el pueblo no acompaña, o porque la sociedad no lo tolera. Estas dos huelgas que vos mencionás refutan la teoría de que no sirve luchar. Si uno lucha, es consecuente y pone el cuerpo, y actúa en forma decidida se lucha y se gana.

Los dos casos, empezando por el del neumático, que fue contra todos, remontando la corriente. Acordate que en la lucha de los trabajadores del neumático, la patronal que estaba decidida a devastar el sindicato, fue contra una derecha que exigía la intervención del sindicato y el encarcelamiento de los dirigentes, la anulación y la intervención del sindicato, fue contra el gobierno. No nos olvidamos que Massa ya había dispuesto la apertura de las importaciones de los neumáticos y usar las pocas reservas que tiene el gobierno para quebrar una huelga y la burocracia sindical que no sabía cómo estrangular ese conflicto. Y fíjate que no, contra viento y marea ganaron. El propio Alberto Fernández intervino, buscó una mediación para forzar a la patronal a conceder lo que los trabajadores querían. Eso se debido a la simpatía social que estaba generando el conflicto.

Entre otras cosas generaba simpatía social porque con ellos no se podía aplicar ese discurso de que «no quieren trabajar», «viven del Estado, son planeros», ese discurso que ha creado una división en sectores del pueblo contra el movimiento piquetero. No se podía aplicar contra los trabajadores del neumático que interpelaba a todos los asalariados…

-Y menos a los médicos residentes… 

-Y menos a los médicos residentes, que es el otro gran triunfo. Lo interesante es que ahí hay un triunfo contra Larreta y contra Quirós. Ahí ya no es solo una victoria de un movimiento que generó una simpatía excepcional, porque resulta indignante lo que gana un médico, especialmente después del sacrificio y el heroísmo que han demostrado durante la pandemia. A enormes sectores de la población les resulta inadmisible ver lo que gana un médico. Y Larreta y Quirós buscaron culpar a la inflación y al gobierno nacional cuando es una responsabilidad directa de ellos que utilizan el presupuesto para asfixiar a la salud pública. Bueno, se mantuvieron, lucharon, manifestaron y arrancaron una gran victoria que bueno, que va a seguir, que marca el tono para lo que se viene.

-Sí, ahí volvemos al principio de la entrevista, a Hebe.  

-Sí, a Hebe. Ese espíritu, el espíritu de Hebe está en la dirección sindical del neumático, está en los compañeros que han dirigido la lucha de la salud.

Es el espíritu de ser aguerrido, de ser luchador, de no dejarse agarrar, de no permitir que la presión del momento te afloje, cumplir la función que debe cumplir un dirigente. Especialmente porque un dirigente es el que lucha y que demuestra valentía, el que no afloja, el que no acepta los aprietes. No es el hombre meramente reflexivo que evalúa condiciones generales para un conflicto, no es un analista. El dirigente es un luchador, es el hombre que pone el cuerpo y el que siempre va para adelante. Esos son los que siempre merecen nuestro respeto, nuestra admiración, los que en las buenas y en las malas, cuando se puede ganar y cuando no se puede ganar, cuando están dadas las condiciones y cuando no están dadas, los que siempre ponen el cuerpo para ir adelante. Esa es la gente, cómo decía la canción, esos son los irreemplazables. Y los irreemplazables son los que van a tener siempre mi respeto y mi admiración.

Mario Hernández

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