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La crisis financiera mundial, aunque comenzó en Wall Street, no es simplemente una cuestión de dinero, dice Tiberio Graziani, director de la revista de estudios geopolíticos Eurasia

Tiberio Graziani, en conexión desde Roma para Russia Today. Entrevista a cargo de Anastasia Haydulina.

Russia Today: Los gobiernos de todo el mundo están adoptando medidas proteccionistas. Esto produce un impacto a todos los niveles de la sociedad. En Italia estamos asistiendo a un mayor apoyo de las políticas anti-inmigración de la derecha. ¿Cómo puede Italia y cómo podemos todos nosotros superar la crisis financiera mundial?

Tiberio Graziani: Ante todo, tendríamos que reflexionar sobre las razones de esta crisis financiera, que ha golpeado también la producción a nivel industrial, primero en los Estados Unidos y luego en todo en sistema occidental, constituido por el conocido triunvirato: Estados Unidos, Europa Occidental y Japón. La crisis ha influido en todo el mercado mundial. Por cuanto respecta a Italia, los efectos se han manifestado con un leve retraso y considero que acabarán siendo más pronunciados durante el 2009 y el 2010.

Dado que la economía italiana está basada principalmente en las pequeñas y medianas empresas, no hay una alta concentración industrial, y, por tanto, Italia tiende a tener una mayor flexibilidad necesaria para abordar y contener la crisis. Sin embargo la crisis será muy profunda.

Estaremos en condiciones de superar la crisis financiera si actuamos en un contexto geo-económico continental. Esto significa que deberíamos buscar soluciones que impliquen a las economías de los países emergentes como Rusia, China e India. La crisis no puede ser superada sólo con soluciones nacionales o con soluciones elaboradas en Bruselas exclusivamente por la Unión Europea. 

RT: Hablemos de la reciente crisis del gas. Italia quizás no se ha resentido tanto como los Balcanes y Europa Oriental, pero se encontraba, sin embargo, entre los países tomados como rehenes. No obstante, la verdad se ha mantenido oculta. ¿Cuál es la verdadera razón de la disputa?

T.G.: La razón de la disputa del gas entre Kiev y Moscú es, de hecho, un reflejo de la expansión hacia el Este de la OTAN y de la ampliación de la Unión Europea a los países de la Europa Oriental. Estos dos movimientos coincidentes de expansión han sido vistos en Moscú como una especie de agresión llevada a cabo en sus inmediaciones más próximas. Este tipo de expansión comenzó en 1989 después de la caída del Muro de Berlín. Desde ese momento los Estados Unidos decidieron controlar todo el planeta. Eligieron así a Europa Occidental como punto de partida para moverse hacia Rusia y hacia Asia Central. De hecho, se sabe que Asia Central tiene enormes yacimientos de gas y petróleo.

Los Estados Unidos alcanzaron así influencia en los países del Pacto de Varsovia y en algunas ex repúblicas soviéticas, como Ucrania. Desde 1990, Ucrania ha comenzado a separar su propio futuro geopolítico de su sede natural, es decir, de Moscú. Si analizamos la llamada “Revolución Naranja”, nos damos cuenta de que detrás de estas conquistas de la llamada sociedad civil ucraniana estaban los intereses de Washington. No debemos olvidar tampoco la función de los llamados filántropos como George Soros no sólo en la desestabilización de Ucrania sino también en las ex repúblicas yugoslavas.

Cuando Ucrania ha abandonado o tratado de abandonar su propio contexto geopolítico natural, el de socio privilegiado de Moscú, es evidente que en las negociaciones por el gas Moscú ha tratado de establecer precios de mercado, visto que Ucrania no era ya un cliente privilegiado sino un cliente como cualquier otro. Obviamente, la disputa ha acabado por golpear a Europa, porque los líderes ucranianos carecen de soberanía y son dirigidos por intereses occidentales de dirección estadounidense. En lugar de buscar un acuerdo económico, como se hace habitualmente entre países soberanos, Ucrania ha agravado la situación sustrayendo gas destinado a los países europeos.

Esta verdadera razón de la crisis es ignorada por la prensa de Europa Occidental, incluida la italiana. En la disputa del gas la mayoría de los periodistas italianos se ha concentrado no en las verdaderas causas sino en la demonización del gobierno ruso, diciendo que en la cuestión del gas había usado la geopolítica como arma, mientras el presidente Medvedev y el Primer Ministro Putin estaban sólo aplicando precios de mercado a transacciones económicas normales sobre el gas.

RT: Ucrania está al borde de la morosidad. Rusia no puede contar con que Ucrania pague tarifas basadas en los precios de mercado el próximo año.

T.G.: Considero que es posible alcanzar un acuerdo económico. Moscú y Kiev pueden también negociar descuentos. Me gustaría subrayar una vez más que no es sólo un problema de transacciones económicas, de importación y exportación. Es una cuestión geopolítica. Es evidente que si Ucrania decide situarse del lado del Occidente dirigido por Washington, esto influirá no sólo en el comercio del gas sino también en otros aspectos económicos. Por tanto, creo que será posible encontrar una solución económica, pero la resistencia viene de Kiev porque depende de los intereses de Washington.

RT: Ahora que aparece Washington, hablemos de las bases militares estadounidenses en el territorio italiano. ¿Cuál es su opinión al respecto?

T.G.: La mayoría de la gente sabe de la presencia de las bases militares pero no es políticamente consciente. Esta es la razón por la cual en el caso de la ampliación de la base militar de Vicenza, en el norte del país, se han planteado consideraciones sobre todo de tipo medioambientalista. El motivo principal y fundamental, sin embargo, ha quedado oculto ya que en realidad esta ampliación sirve para que las fuerzas armadas de los Estados Unidos estén en condiciones de actuar en coordinación con una base militar no muy lejana, situada en Serbia (Camp Bondsteel), también esta dependiente de Washington. En un futuro, los Estados Unidos podrán operar en países fronterizos y en Oriente Próximo y Oriente Medio, en naciones como Siria e Irán, y en cierta medida también en Rusia. La nación yugoslava, en este caso Serbia, no ha sido elegida por casualidad, sino porque tiene afinidades culturales y étnicas con Moscú.

RT: La crisis del gas ha exasperado las tensiones entre Rusia y la Unión Europea, y muchos estados europeos ya están buscando proveedores alternativos. ¿Tiene Rusia motivos para preocuparse por ello?

T.G.: No, no creo que Rusia deba preocuparse. Pienso que cada país debería buscar las mejores oportunidades en el mercado para asegurarse las provisiones energéticas y la autosuficiencia. En un contexto geopolítico más amplio de tipo eurasiático, creo que las relaciones entre Rusia y Europa, y entre Rusia e Italia, deberían basarse también en los intereses económicos: en el intercambio de alta tecnología, de tecnología militar, recursos energéticos y, obviamente, relaciones culturales. Pienso que las relaciones culturales entre la Unión Europea e Italia y, naturalmente, la Federación Rusa, deberían ser reforzadas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, hace más de sesenta años, estas relaciones experimentaron un declive porque fueron obstaculizadas por la clase intelectual y política europea que apoyó la occidentalización o americanización de la cultura europea. Si comparamos la literatura europea e italiana de los últimos años con las de los años Treinta, notamos que muchos escritores italianos usan un lenguaje mucho menos correcto, con muchos préstamos del inglés. Es un resultado de la colonización cultural que Washington ha llevado a cabo desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy. Es interesante observar que esta tendencia está presente también en los países del ex bloque soviético.

RT: ¿Cuál es la línea italiana que prevalece en las relaciones con Rusia? ¿Pueden contar los rusos con que Italia desempeñe una función en la mejora de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea?

T.G.: Ciertamente. Evidentemente, Italia, junto a otros países de la Unión Europea, es un potencial socio de Rusia. Pero para ser un verdadero socio y no sólo potencial, Italia debería tener una mayor libertad y una soberanía política total, que por el momento no tiene.
Me gustaría afirmar nuevamente que en Italia hay más de cien sitios militares que dependen, directa o indirectamente, de los Estados Unidos y forman parte del plan estadounidense de influencia y ocupación de toda la península europea. En estas condiciones, Italia y otros países están limitados en la expresión de sus intereses políticos y económicos. Pero hay que reconocer también que en los últimos años la política económica del Presidente Putin, en primer lugar, y del actual presidente Medvedev ahora, ha sentado las bases para que Italia se convierta en un verdadero socio de Moscú, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde una perspectiva política y considero que también militar. Italia está situada en el área mediterránea y ocupa  una importante posición estratégica. Además, su posición central es también fundamental a nivel geopolítico, en relación con el Norte de África y Oriente Próximo y Oriente Medio. Sería justo que la utilizase con vistas a la integración eurasiática.

Creo que las relaciones entre Italia y Rusia están mejorando: los empresarios italianos se están moviendo en la dirección apropiada porque lograr superar los límites impuestos por un poder político que viene directamente de Washington y de Londres.

RT: Usted es muy crítico con respecto a Washington y describe a los Estados Unidos como una nación imperial, pero ya no vivimos en un mundo unipolar.

T.G.: Soy muy crítico con respecto a Washington porque ha incluido a Europa en su espacio geopolítico y la considera sólo como una cabeza de puente pata atacar a todo el suelo eurasiático. Eso me hace crítico, pero naturalmente siempre hay que tener en cuenta la importancia y el significado de los Estados Unidos. Y los Estados Unidos deberían también comprender que la época en la que eran una superpotencia ha concluido. Actualmente, en el siglo XXI, a nivel geopolítico, tenemos un sistema multipolar con Rusia, China, India, los Estados Unidos y algunos estados de Sudamérica que están también creando su entidad geopolítica: me refiero a Brasil, Argentina, Chile, Venezuela y evidentemente a Bolivia. En particular, la mayor libertad de la que gozan estos países sudamericanos puede permitir a la Unión Europea abandonar el bloque occidental dominado por los Estados Unidos y Gran Bretaña.


RT: Usted conoce los puntos calientes de Europa y las regiones separatistas. Asimismo, fue observador de las elecciones de Transnistria. Hay una isla (Manu Entu) cerca de la costa de Cerdeña en Italia que recientemente ha declarado la independencia, que se dice inspirada por Abjasia y Osetia del Sur. ¿Existe una fórmula universal con la que enfrentarse a la cuestión del separatismo?

T.G.: Las cuestiones son completamente distintas. En Cerdeña hay un movimiento político separatista, pero en Italia otros separatistas/secesionistas se sientan en el parlamento y están en el gobierno. Por cuanto respecta a Transnitria, es necesario valorar su situación desde el punto de vista geoestratégico. Moldavia y Rumania advierten el peso de los Estados Unidos y de la OTAN. El conflicto de Transnitria es uno de los llamados conflictos congelados. Considero que la independencia de Transnitria sería interesante porque en tal caso se convertiría en un área en la que los Estados Unidos  no podrían entrar. Sería un territorio libre desde el punto de vista eurasiático, porque  Transnitria tendría su propia soberanía. No analizo esta república en base a su gobierno actual. Me limito a analizar su situación geoestratégica y geopolítica. Por eso, si Transnitria es una república autónoma significa que en su pequeño territorio no hay bases de la OTAN.

Fuente: Russia Today

Eurasia. Rivista di studi geopolitici

Réseau Voltaire

Traducido por Javier Estrada

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