Los medios estadounidenses, ciegos ante la carnicería de guerra de los EE.UU.
Muy pocos periodistas estadounidenses han estado dispuestos a romper la esencia de las narrativas oficiales de guerra de Washington. El primer día de marzo de 2022, los lectores de The New York Times vieron un titular en la parte superior de sus pantallas en enormes letras mayúsculas:
Bombardeo de misiles mata civiles
Era el tipo de titular de noticias de última hora que podría haberse referido a los innumerables ataques con misiles y otros ataques militares que EE.UU lleva a cabo desde hace dos décadas en Afganistán, Pakistán, Irak, Siria y otros lugares, asesinando a civiles. Pero esos asesinatos de la “guerra contra el terrorismo” nunca fueron publicados en grandes titulares.
Lo que impulsó al The New York Times a publicar rápidamente un titular sobre las muertes de civiles fue, como se informó en la portada de su edición impresa, “un mortífero asalto con cohetes rusos en Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, que generó nuevas alarmas sobre hasta qué punto el Kremlin estaba dispuesto a llegar para subyugar a su vecino más pequeño.”
Durante los meses que siguieron, The New York Times fue uno de los miles de medios estadounidenses que dedicaron una cobertura de noticias sobre la guerra de Rusia en Ucrania que hubiera sido impensable para informar sobre las guerras estadounidenses.
A principios de abril, 40 días después de que comenzara la invasión rusa, un sorprendente titular en mayúsculas, “CRECE EL HORROR POR LA MASACRE EN UCRANIA”, ocupaba la primera página de la edición impresa del Times.
Durante el mes de abril, 14 historias de la portada del periódico “trataban principalmente sobre muertes de civiles como resultado de la invasión rusa, todas las cuales aparecían en la parte superior de la página”, han descubierto los investigadores de Fairness and Accuracy In Reporting (FAIR). Durante un período comparable, después de que EE. UU. invadiera Irak, el The New York Times publicó “solo una historia sobre muertes de civiles a manos del ejército de EE. UU. en portada”.
Desde cualquier punto de vista, los horrores que el ejército de EE. UU. infringió a tantos civiles desde el otoño de 2001 no fueron menos terribles para las víctimas que lo que Rusia está haciendo en Ucrania. Pero la cobertura de los medios estadounidenses ha sido mucho más inmediata, gráfica, extensa e indignada por la masacre de Rusia que por la masacre de Estados Unidos.
La guerra es el infierno, en todas partes
En las raras ocasiones que un importante medio de comunicación de EE. UU. informó en profundidad sobre las muertes de civiles causadas por las fuerzas estadounidenses, los artículos solían ser retrospectivos y aparecían mucho después de los hechos; convirtiéndose en noticias post mórtem con poco impacto político y escaso seguimiento, y que apenas hacían ruido en los medios.
Da igual la sofisticación del armamento y su alta tecnología, la guerra rusa a gran escala en Ucrania es bárbara. Y lo mismo podría decirse sobre la guerra estadounidense en Afganistán e Irak, pero era una verdad casi tabú para ser publicada en los medios de comunicación estadounidenses.
Tanto Estados Unidos como Rusia se han burlado descaradamente del derecho internacional, han cruzaron fronteras y persisten en el uso de una fuerza letal masiva. Principios coherentes condenarían e iluminarían cada instancia.
Pero a pesar de la libertad de prensa en los EE.UU., muy pocos periodistas de renombre y sus imitadores en la profesión han estado dispuestos a romper filas con la esencia de las narrativas oficiales de guerra de Washington, que, en el fondo, no es más que asumir que los EE.UU. se han movilizado con un carácter nacionalista y ejemplar para derrotar la maldad absoluta del enemigo.
El nacionalismo disfrazado de periodismo cubre la guerra en la oscuridad y en la luz, diciéndonos por quién doblan las campanas. Y así, cuando Rusia invadió Ucrania y procedió a aterrorizar, matar y mutilar, los medios estadounidenses se pusieron manos a la obra con informes empáticos y conmovedores a través de la televisión, la radio, la prensa y los medios en línea.
Sin embargo, cuando los misiles y las bombas estadounidenses cayeron sobre grandes núcleos de población durante dos décadas, las tragedias humanas rara vez recibieron alguna atención en los medios estadounidenses.
Las diferencias extremas en la cantidad y en el tono de la cobertura mediática, reflejaron y reforzaron las agendas de los responsables de la guerra con sede en Washington.
Fuentes:
Distribuido en asociación con Globetrotter, este texto es un extracto del nuevo libro de Norman Solomon, War Made Invisible: How America Hides the Human Toll of Its Military Machine (The New Press, 2023). Reservados todos los derechos.
Norman Solomon
Norman Solomon: Cofundador y coordinador nacional de RootsAction.org. Su último libro es War Made Invisible: How America Hides the Human Toll of Its Military Machine (The New Press, 2023). Sus libros anteriores: War Made Easy: How Presidents and Pundits Keep Spinning Us to Death (2006) y Made Love, Got War: Close Encounters with America’s Warfare State (2007).
Traducido del Español al Inglés por Marwan Perez para Rebelión.
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