Los miedos, las elecciones presidenciales y la pandemia

El 18 de agosto una noticia me llenó de inquietudes, el gobierno fallido de Colombia, presidido por Ivan Duque, llegó a un acuerdo con Estados Unidos para un llamado nuevo Plan Colombia, para combatir el narcotráfico.

Recordé lo que significó el primer Plan Colombia, en cuanto a muertos y destrucción. ¿Cómo es posible que un país tan agobiado como Colombia pueda hacer una cosa semejante? Hoy, cuando comienzo a escribir estas líneas, los medios difunden una tercera ronda de asesinatos, en ese martirizado país, en menos de una semana.

Pobre Colombia, diría un poeta, porque después de 50 años de conflicto armado llega a un acuerdo de paz y el señor presidente. Ivan Duque se empeña en no cumplirlo; alimentar los asesinatos; aupar el crimen organizado, por no decir el paramilitarismo; el servilismo a Washington y hacer de su país una base contra la república Bolivariana de Venezuela. En ese contexto, de la lucha contra la pandemia del Covid-19, no se preocupa, ni ocupa.

Colombia sobrepasó este sábado 2 de agosto, la barrera de los 300.000 contagios por coronavirus con un récord diario de 10.673 casos. Serio problema para un país que confirmo el primer caso el 6 de marzo. El país tiene una población de 49.834.000 personas, se encuentra en la posición 29 de la tabla de población, compuesta por 196 países y presenta una moderada densidad de población, 44 habitantes por Km 2.

En medio de esa situación, el canciller Jorge Arreaza señaló que el Gobierno de Venezuela envió una comunicación a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para denunciar el ataque contra su consulado en Bogotá, informó a la agencia Sputnik.

El pasado 28 de julio, el Canciller denunció el saqueo de su Consulado en Bogotá y aseguró que fueron robados incluso documentos de venezolanos que residen en Colombia. La Cancillería destacó que las autoridades colombianas dejaron sin protección la sede consular, incurriendo en una violación a las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares, e instó al Gobierno del país vecino a responder. Por su parte, el Gobierno de Iván Duque comunicó que se investigarán los hechos y alegó que una empresa privada está a cargo de la seguridad del consulado, afirmaciones que fueron repudiadas por Venezuela. Arreaza destacó en la entrevista con Sputnik que en la denuncia entregada a la ONU se incluyeron “anexos, fotografías, y videos del vandalismo que allí ocurrió”. Además, el canciller acusó al Estado colombiano de cometer una irresponsabilidad “al desproteger las instalaciones diplomáticas”. “Por ahora esa es la única vía que vamos a utilizar y esperemos que el Gobierno de Colombia rectifique y que proteja las sedes diplomáticas de Venezuela, como nosotros protegemos las de Colombia en Venezuela” [1], agregó.

El embajador de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Samuel Moncada, denunció el 17 de agosto, el terrorismo económico que mantiene el Gobierno de Estados Unidos contra su país, como medio para debilitar a la nación antes de una eventual agresión armada. A través de su cuenta de Twitter, Moncada publicó este lunes un fragmento de una intervención del jefe del Comando Sur estadounidense, almirante Craig Faller, ante el Consejo Atlántico, en la que reconoce las acciones de desestabilización que promueven los Estados Unidos contra Venezuela. Entre las acciones reconocidas por el jefe del Comando Sur destaca la persecución de los activos venezolanos, así como las representaciones comerciales de dicho país en el extranjero, y las transacciones comerciales y financieras, con el objetivo de impedirlas u obstaculizarlas.

Hablo de miedo, porque el presidente Donald Trump, en recientes declaraciones ha dicho que si sus oponentes son elegidos en las elecciones del 3 de noviembre, eso quiere decir que se instalara un gobierno como el de Venezuela en la Casa Blanca. Trata de envenenar la atmósfera política dentro de Estados Unidos y aumenta el odio contra Venezuela, país, que según John Bolton forma parte de la troika del mal, en América Latina y el Caribe, deviene uno de los tópicos del proceso electoral en Estados Unidos y eso, no presagia nada bueno, quiere decir que continuaran hostigando a ese país, en las actuales circunstancias, en que hay que preguntarse, por qué el aumento de los casos de coronavirus en Venezuela está ligado al ingreso, desde Colombia, de miles de venezolanos contagiados. Recuérdese que Venezuela había mostrado un control, muy preciso, de la pandemia.

El presidente estadounidense Donald Trump inició una gira para dirigirse a sus seguidores a los que dijo que si Joe Biden gana las elecciones del próximo 3 de noviembre convertiría a Estados Unidos en “otra Venezuela”. “Es la elección más peligrosa que hemos tenido”, dijo Trump desde la pista del aeropuerto en Oshkosh, Wisconsin. “Será otra Venezuela. Yo solía decir eso a la ligera, ahora lo digo con mucha fuerza porque es una ideología similar: esta será una Venezuela a gran escala, a muy gran escala si ganan”, advirtió [2].

Varios analistas han dicho que, el aspirante a la reelección a la Casa Blanca, ante los problemas que confronta, pudiera acudir a una acción externa, para desviar la atención interna y aglutinar a todo el país para hacerle frente a la amenaza externa. No será la primera vez, que esa práctica es utilizada, como arma política, en una contienda electoral en Estados Unidos.

Al estudiar Estados Unidos, nos damos cuenta que el éxito es uno de los fundamentos de la ideología de sus ciudadanos y justamente la actual Administración ha sumido al país en una crisis en los planos económico y social enorme, además que lo alejo de su papel, en el importante Acuerdo sobre Cambios Climáticos.

Pensando en la complejidad de la situación y de algunas declaraciones que preocupan sobre lo que puede acontecer en torno al día de las elecciones norteamericas, me llegó la copia una carta para el Presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos Mark A. Milley, de la que he extraído dos párrafos, que alimentan mis inquietudes y las quiero compartir con ustedes:

Como presidente del Estado Mayor Conjunto, usted es muy consciente de sus deberes en tiempos ordinarios: servir como principal asesor militar del presidente de los Estados Unidos y transmitir las órdenes legales del presidente y el secretario de Defensa a los comandantes combatientes. . En tiempos normales, estos deberes son totalmente consistentes con su juramento de «apoyar y defender la Constitución de los Estados Unidos contra todos los enemigos, extranjeros y domésticos…»

No vivimos en tiempos ordinarios. El presidente de los Estados Unidos está subvirtiendo activamente nuestro sistema electoral, amenazando con permanecer en el cargo desafiando nuestra Constitución. En unos meses, es posible que tenga que elegir entre desafiar a un presidente sin ley o traicionar su juramento constitucional. Le escribimos para ayudarlo a pensar con claridad sobre esa elección. Si Donald Trump se niega a dejar el cargo al expirar su mandato constitucional, el ejército de los Estados Unidos debe destituirlo por la fuerza, y usted debe dar esa orden.[3]

En ese mundo convulso, sobran las razones para preocuparse.

El Secretario General de las Naciones Unidas ha hecho el llamamiento de que cesen los conflictos, para dedicar todos los esfuerzos a la lucha contra la Covid-19 y los estados miembros deben atenerse a ese urgente y pertinente reclamo. Pero la actual Administración de Washington hace oídos sordos y toma el rumbo contrario.

Oscar Oramas Oliva

Notas:

[1] Sitio WEB de la Cancillería venezolana.

[2] Fuente: http://www.msn.com/es-mx/noticias/mundo/trump-dice-que-biden-convertir%c3%a1-a-estados-unidos-en-otra-venezuela/ar-BB184ZgP?li=AAggpOd&ocid=iehp.

[3] Carta abierta al general Milley.“. . . Todos los enemigos, nacionales y extranjeros”: una carta abierta al general Milley. Si el comandante en jefe intenta ignorar los resultados de las elecciones, se enfrentará a una elección. Por JOHN NAGL y PAUL YINGLING

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