Los niños de la frontera

Las políticas racistas del Departamento de Migración (ICE por sus siglas en Inglés) separando familias son inmorales e injustas. Los niños y niñas en jaulas muestran lo cruel y la falta de compasión del gobierno de EE.UU.

Historicamente la causa fundamental de la emigración son las corporaciones capitalistas y el imperio de EE.UU que debido a sus intervenciones e invasiones han dejado paises destrozados e instalado gobiernos neoliberales que en consecuencia han levantado oleadas migratorias.

El aparato militar y sus embajadas estadounidenses cruzan las fronteras amenazando paises latinoamericanos y caribeños. Estas instituciones en este siglo han influidos en golpes de estados “blandos” en Paraguay, Honduras, Brasil, Venezuela y actualmente lo intentan en Nicaragua, con la ayuda de las élites y militares locales.

La separación de los niños y niñas de sus padres no son nuevas. En el 2014 cientos de niños llegaron solos a la frontera y la ex-candidata Demócrata a la presidencia Hillary Clinton declaró que había devolverlos a sus paises de origen. Tambien el ex-presidente Obama fué llamado el “comandante en jefe de las deportaciones” ya que deportó entre 2009 y 2016 más de 3 millones de indocumentados. Ademas al final del mandato del ex-presidente Bush los Demócratas tuvieron dos años de mayoría en el Congreso y no hicieron nada significativo por los inmigrantes. Hoy algunos Demócratas estan usando esta crisis como campaña política para las elecciones legislativas en noviembre.

La nueva política “Cero Tolerancia” del Republicano emperador Trump poniendo niños y niñas en las jaulas en Tejas, han levantado indignación nacional e internacional. Organizaciones como la Academia Americana de Pediatría, Amnistía Internacional, el Vaticano, UNICEF, la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Internacional de Migración han condenado el gobierno.

La utilización de la Biblia por parte del Fiscal General de EE.UU Jeff Sessions para justificar la nueva política ha sido rechazada por destacados líderes religiosos. El Rev. Samuel Rodríuez, quien dirigió la inaguración presidencial de Trump declaró en una carta al mandatario de ser una “práctica horrible”. El pastor Franklin Graham llamó las medidas de “terribles” y “vergonzosas”. El Presidente de la Comisión de Etica y Libertad Religiosa Bautista Russell Moore llamó a una “marejada de oposión virtualmente de cada comunidad cristiana”. Tendriamos que añadir el pasaje bíblico de Jesús de Nazaret donde él se identifica con los emigrantes: “Fuí forastero y ustedes no me recibieron en su casa” Mateo 25.

Aún cuando Trump debido a la presión desistió recientemente de enjaular los niños, recordemos que hay todavía aproximadamente 10,000 niños y niñas que estan almacenados en muchos centros de detención por todo el país y el Departamento de Inmigración perdió el rastro de otros 6,000 niños y niñas. Es decir que no podemos bajar la guardia en contra del gobierno.

Los críticos dicen que los culpables son los padres indocumentados, por cargar con sus niños en condiciones riesgosas. Parece que tales críticos no tienen la menor idea de la violencia que viven en sus paises de origen que amenaza a todas sus familias, más el desempleo rampante, la miseria y el hambre los mueve salvar sus vidas.

Una gran mayoría de la gente les gustaría quedarse en sus paises de origen, con sus familias, sus amigos, sentir su cultura, idioma, tradiciones y costumbres pero el elevado índice de criminalidad, el hambre, la falta de empleo los motiva a viajar miles de millas en condiciones riesgosas para salvar sus vidas y de sus familias.

Los niños y niñas de la frontera y sus padres no pueden esperar, por esto se hace necesario y urgente que apoyemos muchos movimientos y organizaciones como Raíces, Cosecha, Centro Presente, MIRA, entre muchos otros, en la defensa de los niños y sus familias. Se hace imperativo a la vez denunciar las intervenciones del imperio, el capitalismo en el mundo y exigir una reforma inmigratoria encaminada a que se le otorgue la ciudadanía a todos los inmigrantes.

Roberto Torres Collazo

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