Globalización

Crisis en los hospitales públicos, malestar de agricultores y un paro nacional en 10 días conforman un panorama desafiante para el presidente francés, Emmanuel Macron, quien en octubre vio frenada su recuperación en las encuestas.

Aunque se le ve sereno y firme en su decisión de seguir con una impopular reforma a la jubilación, la cual generó la convocatoria a una huelga que amenaza con paralizar el 5 de diciembre buena parte del país, la realidad para el mandatario pudiera ser bien distinta a la aparentada.

Tal vez la mejor prueba de su preocupación es que renunciara al protagonismo en un sector en el que sin dudas se siente más cómodo, muestra liderazgo y explota su carisma: la política exterior, en particular el combate multilateral al cambio climático, la visión de una Europa fuerte e independiente y las relaciones con África.

Fuentes del Palacio del Elíseo filtraron a la prensa que Macron no estará en Madrid para la COP25 (la Conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), prevista del 2 al 13 de diciembre, un foro al que Chile renunció en medio de un estallido social contra el neoliberalismo.

La explicación para la ausencia es el interés del jefe de Estado en centrar toda su atención en los problemas domésticos.

Por otra parte, Macron solo estaría un día ?el 4 de diciembre- en la cumbre de la OTAN de Londres y pospuso su viaje a Costa de Marfil, inicialmente anunciado para el 10 y el 11 del mes próximo.

Con la mira puesta en las elecciones municipales de marzo y desde ya en las presidenciales de 2022, por primera vez en los últimos seis meses su popularidad dejó de progresar, tras la fuerte caída de finales de 2018 y principios de 2019, en el contexto del empuje del debilitado movimiento de los Chalecos Amarillos.

En octubre, el mandatario promedio un 34,71 por ciento de satisfacción con su trabajo, 1,15 puntos por debajo del resultado de septiembre, según el estudio de encuestas divulgado por Le Journal du Dimanche.

Crisis y protestas

A mediados de mes, una gran movilización ratificó el malestar del personal de los hospitales públicos y el reclamo de más recursos y mano de obra, colofón de una huelga que llegó a 268 establecimientos. Médicos, enfermeros, estudiantes y pacientes se sumaron a la convocatoria para advertir al gobierno que la situación es insostenible, consecuencia de una década de parálisis, sin aumentos de sueldo y las inversiones necesarias, ignorando el auge del costo de la vida, el crecimiento de la población y el envejecimiento de la misma.

El 20 de noviembre, el ejecutivo anunció medidas a favor de los hospitales públicos, como la asunción de un tercio de la deuda y primas e incentivos, las cuales, sin embargo, no parecen calmar las preocupaciones por el hecho de que se enfoca la salud desde una visión empresarial, por lo que el tema está lejos de quedar zanjado.

También es notable el malestar de los agricultores, que aseguran ‘están hartos’ de situaciones que a su juicio los afectan, como ‘los tratados de libre comercio, medidas reglamentarias negativas para el desempeño del campo, importaciones distorsionadas y la ley Egalim (para favorecer la alimentación sana) que no se aplica en su totalidad’.

En ese sentido, los sindicatos del sector agrícola llamaron a realizar el miércoles una peculiar protesta, la toma de París en tractor.

Los organizadores esperan que más de mil tractores se acerquen a la capital procedentes de las regiones de Normandía, Gran Este, Alta Francia, Isla de Francia, Centro-Valle del Loira y Borgoña-Franco Condado.

El mayor desafío doméstico para Macron, por encima de los anteriores y de algunos otros como la continuidad del movimiento de los Chalecos Amarillos, que intenta recuperarse, sin éxito hasta ahora, es el rechazo a la reforma a la jubilación, una de sus promesas de campaña.

Masivas protestas de sindicatos, personal de la salud, pilotos, abogados y policías llevaron al gobierno a proponer un debate nacional y a dilatar el avance de la iniciativa consistente en sustituir los 42 regímenes actuales de pensiones por un sistema único por puntos.

El 5 de diciembre todo apunta a una paralización del país, habrá que ver en qué medida, a partir de la participación en la huelga del sector del transporte público y de otros clave en el funcionamiento socio-económico de Francia.

Hasta el momento el gobierno mantiene el brazo de hierro, e incluso ha acusado a los protagonistas del cuestionamiento por ‘defender sus privilegios’, traducidos en los beneficios de categorías de jubilación que desaparecerían con la reforma.

Waldo Mendiluza