Mercosur-UE, un tratado con voces a favor y en contra en Argentina

Mientras desde el Gobierno sigue la algarabía y califican de histórico el reciente acuerdo alcanzado entre Mercosur y la Unión Europea, en Argentina varios frentes se muestran poco optimistas y cuestionan cuanto favorecerá o no a este país.

Desde el Ejecutivo de Mauricio Macri sigue la euforia y ya convocaron incluso para el venidero miércoles a los principales empresarios del país en una reunión en la cual brindarán detalles sobre la letra pequeña del acuerdo en tanto el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, reclama al Congreso rapidez para ratificar lo rubricado.

‘Este es el acuerdo más ambicioso de la historia del Mercosur. Permitirá la apertura de mercados de bienes y servicios y la llegada a más de 800 millones de consumidores. Además, consolida al Mercosur y a nuestro país como un actor principal en el comercio internacional’, consideró Frigerio en un reciente comunicado.

De jugada política rumbo a la reelección de Macri lo definen algunos sectores, otros van más allá y califican el tratado de un ALCA silencioso, mientras en la oposición senadores como Fernando Pino Solanas, uno de los primeros en salir al paso tras el anuncio, calificó de jornada negra el día que se conoció la noticia.

Voces a favor y en contra se sienten sobre un acuerdo que incluso, según ha trascendido, los países desde este lado tendrán que cambiar el nombre a algunos productos.

Y es que, según trascendió en un documento de la Comisión Europea que es parte del tratado de libre comercio, en esta zona sur no se podrán usar denominaciones de origen europeo.

De ser así, los amantes del queso roquefort o el llamado queso azul, por ejemplo, tendrán que ponerse al tanto del nuevo nombre que entonces aplicaría para este producto si es confeccionado en Argentina.

El texto incluso señala que se prohibirá el uso de ‘símbolos, banderas o imágenes que sugieran un falso origen geográfico del producto’. Esto traerá inconvenientes en algunos casos como en las marcas de pastas que usan los colores de Italia en sus envoltorios, refleja el portal Política Argentina.

Pero más allá de este detalle, varios cuestionan que no se conoce la letra chica del acuerdo, quienes serán los más afectados y el secretismo con el que se desarrollaron las negociaciones.

Lo cierto es que desde hacía varios meses en sus múltiples encuentros con homólogos de la región y de Europa, Macri había resaltado que las negociaciones avanzaban. Fue una de las metas de su gobierno y la firma la festejan hoy con bombos y platillos.

Del otro lado, mientras algunos resaltan que fueron 24 años de negociaciones realizadas por todos los gobiernos argentinos, otras voces subrayan que para Argentina no hay ningún beneficio.

Desde el Frente Renovador, uno de sus diputados, José Ignacio de Mendiguren, salió a criticar el tratado al señalar dos errores.

En declaraciones a Radio Caput, sostuvo que ‘lo primero que hay que hacer es tener un proyecto. O queremos ser el granero del mundo o pretendemos ser un país desarrollado, con valor agregado, que resuelva nuestro déficit estructural’. Lo segundo, dijo, es que, para integrarse, tiene que haber una relación entre pares.

Uno de los más críticos fue Pino Solanas. ‘Este acuerdo confirma una política que vulnera nuestra producción y soberanía económica, atándonos a carros ajenos en una época de turbulencia. Este tipo de acuerdos se está rediscutiendo en el mundo’, dijo.

Duro en su mensaje, advirtió que el impacto generado podría ser devastador ante la fragilidad actual en Argentina y agregó que su brazo político lo rechazará en el Congreso.

‘El Acuerdo Mercosur-Unión Europea significa mayor reprimarización de la economía y un ataque desleal a la industria nacional. No puede ser que Macri en su ocaso siga entregándonos’, resaltó el legislador del Proyecto Sur.

Por su parte el precandidato presidencial Alberto Fernández, del Frente de Todos, señaló que no hay mucho que festejar al aludir a que ‘no queda claro cuáles serían los beneficios concretos para nuestro país. Pero sí cuáles serían los perjuicios para nuestra industria y el trabajo argentino’.

En tanto el exsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Carlos Bianco, en entrevista con Radio Con Vos, de la FM 89.9, señaló que con este acuerdo ‘no hay ningún beneficio para Argentina. Ninguno, cero. Es como el tratado Roca-Runciman de 1933 pero sin la carne’, remarcó.

Uno de los informes más duros fue el difundido por el CEPA el viernes pasado, (Centro de Economía Política de Argentina), titulado El ALCA silencioso, que señala que la suscripción del acuerdo podría modificar radicalmente la estructura productiva, laboral y distributiva de los países del Cono Sur.

‘En el marco de la negociación no se reconoce el concepto de asimetría entre las partes. Se apunta a consolidar una especialización productiva en donde Argentina se limitará a funcionar como un proveedor internacional de materias primas, sin posibilidad alguna de diversificar sus exportaciones’, precisa el estudio.

En tanto algunos señalan que el acuerdo ayudará a ordenar la política comercial, otros miran con recelo lo alcanzado.

Lo cierto es que habrá que esperar como avanzará el tratado, del que poco a poco se va conociendo detalles, entre ellos que Francia acaba de señalar que por ahora no está preparada aún para ratificarlo y lo mirará con detalle.

Maylín Vidal

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