México: Muertes y amenazas contra los periodistas
México figura hoy como el país más peligroso para la práctica del periodismo en América Latina y entre los primeros a nivel mundial, como lo confirman las muertes de comunicadores y el cierre del diario Norte, en Chihuahua.
El rotativo, que se editó hasta el fin de semana en Ciudad Juárez, apagó su rotativa y dejó de publicar su edición impresa por la inseguridad y violencia prevaleciente ‘contra el ejercicio independiente del periodismo’.
Así lo suscribe el director del cotidiano, Óscar Cantú, en medio de agresiones, amenazas y presiones contra profesionales del gremio.
La decisión de suprimir la circulación de Norte tuvo lugar luego del asesinato de su colaboradora Miroslava Breach, quien también se desempeñaba como corresponsal de La Jornada en el norteño estado de Chihuahua.
Ella resultó ejecutada con ocho disparos cuando se disponía a llevar a su hijo al colegio. Junto a su cuerpo, acribillado a balazos, una narcomanta (mensaje dejado por asesinos) indicaba la procedencia de la mano criminal.
Breach estuvo amenazada de muerte por sus reportajes sobre las actividades del crimen organizado en el territorio, en particular en zonas serranas donde campea el manejo y control del tráfico de drogas, las extorsiones y desapariciones.
La trágica y sentida muerte de Miroslava Breach me ha hecho reflexionar sobre las adversas condiciones en que se desarrolla el ejercicio del periodismo actualmente. El alto riesgo es el ingrediente principal, refrenda la carta-editorial de Cantú.
Las agresiones mortales, así como la impunidad contra los periodistas han quedado en evidencia, impidiéndonos continuar libremente con nuestro trabajo, añade en su misiva de despedida a los lectores de Norte.
En la argumentación también señala presiones financieras de los tres niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, que funcionan contra los medios de comunicación y sus líneas editoriales de denuncias de males públicos.
Marzo fue un mes trágico para el periodismo mexicano. Antes que Breach le había tocado el turno al comunicador Ricardo Monluí, quien era presidente de la Asociación de Periodistas y Reporteros Gráficos de Córdoba, Veracruz.
Monluí salía con su familia de un restaurante cuando fue abatido por sicarios que también hirieron a su esposa.
El mes había empezado con sangre por el asesinato el 2 de marzo de Cecilio Pineda, un periodista del estado de Guerrero.
Pero el 30 de marzo el comunicador Armando Arrieta fue víctima de un atentado, también en Veracruz, y hoy se debate entre la vida y la muerte.
Arrieta llegaba a su domicilio luego de cerrar la edición del diario La Opinión, de Poza Rica, donde se desempeñaba como jefe de información. También era catedrático de la Universidad Veracruzana.
En 2016 murieron 14 periodistas y se registraron 49 agresiones a medios de comunicación.
Con las tres muertes del pasado mes, suman 30 los profesionales de la prensa asesinados durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Recientemente el jefe de Estado consideró inadmisible la violencia y amenazas contra el gremio periodístico, pero lo cierto es que hasta hoy impera la impunidad frente a tales crímenes.
Los ataques contra la prensa ‘han derivado en autocensura, desplazamiento y exilio forzado de periodistas, generación de espacios de silencio en el país y vulneración de los principios fundamentales de una sociedad abierta, plural y democrática’, indicó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
El organismo advirtió que también autoridades, grupos del crimen organizado y particulares se han convertido en censores de los medios, en especial en la cobertura de información sobre delincuencia organizada.
Según la CNDH, 114 comunicadores perdieron la vida violentamente en México desde el 2000.
La Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap) tiene sus propias cuentas: desde 1983 las víctimas de asesinato suman 228 periodistas, ocho trabajadores de prensa, 15 familiares, ocho amigos de comunicadores y otras tres personas relacionadas con el gremio. La estadística no incluye a 26 desaparecidos.
Orlando Oramas León
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